PARIS.- Al final del desfile de Dior subieron a la pasarela las "petites mains", el equipo del taller, enfundados en batas blancas.
Era el momento más esperado: todo el mundillo de la moda se preguntaba quién cerraría la colección de la casa en este pret aporter otoño-invierno en lugar del "diseñador destronado" John Galliano.
Un emotivo broche de oro para una presentación inusual, que ya empezó de forma insual con un discurso del presidente de Dior Couture, Sidney Toledano. Éste se posicionó sobre las acusaciones contra el modisto antes de un desfile que sería el último del británico para la casa francesa, de la que fue despedido el martes tras el escándalo de sus declaraciones antisemitas.
Toledano recordó los valores de la casa y se manifestó contra toda forma de antisemitismo, por "respeto hacia todas las víctimas del Holocausto y la dignidad de todos los hombres". Y recordó también que la hermana del fundador de la casa, Christian Dior, fue deportada a Buchenwald.
Toledano calificó la situación de "prueba" para la marca y dedicó la colección a los costureros y sastres que la han llevado a cabo y ahora "les pesa el corazón".
El propio desfile estuvo muy conseguido. Inspirado en los dandys británicos, las modelos lucieron maxi capas y abrigos combinados con vaporosas faldas cortas o pantalones de golf ceñidos a la rodilla. Materiales como el terciopelo, cachemir, gasa o piel se unieron a tonos borgoña, lila, pistacho o marrón oscuro. Y como colofón, vestidos de seda con plisados en tonos rosados.
Como era de esperar, la polémica en torno a Galliano les ha robado el espectáculo a los diseñadores de París que mostraron sus colecciones en los primeros días de los desfiles. Aunque hubo algunas presentaciones significativas, el foco mediático estuvo casi exclusivamente en la casa Dior.
Al contrario que los periodistas, los compradores no se revolucionaron, ordenaron sus anotaciones en el aeropuerto y actualizaron sus calendarios. Su comportamiento fue el de "business as usual", pero todos quedaron conmocionados por la noticia.
La actitud de Galliano se considera sin precedentes. Se pueden decir muchas cosas sobre el mundillo de la moda, pero rara vez se les achaca intolerancia hacia las minorías.
A menudo, numerosos diseñadores declaran abiertamente su homosexualidad y defienden una sociedad multicultural y liberal. Karl Lagerfeld expresó su indignación en la revista especializada "Women’s Wear Daily", pues el caso Galliano desacredita al sector de la moda. Y no fue el único que manifestó su decepción.
No obstante, también hay voces como la de la estilista Patricia Field que no terminan de creérselo. Durante el desfile del diseñador Dai Fujiwara para la casa Miyake, en la mañana de hoy, no se sintió nada del revuelo.
Al igual que en el caso de Dior, también era la colección de despedida de un modisto, pero estaba previsto que así fuera. Fujiwara quiere dedicarse en el futuro a otras labores, y en abril se dará a conocer el nombre de su sucesor.
Acompañados por suaves notas de piano, la pasarela se convirtió en una recreación de origami, el arte japonés de la papiroflexia. Las modelos desfilaron con abrigos de formas romboidales y faldas y vestidos con alas en pico. Un efecto grandioso que también pone de manifiesto el estilo de Fujiwara para el drapeado.