“En la vida, las cosas que mejor me han salido han sido aquellas que he hecho totalmente por instinto”, cuenta Gustavo Sánchez, nombrado Manager del Año por la revista Billboard en 1989, por su trabajo hecho con Chayanne, con quien trabajó por 15 años hasta 1996.
Este ex jurado de “Latin American Idol”, repasa algunos acontecimientos personales que hoy lo tienen sentado en el estudio del programa de dobles de Canal 13, “Mi nombre es”, donde es uno de los tres jurados que evaluarán el talento de los concursantes, y que ya lo ha mostrado hasta llorando, cuando un imitador de su antiguo representado le recordó los primeros pasos del pequeño “Chayi”, como le llama Sánchez.
Es puertorriqueño, pero como vivió hasta la adolescencia en España, habla como todo un madrileño. Claro, no con ese acento seseado. Más bien, como un ibérico que vivió harto tiempo en Miami, donde justamente estaba su hogar antes de venirse a Santiago.
El germen de tanto viaje, desde un comienzo se lo debe a su madre, actriz que recorrió desde Estados Unidos hasta Argentina, actuando en obras y teleseries y que es la séptima generación de artistas de su familia, todos actores. De hecho, el año pasado, viajando hacia Iquique con su amigo, el comandante de “Pelotón”, René O’Ryan, Gustavo tuvo la sorpresa de enterarse que su bisabuela estaba enterrada en la ciudad nortina desde 1896, año en que murió en medio de una gira teatral de su compañía.
“Pero dicen que en casa de herrero, cuchillo de palo”, comenta Sánchez, quien, si bien hizo lo suyo en las tablas de su país e incluso fue un precoz rostro de las galletas Oreo en un comercial gringo, desechó la idea de convertirse en actor al ver los malos ratos económicos por los que debió pasar su familia. -“Mi abuelo fue el presidente del Sindicato de Espectáculos en España, y murió sin un centavo porque no quería cobrarle a los artistas; le daba vergüenza cobrarle a un hombre que tenía los zapatos rotos. Y mi madre, hoy en día, cobra de jubilación 280 dólares después de haber trabajado 70 años de su vida (...) Además, mi pasión en aquella época era el fútbol”.
Jugaba en la selección juvenil de Puerto Rico, cuando se fue de la casa por una pelea con su mamá. Tenía sólo 14 años, pero eso no lo privó de tomar una bolsa de ropa y 5 dólares e irse a dormir a la playa. Luego, paralelamente al fútbol, lavaba platos hasta que decidió probar suerte en España para hacer un casting en el real Madrid. –“Me dijeron que no servía”, cuenta sin vergüenza. Es que después la historia se pone peor. Luego de estar tres meses en el Atlético de Madrid, decidió irse a Rayo Vallecano, donde gozó por dos años de su pasión hasta que una noche, antes de un partido en Málaga, se escapó del hotel para irse de juerga. -“Cuando llegué me tenían la maleta lista y me dijeron ‘tú no eres tan buen jugador como para no tomarte en serio esto, así que estás echado de equipo’. Esa es mi historia como futbolista”.
Pero un hombre de instintos no se queda inmóvil en las vicisitudes. De regreso en Puerto Rico y ya saliendo de la Marina -donde ingresó para ganar una apuesta de mil dólares- abrió su propio restaurante. El destino se encargaría de llevarle hasta sus mesas a Elmer Figueroa (el verdadero nombre de Chayanne), un niño de 13 años que no sabía bien qué hacer con su grupo “Los Chicos”, que estaba casi a punto de disolverse. –“Me pidió que lo acompañara a la última gira y terminado eso me preguntó si quería ser su manager. Yo le dije: ‘Mira, de esto no sé mucho’. Y él me contestó: ‘Pero yo he visto en la gira cómo te portaste conmigo, cómo me cuidaste. Te prometo que vamos a ser grandes’. Lo miré a los ojos y me lo creí totalmente. Yo decía que era el Michael Jackson latino y no había nadie que me convenciera de lo contrario. El resto es historia”.
-¿Hablaste con Chayanne cuando vino para el festival de Viña?
“No, estaba sumamente ocupado. Me hubiese gustado la verdad, pero yo estaba trabajando todos los días hasta las 11 de la noche. Así que grabé el programa para verlo entero”.
-¿Qué te pareció?
“Es el primer concierto entero que veo desde que nos separamos”.
-¿Por qué?
“(Silencio) Porque la vida es así y no la he inventado yo, como escribió un compositor”.
-¿Está todo bien con él ahora?
“Para mí siempre estará todo bien, porque uno nunca deshereda a un hijo del todo. Puedes tener desacuerdos, pero piensa que fueron 16 años fantásticos de mi vida y que yo lo conocí a los 13, así que para mí siempre será un chiquillo; nunca lo veré como un hombre, como mi madre nunca me verá a mí como un hombre. Si todavía me dice ‘chiquitín’”.
-Tal como pasó cuando lo conociste, ¿en tu carrera te sigues guiando por el instinto?
“En la vida uno debe dejarse llevar totalmente por eso. Los seres humanos cometemos muchas veces el error de pensar demasiado las cosas, pero somos animales, y los animales usan su instinto únicamente. Mis gatos no comen perros porque tienen un instinto que hace que cuando los vean venir, salgan corriendo. Y yo he aprendido que en la vida, las cosas que mejor me han salido han sido aquellas que he hecho totalmente por instinto”.
