Aprendió a usar los palitos del sushi recién el año 2006. Sergio Nakasone, nieto de japoneses, segunda generación argentina de su familia, tuvo que venirse a vivir a Chile, donde estaría a cargo de inolvidables realities nacionales, para aprender a comer, sin ayuda, la comida típica de sus ancestros y que se ha convertido también en alimento común de los santiaguinos.
En ese entonces tenía 38 años, y ya contaba con el éxito de haber traído el formato de “Protagonistas de la fama” (2003) a Chile desde Venezuela, y una decena de programas de telerrealidad, contando los hechos en ese país, en Colombia, Estados Unidos, Argentina y aquí. Tras eso se le sumaría a su currículum “Granjeras” (2005), “Fama” (2007), “Amor ciego 1 y 2 y “1810” (2009), y el menos exitoso “El hormiguero” (2010).
“Siempre recuerdo cuando llegué con ‘Protagonistas...’. Cuando mostré el programa, todos, desde los directivos hasta los compañeros, productores y guionistas me dijeron (imita acento chileno): ‘Pero eso no va a pasar nunca acá. Los chilenos somos todos re cartuchos -yo no sabía todavía lo que significaba eso- y doble estándar. No va a pelear nadie, ni se van a decir las cosas de frente. El cara a cara no va a funcionar’. Nicolás Quesille (director y productor de programas como “Protagonistas...”, “El juego del miedo” y “Pelotón”) era de los que sí confiaban en el formato. El resto decía que iba a ser fome”, comenta Nakasone sobre el primer programa de telerrealidad hecho en Chile, y que terminó siendo un éxito.
Dicen que es el cerebro de los realities de Canal 13, el hombre detrás del nacimiento de divertidos y a veces curiosos personajes conocidos como “chicos reality”, que a veces traspasan los tres meses de encierro para formar parte de un concurso de baile o para completar la pauta de los programas de farándula. Álvaro Ballero, Janis Pope, Catalina Bono, Edmundo Varas y Cari Bastías, Angélica Sepúlveda, Mario Ortega, Arturo Longton, Gonzalo Egas, Coca Mendoza.... Todos han tenido la suerte de contar tras las cámaras con la mano del Naka, como le llaman sus colegas y conocidos.
Hoy está encargado de “Año cero”, un programa que debutó con la impactante prueba de beber orina, que gatilló una investigación policial tras ser faenada una culebra protegida, y al que algunos le han atribuido el gran peso de ser un renacer simbólico para el nuevo Canal 13, además de ser la oportunidad de reubicar a los realities al lugar de los programas más vistos de la televisión chilena, como escribió a fines del año pasado Vasco Moulian para “La Segunda”. Allí, el ex director de programación del antiguo canal del angelito incluso llamaba al propio Nakasone a demostrar lo que sabe hacer para resucitar este formato televisivo.
De la mano de su inseparable compañera laboral y pareja desde hace seis años, la guionista argentina Verónica Ruaro, el Naka comenzó este nuevo proyecto de reality, el que, como en todos los programas anteriores, no le permite tener más de un día libre al mes.
Duerme casi todos los días una cuatro horas, ya que generalmente está en su oficina, un curioso lugar tapizado por posters de la selección argentina y los equipos de River Plate y del Club Atlético Lanús, ciudad de la provincia de Buenos Aires en la que nació este director televisivo, también fanático de los juguetes y figuritas de dibujos animados y series, que adornan casi todos los espacios disponibles en su despacho. Al fondo, dos televisores no dejan de transmitir, por un lado, ESPN o Fox Sports, y por otro, las imágenes en directo de la casa de Calera de Tango donde se graba “Año cero”.
-Hasta hace una semana, “Año cero” contaba con 189 denuncias en el CNTV. ¿Es normal esto para un reality?
“Yo no sé de números, pero es normal que los realities reciban denuncias aquí y en todos lados. Creo que desde que surgieron, siempre generan polémica”.
-¿Esa es la idea?
