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Claudio Doenitz, 'Golden': “Ya no le tengo miedo a nada”

No contento con detener unos meses su exitosa carrera de fotógrafo para ingresar en un reality, “Golden” ahora quiere dejar Chile y partir de cero, esta vez, junto a la elite de la moda neoyorquina. “No me quiero sentar y escribir el best seller. Todavía faltan muchos capítulos”, asegura.

18 de Mayo de 2011 | 08:43 | Por Ángela Tapia F., Emol
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Carla Pinilla, El Mercurio.
“Estoy a punto de hacer la última locura de mi vida”, cuenta Claudio Doenitz, ya libre de los dos meses y medio en los que estuvo encerrado en el reality “Año 0”, y con una tranquilidad que difiere de algunos personajes de la telerrealidad que acaban de abandonar sus casas-estudio para enfrentarse al mundo, entre comillas, real, con notas en los medios, fans, y decenas de saludos de gente extraña en la calle.

A “Golden”, como se le conoció nacionalmente a través del programa, su mamá le dice “Papelucho”, por su curioso interés por vivir mil anécdotas. Y claramente él no niega su hobby aventurero, cuando relata imágenes de sus viajes, en la India, montado en una moto a torso desnudo y turbante, con un “wachón” sentado atrás, o en plena “V Magazine Party”, junto a Alexander Wang y Marc Jacobs: “La mejor fiesta de la New York Fashion Week”, como cuenta, mientras muestra orgulloso la fotografía que da prueba de su codeo con la crème de la crème neoyorquina.

Es que  a este fotógrafo le cuesta quedarse quieto en una tranquila ciudad como pudiera parecer Santiago, por más que tras llegar de Europa no tardara nada en hacer una carrera “astronómica”, como la califica, tras recordar sus portadas en las revistas “Caras”, “Ya” y varios catálogos de moda. No, eso no es suficiente para él.

Es por esto que mostrarse desnudo en el jacuzzi de “Año 0”, llorar frente a un país que vio cómo quedaba fuera del concurso, ser cacheteado por una conejita Playboy y que Pilar Cox desenmascarara su preferencia sexual, sin anestesia, frente a las cámaras de Canal 13, son apenas unos párrafos de la gran historia que quiere contar algún día. “Yo estoy satisfecho, pero siempre quiero más. No me gusta la vida pareja, siempre busco los riesgos. Por eso digo que estoy a punto de hacer una última locura”.

-¿Por qué la última?
“Porque igual ya es hora de forrarse, estamos en la quemada. Voy a cumplir 30 años y creo que es el momento para hacerlo”.

-¿En tu búsqueda no has salido trasquilado? ¿Existe algún arrepentimiento de haber entrado a participar en un reality?
“Para nada. Fue una experiencia maravillosa donde trabajé mi tolerancia al máximo. Ya no le tengo miedo a nada, me encantó”.

-Pero hubo momentos en que te vimos mal, angustiado incómodo, desde lo de Pilar Cox hasta los golpes de Roxana Muñoz y tu llorada partida.
“Sí sé, pero algunas cosas son producto del encierro, que de verdad raya a las personas. Pero no hay que quedarse con lo malo, jamás. Fueron dos meses y medio donde lo pasé increíble y tres semanas donde lo pasé pésimo. Entonces, si hacemos un balance, fue mucho mejor lo positivo que lo negativo”.

-¿Y el regreso a tu casa, cómo fue?
“Encontré mi casa súper chica, y la primera noche me impactó cuando apagué la luz y todo quedó oscuro. En el reality nunca siempre hay una luz por las cámaras. Estar dos meses y medio sin ver la oscuridad máxima, igual es fuerte. La primera vez que fui al baño, me puse a poner papelitos en la taza (ríe). De repente miré la locación y me di cuenta que estaba en mi casa”.

-Y hoy tienes fans...
“Sí, es heavy, pero me da lo mismo. Yo no tengo una vida televisiva, ni canto, ni bailo. Soy fotógrafo. Esto fue una humorada y no le tomo mayor peso. Sí puedo rescatar los testimonios que he recogido de madres que me han manifestado que sus hijos son gay y que ahora están mucho más cercanas a ellos y no sé, pensar que de alguna manera creé consciencia social, eso me encanta. La vieja cuica, el taxista, pucha, todo el mundo se acerca a tirarme buena onda porque los hice reír. Es como una avalancha de amor que recibo. Y me ha impactado el apoyo incondicional que tuve de la gente de la moda, que nunca vieron un reality y lo vieron esta vez por mí. Muchas personas me dijeron que lo hice increíble, que siempre mantuve la cordura”.

