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Gino Casassa: Los temores del cambio climático

El destacado glaciólogo chileno y conductor del programa de TVN "Cambio global", explica lo que realmente sucederá en el país a medida que sigan variando las temperaturas, frente a una industria mundial que parece no frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Es por esto que apuesta por cuidar el medioambiente, sin olvidar que el desarrollo económico de todas las sociedades es fundamental. Ante todo, asegura que todos podemos ayudar.

01 de Junio de 2011 | 07:54 | Por Ángela Tapia F., Emol
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Carla Dannemann, El Mercurio.
La idea del cambio climático es una amenaza recurrente en el día de hoy, mientras los extraños cambios de temperaturas, muy altas en verano y muy bajas en invierno, mezcladas con violentos huracanes y monzones que azotan algunas zonas de la Tierra, hacen cuestionarse una y otra vez si el desarrollo industrial del ser humano ha valido tanto la pena.

¿Es posible tener un desarrollo sustentable? Algunos creen que sí, y entre ellos, hay incluso destacados científicos que aportan su grano de arena, buscando ese equilibrio entre el aprovechamiento del medioambiente y el equilibrio natural de la Tierra.

Uno de ellos es Gino Casassa. El ingeniero hidráulico, montañista y geólogo glaciólogo, luego de maravillarse con la majestuosidad de las altas cumbres -que van desde el cerro Manquehue hasta los Himalayas-, decidió dedicarse al estudio de los glaciares que tanto embellecieron los escenarios que lo rodearon en sus grandes escaladas.

Desde entonces, no sólo se dedica a sus queridos glaciares en el Centro de Estudios Científicos, en Valdivia, sino que también tuvo un rol importantísimo en uno de los grupos del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) de Naciones Unidas, oportunidad en que la organización co-galardonada con el Premio Nobel de la Paz, junto al ex vicepresidente estadounidense Al Gore.

Hoy, se lo puede ver cada domingo en su programa de TVN “Cambio global”, una serie que tardó dos años en realizarse y que intenta educar a los chilenos sobre cómo ayudar a la lucha contra el cambio climático y cómo éste afectará al país en un futuro no lejano.

“Como científicos tenemos un compromiso que va mucho más allá de la ciencia en el sentido de la educación, con el programa queremos llegar, especialmente, a las nuevas generaciones con el tema del cambio global, que va mucho más allá de los gases de efecto invernadero. Es cómo proporcionar un desarrollo sostenido y sustentable de este planeta, pero sin dejar de lado los grandes temas que, sobre todo en nuestro país, todavía hay que resolver, como son la pobreza y la salud”.

-¿Se trata de un desarrollo con respeto hacia el entorno?
“Eso es, pero manteniendo un equilibrio. Porque podemos llegar a una posición que respeto muchísimo, la de preservar el medioambiente, pero que deja de lado quizás un desarrollo económico, productivo. Es complicado conjugar ambos factores en esta ecuación de equilibrios. Sobre todo para países como el nuestro, donde los recursos son limitados, a pesar de que hemos mejorado mucho”.

-Es imposible no recordar Hidroaysén. ¿Qué opina de ese proyecto?
“Yo me referiría, más bien, a los proyectos hidroeléctricos en general. Yo soy ingeniero hidráulico también... Y existe una dicotomía acerca de cómo lograr un desarrollo sustentable. Claramente, eso se logra con una cierta afectación del medioambiente. Es imposible no hacerlo. Por el hecho de que nosotros estamos acá, ya lo afectamos. Puedo dar mi posición en un plano espiritual, basado en lo que nos dice la Biblia, que Dios nos da la potestad de señorear sobre la Tierra. Y para mí ese señorear es tener un desarrollo sustentable. Es cuidar el medioambiente, pero aprovecharlo. Por otro lado, mi opinión como científico, como montañista, como amante de la naturaleza, es que preferiría ver las cuencas de los valles del río Pascua y Backer libres de cualquier afectación humana. Pero como ingeniero hidráulico y como chileno, y conociendo la necesidad de la matriz energética, hay pocas alternativas. Tengo esa dicotomía personal, porque no hay muchas alternativas. Y lo que se viene a futuro en Chile, es complicado. Esa famosa matriz energética no tiene, lamentablemente, una solución muy fácil”.

-Parece que programas de televisión como el suyo se necesitaban con urgencia.
“Absolutamente, a pesar que quizás pudo haber llegado un poquitito antes. Además, llega a otro público, gente que uno no se imagina que se interesará por este tema. El dueño y la dueña de casa, que a esa hora están en otra cosa, pero a veces encienden el televisor, y otras personas que lo hacen especialmente por este motivo, porque les interesa el tema”.