“No sé si es la idea, pero es lo que trae implícito. Me parece bien que la gente se exprese, no tengo un juicio de eso. Pero, en cierta forma, este reality es más tranquilo que otros, si uno lo compara cuando Angélica insultó a Pamela Leiva o las situaciones de violencia. De todas formas, hay que escuchar lo que dice la gente y sacar conclusiones. Pero si uno compara los temas que aborda la televisión en general, creo que estamos en el mismo tono”.
-¿Cuánta autocensura hay en la edición de un reality?
“Más que autocensura es sentido común. Tanto en la época cien por ciento Universidad Católica como ahora, lo que más primó es eso, y pasa por ciertas formas de vocabulario, ciertas cosas que cuentan y que son privadas o chistes de doble sentido y cosas de mal gusto. Pero tratamos de no ser prejuiciosos. Ahora, dicen en las redes sociales que nosotros ocultamos que hay una relación entre Cristián Menares y Claudio Doenitz. ¡Pero nunca lo ocultaríamos! Me parece que es lo más natural una relación homosexual.
“Lo que si es real y ha salido en la pantalla, es que a Claudio le gusta Cristian y me parece lícito. Habla de una apertura mental que es buena y que permite que una persona pueda expresar lo que siente. Tratar la homosexualidad como una cuestión pecaminosa, me parece grave”.
-Vasco Moulian escribió que después que al último “Pelotón” no le había ido muy bien, era “Año Cero” el responsable de devolver a los realities el sitial que antes tuvieron, y que por eso había llegado la hora de que demostraras lo que sabes...
“Es una lata que esto sea público, pero ya que lo mencionás, creo que detrás de lo que dice el Vasco Moulian hay cuestiones personales, no profesionales, y eso es lo que me da lata. Respeto que esté haciendo una columna de crítica y bienvenida sea cuando es así, pero no tengo nada que demostrar. Llevo quince realities tanto acá como afuera. Entonces, si hace una columna de crítica televisiva, tiene que informarse de las cosas que dice”.
-¿Qué tipo de cosas personales podrían haber detrás?
“Críticas que yo le habré hecho cuando él era el director de programación (de Canal 13) y que no le gustaron, pero siempre las dije primero en la interna y después salieron a la luz. Pero cuando él era mi director de programación no me decía las cosas que dice en los medios. De hecho, a los primeros que les manifesté que no quería hacer más realities fue a él, que venía llegando al cargo, y a Mercedes Ducci. Pero él me dijo: ‘No, Naka, ahora que vengo llegando yo, no me hagas eso’. Entonces, después, cuando leo todo lo que él escribe, me da lata, porque claramente hay cosas personales”.
-Todos dicen que el formato de reality no da para más, pero parece que no dejan de tener rating.
“Yo también declaré una vez que no daba más el formato en Chile, pero son ciclos. A veces nosotros no estamos y está ‘Pelotón’, después ellos no están y entramos nosotros. Aparentemente, el reality va a seguir estando o va a ir cubriendo otras formas; es buena la renovación, como pasó con ‘Amor ciego’ en su momento. Aunque esto es a nivel de mercado chileno, no mundial, porque afuera ya se ha hecho todo, realities con chicos, con gente que está por morir...”.
-Edmundo, Angélica, Ballero, ahora Constanza (Tanza) Varela... ¿Eres como el dr. Frankenstein o sólo un generoso hombre que da oportunidades?
“En esto hay que ser justo. Todo se personaliza en mí, pero aquí hay un equipo inmenso que encuentra a la gente. No sé qué me siento, pero es divertido descubrir personajes que se quedan instalados. Me hubiera gustado que hoy Edmundo fuera más noticia por su trabajo que por lo que hace. Pero, por ejemplo, cuando veo a Álvaro (Ballero) con su familia y que todavía sigue vigente -cuando ya van a ser 10 años desde ‘Protagonistas’- me parece súper bien. Veo a Janis que sigue haciendo cosas también, y uno igual se siente medio papá de eso”.
-¿Cuál es el perfil del chico reality por excelencia?
