BEIJING.- El gran aumento de los divorcios en China, especialmente entre la "generación yo" (los nacidos después de 1980), es un problema que preocupa de forma creciente a los expertos chinos, pues según ellos refleja la inestabilidad social que el crecimiento económico y la modernización han creado.
"Sus padres les consintieron mucho y se acostumbraron a que se les concediera todo, y luego, cuando se casan, no se toleran", explica el doctor Duan, abogado y experto en asuntos matrimoniales de Beijing.
En 2010, según cifras oficiales, de cada cinco matrimonios en China uno terminaba en divorcio, cifra que dobla las tasas de hace 10 años.
Los llamados "matrimonios relámpago" marcan una generación de hijos únicos "engreídos", según Duan, que en 2010 contribuyeron a elevar el número de divorciados a 1,96 millones de personas, número que superó la cifra de los que contrajeron matrimonio, que sólo fue de 1,20 millones de personas.
Pero, además de la influencia que los miembros de la "generación yo" causaron en la tasa de divorcio, se debe añadir el cambio de mentalidad de la sociedad china, en la que actualmente se valora más la posición de la mujer y ya no es vergonzoso divorciarse ni volverse a casar.
China, que en la época tradicional era una sociedad patriarcal, ha dado paso en la era moderna a la emancipación de la mujer y a la aceptación del divorcio dentro de su esquema social, algo que no obstante ya sucedió durante la dinastía Tang (618-907), donde se trataba a la mujer con igualdad y estas separaciones eran normales, como se ve en contratos de fin de matrimonio de esa época.
Volviendo al presente, "otro problema que origina el fin de los matrimonios es el aumento de la infertilidad en las mujeres y los problemas sexuales que surgen en las parejas por inmadurez", menciona Ma Xiaonian, especialista en Sexología.
Según Ma, la falta de madurez sexual en las parejas y la desinformación sobre el tema provoca que, en muchos casos, se confundan problemas sexuales, posibles de solucionar, con los emocionales, y se opte por el divorcio al pensar que no tienen arreglo.
Para el especialista, la mentalidad china en cuanto al sexo ya no es tan tradicional, pero aún carece de formación educativa que podría evitar muchos casos de divorcio en el gigante asiático.
Además de los problemas sexuales, el cambio de mentalidad y los efectos de la "generación yo", el incremento del número de divorciados viene marcado por las facilidades burocráticas que el gobierno chino introdujo en 2003 y que permiten desde entonces que las parejas se divorciasen en un día de trámites.
Ese año, la tasa de divorcio creció un 5,1 por ciento más que el anterior, y el número de parejas divorciadas llegó a 1,33 millones, 154.000 más que en 2002.
Las nuevas regulaciones acabaron con situaciones inverosímiles, como el inventar la muerte falsa de uno de los miembros de la pareja para simplificar los trámites, y evitar que largos juicios y procesos causaran una "humillación social" de los divorciados ante sus familias y amigos, cuando estas separaciones estaban mal vistas.
"Hoy los ciudadanos cuentan con dos vías de divorcio: el registro civil, si ambas partes están de acuerdo en divorciarse, y los juzgados, en caso de que alguna de las partes no quiera disolver el matrimonio o por si surgiese alguna otra desavenencia", comentó el doctor Duan.
Tras la nueva ordenanza, las personas se mostraron más dispuestas a ir al departamento de asuntos civiles, y finiquitar en reales y buenos términos sus matrimonios.
Sin embargo, las facilidades han multiplicado los casos de divorcio de "matrimonios relámpago", y las historias de parejas que se casan en un día, se divorcian al siguiente y se vuelven a casar al tercero.
Por otro lado, comenta Duan, también muchas mujeres chinas "se han vuelto más independientes y no les interesa casarse", cuando hace apenas unos años el matrimonio era el máximo objetivo de muchas de ellas, una muestra más del giro de 180 grados que el desarrollo económico está teniendo en la sociedad china.