El que una persona ande con estrés ya no asombra a nadie, pero qué hace para ganárselo o deja de hacer para sanarlo es tan diverso como quienes lo padecen.
Un caso habitual es la súper mujer y no solo las que son mamás y trabajan sino también las solteras, que al conquistar la independencia económica inician una búsqueda instintiva por desarrollar aquellos intereses que quedaron fuera del trabajo formal.
De esta manera las actividades extraprogramáticas se vuelven casi una obligación pues se tiene la idea que el tiempo abunda y la vida es corta. Totalmente cierto.
Todo dependerá del lugar dónde se quiere llegar, pero quizás, esa pregunta solo se responda con el paso de los años. El recorrido, cuando se hace, es espontáneo.
“Tengo la impresión que la lógica del mercado, donde todo se consume, también ha traspasado la búsqueda interior y de autoconocimiento. Consumo yoga, flamenco, diplomados, danza, etc. Todo pasa como un bien más y eso es parte de nuestra cultura y nos afecta a todos por igual”, afirma el psicólogo clínico y profesor de yoga, Francisco Rivera (www.yogaypsicoterapia.blogspot.com)
Más allá del consumo inevitable, son caminos que se emprenden para conectarse con las verdaderas vocaciones que han sido guardadas en la intimidad y que al desarrollarlas, aportan grandes estados de felicidad y completitud a la vida. De esta forma el ocio se vuelve un buen amigo.
“El ocio no es algo que esté separado del resto de tu vida, porque al pensarlo así, termina siendo una imposición más en tu rutina”, explica.
En ese sentido, plantea el psicólogo, ocupar los espacios extra-laborales con actividades que aporten satisfacción y tal vez, una nueva mirada a la profesión que se ejerce. “No se trata de mantenerse activo, entretenido o en funcionamiento constante sino que vayas acotando y desarrollando en profundidad tus intereses, tu persona. Que tus tiempos de ocio no sean como ir a la farmacia y comprar una fármaco o ir al mall a buscar ropa, sino que sea un aporte real en tu vida”.
Otra forma de disfrutar el ocio será la vida social. “El problema es que se duerme poco, se toma y come en exceso y además, no se descansa. A eso, suma las horas de virtualidad, Facebook, mails, chateos. Es decir, pasamos horas vinculados a otros y poco conectados con uno mismo. El ocio de esta forma es más alienante que un verdadero aporte a tu crecimiento”, afirma. La elección sigue siendo personal.
Salir de la rutina
“Las mujeres tenemos necesidades, sueños, proyectos y no quisiéramos dejar de hacer cosas fuera del trabajo. Creo que la única forma para no parar, es hacerse impermeable a los niveles de estrés”, declara Cynthia Marinkovic, terapeuta de regresión y Deeksha giver (c_marinkovic@yahoo.com o www.umuva.cl)
Afirma que esas ganas y energías para hacer cosas no se pueden dejar de lado por el cansancio, ya que la vida siempre implicará estreses. Por lo tanto, es imprescindible aprender técnicas de manejo y control del estrés que mantengan el sistema natural del cuerpo sano. “El cuerpo se resiente por la contaminación ambiental, energética y por el exceso de información que recibe nuestra mente.
Para liberarse de esas toxinas, existen técnicas de meditación y relajación que practicándolas, al menos tres veces a la semana, pueden aumentar increíblemente tu nivel de adaptación a vivir la vida. Aunque siempre será necesario parar cuando el cuerpo te lo pida y exija”, asegura.
Sostiene, que realizar limpieza de los centros de energía del cuerpo (nadis) a través del Deeksha (transferencia energética mediante las manos) se logra dormir las horas que corresponde sin despertar con cansancio. Agrega que tomar antioxidantes, flores de Bach, seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio físico ayudan a que la cantidad de pensamientos innecesarios disminuya.
“Creo que el estrés no es sólo por cansancio físico sino más bien por las preocupaciones que se cargan. Hacer las cosas que a uno le gusta no cansan, al contrario, te embellecen por el placer que te provoca hacerlas”, reflexiona Cynthia Marinkovic.
Entonces será fundamental establecer prioridades, tener tiempos de descanso y conexión consigo mismo, para que las actividades extraprogramáticas contribuyan a descubrir realmente aquellos intereses ocultos, latentes y ansiosos por salir a la luz.