-Has dicho incluso que dignificaste el género.
“(Ríe) Es que es lo que me han comentado a mí. Yo no lo pienso, me da lo mismo, pero una amiga me dijo: ‘Te pasaste, dignificaste el género y lo hiciste total’”.

-¿Nunca se te pasó por la cabeza que con la fama posterior podrías sufrir el síndrome de Edmundo Varas, con sus conflictos post reality?
“(Ríe) No, jamás. Los otros chicos reality, la verdad, no han sido nada. Ellos se han metido para buscar algo en su vida, sin tener algo de peso como lo tengo yo, afortunadamente. Además, tengo 29 años y tengo mi vida bien solucionada. Sé lo que quiero y para dónde voy”.

-¿Para dónde vas?
“Quiero vivir en Nueva York o si no, volver a España. Es que tuve mi juventud allá, de los 21 a los 26, y tenía una vida soñada. Viajaba para todas partes, era otro rollo la verdad. Me encantan las metrópolis porque tienes todo lo que quieres. En cuando a moda o si te gusta un libro, vas y lo encuentras. Aquí estamos en el país del retail, donde es difícil  encontrar cosas para las personas que tienen un gusto específico. Aquí mueve más lo que lleva la masa y todos copian eso. Y yo soy y siempre he sido súper especial en ese sentido”.

-¿Te quedó chico el país?
“No, nunca lo he sentido así. Pero no quiero sentarme a contar historias. Quiero seguir viviéndolas. Y lo que provoca este país, Chile, es que uno se estanca. Uno hace cosas, pero no son tan divertidas como viviendo en Nueva York, París o Londres, donde no sabes lo que te va a pasar en la calle de tanta gente diversa que hay alrededor tuyo. Acá somos muy pocos”.

-¿Fue por esto que entraste a un reality?
“No. Entre porque me lo ofrecieron. Eran buenas lucas y si ganaba, juntaba algo que me podía ayudar a vivir un año en Nueva York. Es que cuando fui en septiembre pasado, volví muy enganchado porque  conocí a mucha gente nice. Quiero ir y aprender de alguien que realmente sea seco. Acá no tenemos la infraestructura como para seguir aprendiendo”.

-¿No sentiste que convirtiéndote en un personaje de reality le quitarías seriedad a tu carrera?
“Es que igual hay una diferencia entre ‘Golden’ y Claudio Doenitz. Qué bueno que me autodenominé ‘Golden’, porque mis amigos me dicen así desde chico. Pero la verdad es que no creo. Tengo un background, tengo un talento, hago mis cosas. Nunca me he sentido ni me han llamado ‘chico reality’ en ninguna parte. Los chicos reality son los que no han hecho nada de su vida, se dedican a hacer eventos y buscaron esto para darle una vuelta a sus vidas no más”.

-Y tú, más que vueltas, no te pones frenos en nada, ¿no?
“Soy muy aventurero. Me encanta la acción, experimentar cosas nuevas. Por eso quiero seguir viviendo historias, no contarlas. No me quiero sentar y escribir el best seller, porque todavía faltan muchos capítulos. Hay que tener siempre un pensamiento positivo. ‘El secreto’ lo sigo como hace cuatro años y me ha ayudado un montón. Ordené mi cabeza para pensar positivo cien por ciento y para identificar todo pensamiento negativo y toda cosa que no me permita llegar a donde quiero”.

-¿Hay técnicas?
“Por ejemplo, cuando estás nervioso y con un sentimiento que no te gusta, tienes que decir: ‘Me encanta este sentimiento. Es lo máximo. Me encanta cómo se siente’. Así cambias lo negativo por amor, porque te está encantando lo que estás viviendo. Eso lo leí en un libro que se llama ‘La llave’, que es el siguiente de ‘El Secreto’.

-¿Ocupas la técnica para llegar a Nueva York?
“Sí, de todas maneras”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tengo un placer culpable que son los casinos. Puedo estar horas y horas. Pero es algo de familia”.

-¿Cuánto dinero destinas a eso?
“Creo que no hay que hablar de dinero”.

-O sea mucho…
“Yin y yang”.

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