Si te preguntas qué es lo que piensas y sientes acerca de tu figura corporal y respondes con estas afirmaciones:
“Estoy muy gorda”, “qué lata estar a dieta”, “toda mi vida he estado a dieta”, “soy gorda desde que nací”, “tengo tendencia a engordar” o “ninguna dieta me funciona”.
Pero todas esas frases son creencias instaladas en la inconsciente, que han hecho que la mente las registre como programaciones sobre cómo uno se ve a sí misma y cómo funciona el mundo.
“Son profecías autocumplidas que se quedan ahí y empiezan a validarse como pensamientos verdaderos en la vida, porque lo han pensado así desde hace años”, explica Erich Iturra, International Master Practitioner of NLP y Facilitador de PNL, acreditado por The Society of NLP. (www.dhecapacitacion.cl)
Para reprogramar esas frases en el inconsciente, como si fuera un computador se utiliza la Programación Neurolingüística, PNL que estudia y transforma esos patrones de pensamiento, percepciones, conductas y formas de codificar las informaciones y experiencias que se van teniendo a lo largo de la vida.
Entonces, en el objetivo de perder grasa esta técnica servirá para ir enseñando a la mente para que se concentre en lo que quiere y no, en lo que no se quiere.
“Aprendes a darle ideas o sugerencias correctas a tu mente para que ella misma te ayude y se pueden cambiar las frases anteriores, por otras como, “me veo bien con 5 kilos menos”, “estoy logrando mi objetivo”, “bajar de peso es fácil cuando la persona se disciplina”… es un proceso donde vas validando las expectativas”, agrega Erich Iturra.
Estas frases de reprogramación –continúa el instructor y certificador en PNL e Hipnosis- empezarán a provocar armonía y tranquilidad en el organismo, lo cual mantendrá la química adecuada para lograr adelgazar.
“Las primeras afirmaciones generan angustias, culpas, enojos e impotencias entre otras emociones poco útiles para los fines buscados y además, provocan descargas de adrenalina y corticoides en el cuerpo que impiden que la persona baje de peso”, asegura.
Por lo tanto, con esta técnica se podría manejar la propia mente, conocer y optimizar las propias capacidades, mejorar relaciones, cambiar conductas y cuidar la salud. En definitiva, tener una vida mejor y ser más conscientes del lenguaje que se utiliza, pues éste afecta la bioquímica de nuestro cuerpo. Muy similar a lo que se plantea en el libro de autoayuda, “El Secreto”.
Por su parte, la hipnosis será otra técnica que busca comunicarse con el inconsciente de la otra persona. La diferencia con la PNL, es que con ésta se produce un grado de mayor receptividad, “estás más dispuesto a aceptar ideas y puedes hacerlo con ojos abiertos o cerrados; la persona estará callada o no, solo es uno el que habla y se utilizan ciertas estructuras que en su conjunto, hacen que la persona acepte aquellas ideas que ya tenía en su mente para que su vida sea más fácil”, explica Erich Iturra.
Cambiar hábitos
Alan Frenk fundador y director de la Sociedad Chilena de Programación Neuro-Lingüística ( (www.scpnl.cl) comparte la aseveración que se puede bajar de peso con esta técnicas y generar transformaciones importantes de hábitos, estados anímicos y la relación con la comida y los placeres porque generar cambios cognitivos.
“Hay maneras de cambiar sus formas de percibir y de relacionarse consigo mismo y la comida, con el ejercicios, de tal forma, que puede llegar a una manera sana de cuidarse, adquirir un peso deseable y mantenerlo”, afirma. Para lograrlo se necesitarán de una a cinco sesiones aunque todo dependerá de cada persona.
“Algunas solo tienen un sobrepeso porque no consiguen manejar su relación con el chocolate, otras porque comen mucho y se llevan mal con el ejercicio físico, no quieren gastar energía, o tienen rollos que los tienen angustiados todos los días y comen por compulsión, en vez de por alimentación”, comenta. En ese caso se necesitarán más sesiones para desenredar y lograr una visión funcional.
Lo importante es que también se van trabajando las expectativas y las ansiedades para ver resultados. Se recomienda consultar a un nutricionista para que el programa esté más completo aunque no siempre será necesario.
“Se puede ayudar a la gente a adquirir otra actitud y que puedan disfrutar del movimiento físico o que encuentren una actividad que disfruten. Así irán gastando más calorías y comerán sin tanta ansiedad”, constata Alan Frenk, desde su basta experiencia.
En ese sentido, reflexiona el especialista, habrá que preguntarse cuántas veces se come para alimentarse y cuántas otras, para resolver problemas emocionales o para premiarse.
“El asunto es que la comida genera un placer instantáneo, habrá entonces, que buscar nuevos placeres que hagan bien no solo en el momento sino también en el mediano plazo”.