-Hay posturas que aseguran que el aporte que individualmente se puede hacer es nulo. ¿Es posible contribuir?
“Absolutamente. Si uno examina la emisión per cápita de dióxido de carbono equivalente de una persona o un grupo familiar de, por ejemplo, Estados Unidos versus China, habría, al menos, un orden de magnitud más. Pero como China ha crecido espectacularmente, necesita cada vez más energía, y por ello están construyendo centrales nucleares, hidroeléctricas, a carbón, termoeléctricas. Y la verdad es que China ya superó a Estados Unidos en la emisión total de gases invernadero hará unos cuatro años atrás. Por lo tanto, claramente, tenemos que cambiar nuestros hábitos de vida. Si bajáramos un grado la calefacción en invierno y subiéramos un grado la temperatura del aire acondicionado en verano, tal como lo propuso, por ejemplo, el ex vicepresidente Al Gore, ya se logra algo.
“Cada uno tiene que pensar en cómo ayudar; apagar las luces, apagar aparatos eléctricos en su momento, todo contribuye. El desafío es reducir nuestro consumo energético a un mínimo razonable que no signifique disminuir nuestra calidad de vida en la manera en que la entendemos”.

-¿Cuál es el peligro directo del calentamiento global para el ser humano?
“Hay que considerar que somos tan inteligentes, entre comillas, que hemos producido a través de la tecnología y nuestra mente, la capacidad de adaptación frente al cambio climático. Si está subiendo el nivel del mar porque los glaciares y los grandes hielos continentales se derriten, migraremos de las zonas costeras. Pero, ¿quiénes tienen más dificultad en adaptarse? Son, lamentablemente, las sociedades más débiles y desprovistas, las más pobres. Ahí hay una responsabilidad de las sociedades más ricas, de países más desarrollados que emiten y han emitido más en la historia. Es todo un tema social”.

-¿Y en cuanto a los cambios climáticos que se vienen?
“La buena noticia para nuestro país es que tenemos un gran efecto moderador del Océano Pacífico. Entonces, las temperaturas no van a subir tanto en la costa y no vamos a sufrir tanto como otras zonas del planeta.
“En cuanto a desastres naturales, están los huracanes, los monzones... Hablemos de la violencia del monzón de la India, pensemos en las inundaciones, la de Pakistán el año pasado, y que en alguna medida venía asociada a una ola de calor que afectó a Rusia. Allá murieron miles de personas, en un verano con temperaturas, incluso cercanas a los 40 grados celsius en Moscú, algo que ya habíamos visto en Europa el año 2003. Esa vez, hubo una gran ola de calor donde murieron decenas de miles de personas en países muy desarrollados, con temperaturas que quizás para el Medio Oriente o Asia central, en el verano, son normales. Pero en zonas como París, hay claramente sectores en la población que son más vulnerables a 40 grados, como niños más pequeños, ancianos y gente con problemas fisiológicos. La gente puede morir, y ese es un problema que está directamente relacionados con el cambio climático”.

-¿Cuál será el principal problema en Chile?
“El agua. Si vemos las tendencias actuales, en una pequeña parte del altiplano chileno, que pueden ser las regiones de Arica, Tarapacá, Iquique hacia el interior, va a llover más en el invierno boliviano. También en el extremo sur del país. Pero en el resto de Chile, y donde tenemos los mayores problemas hídricos de recursos y competencia, como la zona central, se nos viene pesada la mano”.

-Usted fue co-galardonado con el Premio Nobel de la Paz...
“Bueno, lo que digo yo es que pertenecí en ese momento a una institución que se llamaba IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas), y es como a la Cruz Roja, que le han otorgado el Premio Nobel de la Paz al menos en dos ocasiones. Así que yo sería como un enfermero más. Éramos del orden de unos dos mil científicos. Fue un esfuerzo a nivel mundial. Yo tenía un rol de liderazgo de uno de los capítulos del IPCC. Uno se siente que colaboró con un pequeño grano de arena para esta causa común y la verdad es que catapultó una tribuna que no había visto antes, en el sentido que el tema del cambio global se transformó en un tema de la agenda pública, sí o sí, tan recurrente como combatir la pobreza, mejorar la salud a nivel de la sociedad, el terrorismo, etcétera”.

-¿Cuál es su vicio privado?
“Mi vicio privado es el tema recurrente en Dios, que me ha llevado a  tratar de enfocar mi vida y a encontrarle un sentido. Pienso en las montañas, pienso en mi rol como científico, quizás como padre o marido... Tengo cinco niños, seis perros y un caballo de mi señora que es apasionada de la vida animal, igual que mi hija. Y uno podría pensar que todo eso me da el sentido de la vida. Pero en algún determinado momento, cuando uno está solo –porque esta vida tiene dramas- este vicio que es nuestro gran rescatador es el único que me da un sentido completo a la vida”.