Las personas casadas pueden pensar que tienen una buena comunicación con sus parejas. Sin embargo, los psicólogos han descubierto que no siempre logran transmitir mensajes de manera efectiva a sus seres queridos. En algunos casos, los cónyuges no se comunican mejor que con los extraños.
Un estudio de la Universidad de Chicago reveló también que existe el mismo problema de comunicación con los amigos cercanos, según detalla Phys.org.com.
“La gente generalmente cree que se comunica mejor con sus amigos que con extraños. Pero esa cercanía puede llevar a que las personas sobreestimen qué tan bien se comunican. Es un fenómeno denominado ‘sesgo de proximidad’”, dijo Boaz Keysar, profesor de psicología de la Universidad de Chicago y experto en comunicaciones.
Kenneth Savitsky –amigo de Keysar- y profesor de psicología del Williams College en Massachussets ideó un experimento parecido a un juego de mesa para estudiar el tema. En la mesa, un grupo de dos parejas se sentaron de manera que se daban la espalda uno al otro. Intentó discernir el significado de cada una de las frases ambiguas que intercambiaban. Un total de 24 parejas casadas participaron en el experimento.
Los investigadores utilizaron frases empleadas en las conversaciones diarias con el propósito de observar si los cónyuges comprendían de mejor manera las frases dichas por sus parejas o por personas desconocidas. Se concluyó que los cónyuges constantemente sobreestimaban su habilidad de comunicarse, y que lo hicieron más con sus parejas que con extraños.
“Una mujer que le dice a esposo, ‘hace calor’ como pista para que él encienda el aire acondicionado un poco, puede ser interpretada como una declaración tímida o como una invitación amorosa por parte del marido”, dijo Savitsky, quien es el autor principal del artículo “El sesgo de la ilusión del cercamiento: El aumento del egocentrismo entre los amigos frente a extraños” publicado en la edición de enero en el Journal of Experimental Social Psychology.
"A pesar de que los oradores esperaban que sus cónyuges los entendieran mejor que un extraño, las tasas de exactitud de los cónyuges y los desconocidos fueron estadísticamente idénticas. Este resultado es sorprendente porque los participantes estaban más seguros de que iban a ser comprendidos por sus parejas", dijo Savitsky.
"Puede que algunas parejas estén en la misma página, pero tal vez no tanto como ellos piensan. Uno se apresura y se preocupa, y deja de tomar la perspectiva de la otra persona, precisamente porque los dos son tan cercanos", dijo.
Savitsky llevó a cabo un experimento similar con 60 estudiantes del Williams College. En el estudio, los estudiantes sobrestimaron la eficacia con la que se comunican con los amigos, replicando los mismos patrones encontrados entre las parejas casadas.
La proximidad puede crear la "ilusión de conocimiento"
Los problemas de comunicación surgen cuando el hablante asume que tiene toda la información acerca de su buen amigo, por lo tanto, no siente la necesidad de recibir una explicación larga. Según Keysar, cuando una persona conoce a un extraño, automáticamente le brinda más información porque no tienen el ‘sesgo de proximidad’ en el primer encuentro. De la misma manera, los oyentes pueden asumir erróneamente que un comentario o petición de un conocido cercano está basado en el conocimiento que ambos tienen en común –un error que el oyente no haría con un extraño.
Con el fin de poner a prueba esta idea, un grupo de personas del laboratorio de Keysar hizo un experimento en el cual dos estudiantes se sentaban cerca, únicamente separados por una caja con compartimientos cuadrados que contenían objetos. Algunos de estos objetos no eran visibles por un alumno. Ese alumno, y ese hablante le pedía a su compañero que moviera uno de los objetos, pero el interlocutor no sabía que esa petición podía ser interpretada de dos maneras distintas. Por ejemplo, si el orador le pedía a la pareja mover el ratón, la pareja tenía dos opciones: mover el ratón de la computadora (que el orador podía ver) o el mono que el orador no podía mover.
El estudio encontró que cuando se le pedía a las parejas mover un objeto con un nombre ambiguo, estos dudaban más cuando el interlocutor era un amigo. Pero cuando el hablante era un extraño, la pareja actuaba de manera más rápida para concentrarse en el objeto que el orador sí podía ver, y pasaba por alto el objeto que el orador desconocía. Esto demostró que los participantes tomaban una postura egocéntrica cuando se trabajaba en grupo con un amigo, dejando del lado la posibilidad de que ambos no compartían la misma información.
"Nuestro problema a la hora de comunicarnos con nuestros amigos y cónyuges es que tenemos la ilusión de conocimiento. Ser cercano a alguien crea la ilusión de comprensión más que la comprensión real ", dijo el co-autor Nicholas Epley, un profesor de ciencias conductuales de la Escuela Booth de Negocios de la Universidad de Chicago.
Para una comunicación efectiva es esencial comprender de que lo que uno sabe es diferente a lo que el otro sabe, dijo Savitsky. “Es necesario para dar instrucciones, para dar clases o para tener una conversación. Pero ese enfoque puede ser elusivo cuando “el otro” es un amigo o tu pareja”, agregó.