La espiritualidad usa jeans en la sociedad moderna. Su esencia, tiene que ver con la conciencia y no con proyectar una imagen de beatitud, vestida de blanco con el pelo largo y descalza.
Cualquier actividad del día puede ser espiritual. “Desde un paseo al parque o sentarse en medio de la oficina y respirar profundo. Tomar conciencia del entorno en sí, agradecer, también son actividades espirituales. Son cosas simples pero que te conectan con lo más profundo que está en cada uno”, explica Cecilia Gómez, sanadora espiritual desde 1995 y maestra guía del curso de sanación Sat Ramdas Rai (www.ramdasrai.cl.)
El llamado a trabajar esa conexión interior sería más fuerte en las mujeres que en los hombres y por eso, cuando ella se preocupa por su crecimiento personal, ellos sucumben, quedan en vilo o son arrastrados a este despertar espiritual. Todo dependerá de la vida en pareja que han construido. En ese caso, lo fundamental será el compromiso de llevar una vida juntos, tener una buena comunicación y el que cada uno, tenga su propio mundo, amigos, hobbies.
“Lo que pasa, es que a veces te quieres completar o llenar tus carencias sólo con estar en pareja, pero al entrar en un camino espiritual te vuelves más tolerante, más comprensivo y bastante más acogedor, entonces tienes una mayor capacidad de empatía con el otro”, agrega Cecilia Gómez.
“La mujer es contenedora en esencia pero también es frágil y eso hace que pierda su centro con facilidad y al desarrollar la espiritualidad se vuelve más clara con lo que quiere y acepta, regresando rápidamente a su centro”, afirma Claudia Bustos, maestra de yoga y sanadora, quien desde hace seis años dicta el taller Ser † Mujer en diferentes centros de yoga, donde entrega herramientas para que la mujer descubra su propia esencia.
“Te vuelves más perceptiva y tienes mayor claridad para enfrentar los grandes o pequeños retos de la vida concreta y no te dejas llevar por tu mente, sino por tu ser consciente, por eso cambia la dinámica de la pareja y la relación con los hijos porque la mujer cambia y ambos deben enfrentar ese ajuste, donde el hombre no siempre tiene una buena disposición”, sostiene.
Relación consciente
Entonces, al desplegar estas cualidades innatas la relación se transforma. “Aprendes a relacionarte desde otro estado más sutil y elevado, y de alguna manera la mujer quiere empujar a su pareja a lo mismo. Si el hombre está receptivo o abierto y si admira a su mujer, se va a dejar guiar por su pareja, pero si está metido sólo en la TV y en su mundo concreto y mental y no se conecta con su parte más amorosa y sutil, se vuelve más complejo para ella, poder conciliar estos dos mundos”, argumenta Cecilia Gómez.
Pero si la pareja está bien afiatada y el hombre está en buena disposición se puede crecer en pareja. “Tienen que estar los dos en la misma sintonía y motivación aunque no necesariamente en la misma disciplina”.
En ese sentido, insiste la maestra y guía espiritual chilena, la espiritualidad no se trataría de dejar la vida cotidiana: trabajar, estudiar, cuidar a los niños, amar sino de “tomar conciencia de que lo que estás haciendo está correcto sin olvidarte de quién eres, cuáles son tus raíces y que pertenecemos a la tierra, porque eso es vivir en completitud. Hay mujeres que trabajan en la Bolsa de Comercio y son capaces de llegar a su casa, prender una velita, meditar o rezar un momento o agradecer lo que tienen y eso es ser espiritual”.