“Siempre en los relaities partimos con 20 apuestas, y es como cuando vas al casino. Sabes que algunas apuestas que tienes son fijas y a veces aciertas. Siempre cuento el caso de Edmundo, que cuando lo tuvimos, no creí que sería lo que fue. La apuesta estaba por otro lado pero él brilló. Lo esencial de un participante de reality es que sea sincero y genuino, que esté dispuesto a transmitir lo que es, sin barreras. Ya sean anónimos o desconocidos, ser un participante de reality es de una gran valentía. A ninguno de nosotros nos gusta ni siquiera que nos vean nuestros seres queridos cuando nos duchamos o nos levantamos y estamos con mala cara”.
-¿O sea que no participarías con Verónica de un programa llamado “Los Nakasone”?
“No participaría en un reality por nada del mundo, ni en sueños. Es por mi personalidad, no porque no me parezca bien el género. Quizás no tengo la valentía o la actitud de mostrar al cien por ciento lo que soy en televisión”.
-¿Cómo sería el reality perfecto?
“No sé si llamarlo reality, pero el programa de telerrealidad perfecto para mí fue ‘Amor ciego 1’, a nivel de gusto personal, calidad televisiva y lo que sucedió. Siento que difícilmente lo superaré. Ahora, lo fundamental de los realities son los casting. Sin duda, en la parte romance, serían Cari y Edmundo. En la parte personajes, tendría que estar Álvaro, Coca Mendoza, Angélica, Constanza... En la parte del humor, Benni, Mario Ortega, el gordito Álvarez, Arturo Longton... El segundo romance sería entre Pancho Moller y Cata Bono y obviamente Janis y Álvaro como contrapareja. Gonzalo Egas sin duda sería importante en la competencia. Y de este reality, rescataría en ese sentido a Cristián Menares y a Pangal (Andrade)”.
-¿Y el escenario? ¿Cuál sería tu reality soñado?
“Estuvimos a punto de hacerlo. Era un reality en Japón. Teníamos la locación, todo. Pero justo íbamos a hacer ‘El hormiguero’ y creo que como nos fue mal, eso hizo que la confianza del canal bajara. La idea era llevar a dieciséis chilenos a Japón para que se desenvolvieran ahí”.
-¿Tú has viajado a Japón?
No, básicamente por tiempo. Pero es una deuda pendiente. Mis papás son argentinos, pero mis abuelos japoneses. Así que tiene una carga fuerte el reencontrarme con ese país. Intenté con el reality, pero no me resultó”.
-¿Es verdad que cuando chico no te gustaba el sushi?
“Cuando era chico lo aborrecía, pero ahora me gusta. Cuando vine el 2006 para quedarme acá, me llevaban a comer sushi -que ya era súper popular- y yo aún no sabía comer con palitos. Estaba rodeado de occidentales, yo era el único oriental, japonés, y tenía que comer con palitos con ayuda. Hoy ya sé comer bien. Aprendí acá en Chile”.
-¿Te devuelves a Argentina?
“Creo que el 2012 va a ser un año en que decidiré si me quedo o me voy. Lo que estoy seguro es que si me voy, voy a querer volver a Chile, porque voy a extrañar. Pero mi lugar en el mundo es Argentina, así que tarde o temprano voy a volver”.
-Dicen que allá te casaste o que te vas a casar. ¿Qué es lo cierto?
“Lo mismo me pregunta Verónica. Es que cuando uno termina un reality descansa y vuelve a hacer otro y no se dedica tiempo para otras cosas. Hoy, después de cuatro años viviendo aquí, acabo de tomar una isapre, porque no había hecho los trámites. Sin duda me quiero casar, pero ahora no me cree ni Verónica. El problema es el tiempo. Lo queríamos hacer el año pasado y no pudimos. Este año, ojalá se den as cosas”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tengo dos. Uno son los juguetes, algo que comparto con Vero. Tenemos, fácil cuatrocientos juguetes. Ebay es mi perdición, porque busco cosas de cuando era chico. De algunos soy fanático, como de Astro Boy, Los autos locos, Los Simpson... Lo otro, obviamente, es el fútbol. Ahora tengo la televisión apagada, pero estoy siempre viendo ESPN y Fox Sports. Cuando me levanto, y antes del rating, veo las noticias del fútbol. De ahí soy fanático de Lanús. Si hay un partido, me las arreglo para enterarme cómo van los resultados”.