-¿Como haberte ido de la casa en un minuto?
“Sí, está claro que hoy soy quien soy por ese acto. Si no lo hubiese hecho, seguramente hubiera estudiado, sería abogado -porque me gustaba mucho en un momento esa profesión- y estaría trabajando en una firma de abogados. Pero no creo que me hubiese divertido ni hubiese tenido oportunidades tan diversas como las que he tenido en mi vida”.
-¿Cómo se logra ser el mejor manager? No es que hayas estudiado para serlo.
“Es que hasta el día de hoy no se puede estudiar. Además de mi instinto, siempre he sido muy protector de mis artistas, de mi madre, de mi padre, de mis gatos, de mis parejas. Estoy muy atento a lo que me pasa alrededor. (Tengo) instinto de animal, veo lo que pasa en la selva todo el rato. Además, nunca me ha molestado servir a otros. Eso lo aprendí siendo camarero”.
-¿Hay que perder cierta sensibilidad o, como decimos aquí, “tener cuero de chancho” para decirle a alguien que no tiene talento y no va a triunfar?
“Hay que tener muy clara la película, más que cuero de chancho. Cada vez que alguien que no tiene talento se presenta en mi oficina o en algún programa como estos, es triste. Pero fue una decisión que tomé. Cuando fui a hacer ‘Idol’, al principio, no quería ser jurado porque no me interesaba estar frente a las cámaras. He sido muy privado toda mi vida, nadie sabe nada de mí porque nunca salgo en las fotos. Los que tienen que salir ahí son mis artistas, no yo. Pero he aprendido a enamorarme del trabajo que hago, que es descubrir gente nueva y me convenció la idea de ver todas las oportunidades que había en América Latina, sin filtros.
“Siempre es duro decirle a la gente que no tiene talento. Pero pienso que hay mucho payaso en esta industria, mucha gente que se aprovecha, como un maestro de canto que le dice al alumno ‘sí, sí, yo te puedo enseñar a cantar’ y eso es mentira. Si se pudiera aprender a cantar yo ya hubiese aprendido, porque he estado al lado de los mejores del mundo. Tengo un gran oído, pero del oído a la boca no me llega, es imposible. Puedes mejorar un poco tu afinación con mucha disciplina, pero se nace cantando, es algo que se lleva en la piel, se nace con ello, es un don. Yo canto muy mal. Lo hago en la ducha, pero para mí. Eso sí, he compuesto canciones y me encanta”.
-Tú escribiste ‘Provócame’. ¿En quién te inspiraste?
“Curiosamente, es la única de las canciones que he escrito especialmente hecha para Chayanne. No está basada en una historia mía, sino que en lo que yo consideraba que era el personaje de Chayanne, en lo que veía cuando salía con él a un sitio, en la reacción que yo creía que debían tener las mujeres con él”.
-Habrán otras que sí basaste en ti.
“Hay otras canciones de otros discos de Chayanne que sí las he escrito para alguien, sobre todo para mi hija. Lo que pasa es que están disfrazadas en canciones de amor. Por ejemplo, “Jana”, pero no la quise firmar porque era el primer disco de ‘Chayi’, y no quería que la gente dijese ‘ah, mira, ya está el manager queriendo componer, metiéndose en todo’. Posteriormente, la canción que más me gusta de las que he escrito es una que hice con Vangelis, que se llama ‘En el lugar que tú estés’. Y esa se la escribí a mi hija que estaba a la distancia y no la podía ver por circunstancias de la vida. Hoy ya nos vemos. Estuvo aquí el año pasado conmigo”.
-¿Eres abuelo?
“No, y le tengo prohibido que dentro de los próximos años me haga abuelo. Imagínate, con mi reputación de galán de cine... No, hablando en serio, me daría lo mismo. Mientras sea feliz con su marido y que vaya a durar eso, que tenga los hijos que quiera”.
-¿Sería mucha indiscreción preguntar tu edad?
“No, no es indiscreción, ¿por qué?”.
-Por tu fama de galán.
“Es parte del juego. Pero no te voy a decir mi edad porque no quiero (ríe). Prefiero que la gente decida la edad que aparento, porque soy mucho más viejo mentalmente de lo que parezco y me veo más joven de lo que soy. Cuando me lo pregunta una chica le digo: ‘¿qué edad tengo que tener para que te enamores de mí?’. Y la edad que me diga es la que tengo”.
-Tienes tus trucos.
“Vivir sin amor es una tontería. Los peores momentos que he pasado en mi vida son cuando no estoy enamorado”.
-¿Hoy lo estás?
“No, pero ya va a parecer”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Mi vicio es ése, coleccionar amores en mi vida hasta que encuentre el que es. Puedo decir que tengo fama de mujeriego, pero nunca lo he sido. Nunca mantengo dos relaciones a la vez, por respeto y porque siempre que comienzo una, es porque creo que ésa es la que es. Si luego no es, mala suerte. Soy un ser muy complicado, tengo una vida muy complicada, así que creo que la mayor culpa de que no haya tenido esa relación aún es mía y de nadie más. Pero siempre estoy buscando ese amor que realmente me dé calma en la vida. A ver si me llega”.