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Los viajes en solitario, una experiencia inigualable

La alternativa es emprender una aventura sin compañía y aprehender a vivir en autonomía.

10 de Junio de 2011 | 14:10 | Francisca Vargas V.
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EL Mercurio

“Decidí que el hecho de estar bien, no debería depender de nadie sino de mi misma y pensé que solo estando bien en soledad, conseguiría estar de nuevo bien con alguien. Entonces emprendí mi primer viaje en solitario. Me sentí terriblemente sola y triste, pero el camino me enseñó cosas que después he ido aplicando en mi vida y me han servido mucho. Ahora siempre que puedo emprendo nuevas rutas y me encanta”, explica Pilar Álvarez sobre su primer viaje sola, después de una separación.


Esta experiencia puede ser extrema pero independiente a las circunstancias, marca la primera condición que hay que vencer para salir sola es sentirse a gusto con uno misma.


La segunda es plantearse: ¿Ser turista o viajero? El escritor y viajero estadounidense Paul Bowles estableció la diferencia. El turista siempre sabe cuándo va a regresar, no así el viajero.


“Para mi, viajar es tener la libertad de cambiar de planes en cualquier momento, ir construyendo una ruta en el andar”, comenta la escritora Cynthia Rimsky quien ha publicado tres libros de viaje: “Poste restante”, “Los perplejos” y este año, “Ramal”, editado por el Fondo de Cultura Económica. (http://escrituradeviaje.blogspot.com/)


Sus viajes son guiados por una búsqueda personal y solitaria, pero no dejan de tener el mismo ímpetu que siente cualquier mortal cuando se lanza a la aventura en solitario.


“Cuando estoy en tierra me llena de entusiasmo la idea de iniciar un nuevo viaje. Tengo miles de preguntas y de posibilidades rondando en mi cabeza. Cuando me subo al avión me viene una profunda angustia y, si fuese posible, bajaría y volvería a mi casa. Luego, cuando me bajo del avión, del barco, tren o bus en otro lugar, me pregunto ¿qué diablos estoy haciendo ahí? ¿a qué fui?”, comparte.


Estos estados se van apaciguando –continúa la escritora– en la medida en que vas estableciendo nuevas rutinas: “el café de la mañana, el paseo del mediodía, las visitas al mercado… y vas encontrando un sentido o varios sentidos a estar allí sola en una tremenda fragilidad. Porque se viaja para abandonar las rutinas cotidianas y construir otras, que sostienen los pasos que das en el aire”.


Lo interesante, entonces sería que al estar solo, la persona está más atenta a lo que ocurre a tu alrededor, más dispuesto a conversar, a aprender el idioma y las costumbres. “Puedes decidir adónde quieres y cuándo quieres ir sin necesidad de negociar con nadie”, afirma Rimsky.



Aburrimiento


Las emociones abundarán. Habrá momentos alegres, sencillos, aburridos (largas esperas en terminales y antesalas), y nadie cuidará la mochila cuando vas al baño. Habrá temor e inseguridad, porque a las mujeres además de robarle, las violan.


Por eso habrá que tomar ciertas precauciones, no correr riesgos innecesarios, hacerle caso a la intuición e interpretar las señales sin dejar de atreverse a vivir el viaje. Esto tal vez sea el gran aprendizaje ser autónoma e independiente.


Por otra parte, aburrirse será parte del viaje, una vez que visitaste los museos, los monumentos, los sitios históricos y al fin ya no queda nada más por ver, entonces, “se avecinarán días largos y sin nada qué hacer más que sentarse en una terraza a mirar la misma calle por horas y reconstruir la vida que allí se da, creo que en ese momento es cuando comienza el viaje”, reflexiona Rimsky.


Desde esa perspectiva, será importante dar rienda suelta a la curiosidad y que sean los propios pies, y no una guía el que conduzca el itinerario. “Cuando asumes una actitud de apertura ante el mundo y vuelves a mirar todo con los ojos del asombro, es entonces que descubres en gestos mínimos, como que te sirvan un té en un almacén en un pueblito de Capadocia, ahí encuentras una cultura, una sabiduría que proviene de experiencias acumuladas por siglos. Y eso es emocionante y bello”, asegura.


Ahora si la idea es sentirse más acompañado y acoplarse a un grupo, la opción será tomar un tour y recorrer la ciudad extranjera con extraños, pero que se irán convirtiendo en amigos, a medida que vaya sucediendo el viaje. En la web se pueden encontrar sitios como www.yporquenosolo.com; www.atrevetesolo.com; y www.taranna.com. Aunque también será posible acceder a planes en las agencias locales.


Como recomendación en cualquier alternativa será leer antes sobre el país donde se vieja, tener fotocopias del pasaporte, por si acaso, esconder el dinero; llevar poco y ligero equipaje y no cosas de valor; conseguir mapas de los lugares, “aprender a moverse, a interpretar los signos y las señales de las ciudades, la forma en que se mueven los lugareños para camuflarse un poco y desarrollar la intuición, esa es una de las mejores herramientas que se puede tener para viajar”, aconseja la escritora Cynthia Rimsky.


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