No tener sexo por opción es una alternativa que está lejos de creer que no se encuentre placer ni gozo en una relación sexual. Los motivos pueden ser múltiples y van desde un “no quiero tener sexo con cualquiera” hasta un simple, “me aburrí, estoy mejor sola que mal acompañada”.
Algunos sexólogos aseguran que la falta de relaciones sexuales daña la salud, porque vuelve a las personas neuróticas y agresivas. Además que baja la autoestima y genera ansiedad.
Entonces se repiten las frases poco agraciadas, “anda con esa cara porque le falta”.
Para el Dr. Antonio Salas, urólogo y sexólogo de la Sociedad Chilena de Sexología (www.urologiaysexologia.cl), esta privación de caricias, besos y abrazos, causan “irritación, angustia, alteraciones anímicas y hasta provoca actitudes en contra de otros ser humanos, puras cosas malas”. Sin embargo agrega que al hablar de sexo, las personas tienen opciones.
“La más rara es la abstención, lo que produce que los hombres cada 15 días tengan poluciones nocturnas o emisiones de semen en sueños. También está la autosatisfacción, más frecuentes en hombre que en mujeres, y otra es ser activo sexualmente, con parejas heterosexuales y homosexuales”, señala.
El especialista en sexología, se pregunta, ¿por qué hay que suplir el sexo? ¿por religión?, y se responde: “lo ideal es que las personas tengan una vida sexual sana y que piensen que su sexualidad es mucho más que reproducción. El ser humano tiene un premio por su sexualidad, que es sentir placer, sentir amor y unirse en pareja” argumenta.
Agrega que estar privado de sexo produce explosiones sexuales que son difíciles de manejar y perjudiciales para las relaciones y vida de las personas, ya que pueden generar aberraciones deplorables.
“Por eso en sexualidad tenemos diferentes opciones ya que la energía sexual no se maneja. Hay personas que dicen que están felices sin sexo pero es porque no tienen estimulos internos (hormonales) o tienen una resignación frente al tema que provoca que sus instintos estén aplastados, aturdidos”, sostiene el Dr. J. Antonio Salas.
Energía sexual
Discernir que un encuentro sexual es un intercambio de energías provoca el siguiente paso, que es constatar que la energía sexual es poderosamente creativa tanto que genera vida. ¡Cierto!
No es que haya que aprender a estar sin sexo, no, por favor. Sino comprenderla como la gran fuerza de vida que es.
En ese sentido, la terapeuta Soledad Burmeister del Método Yuen y rectificación energética (www.metodoyuenchile.com), comparte que lo fundamental es entender que, en la vida hay que sentirse fuerte en los momentos en que el sexo no está presente y a la vez, extender esa misma fortaleza para vivir los períodos en que el sexo se experimenta. Así como también en todos los contrasentidos que se presentan.
“Significa que debemos establecer una relación más neutral sobre el tema, porque si comprendemos el sexo como un aspecto sólo emocional, dejamos de ser claros para determinar qué es lo que efectivamente deseamos, terminamos por auto provocarnos desequilibrios emocionales”.
La idea no es bloquear ni reprimir los instintos sexuales –afirma– sino que tener la claridad de cómo utilizar esa energía con total libertad y que puede canalizarse hacia aspectos tan mundanos, como la creación de negocios, proyectos, productos, hasta actividades más trascendentales, espirituales. Por cierto que siempre estará abierta la posibilidad de tener un feliz desempeño y práctica sexual.
“Es sentir que esa energía existe y que si estoy sin pareja, lo que tengo son oportunidades sexuales y voy a tomar las que son afines. Si las deshecho, esa fuerza o energía la voy a canalizar por cualquier otra vía, o esperaré a que llegue una persona que, efectivamente represente una oportunidad para mí, en términos físicos y emocionales. Aunque también está la autosatisfacción.”, puntualiza.
Por tanto, Soledad Burmeister recomienda que frente a comentarios con doble sentido antes sospechadas carencias sexuales, no olvidar jamás que el “juicio sobre los demás denota siempre un juicio sobre uno mismo, hablamos siempre desde nosotros. El mal genio no necesariamente corresponde a falta de sexo, sino que puede tener diversos orígenes, desde físicos hasta espirituales, una debilidad que hay que buscar, sanar”, concluye.