LEVERKUSEN. - Los prejuicios sexistas y la incomprensión ante el deseo de una mujer de ser futbolista han sido obstáculos habituales para muchas de las participantes en el Mundial femenino de Alemania, lo que ha forjado su carácter de pioneras en contra de la discriminación.
La mejor jugadora del mundo, la brasileña Marta, y otras estrellas como la alemana Birgit Prinz, la inglesa Kelly Smith o la mexicana Maribel Domínguez han abordado recientemente los problemas que encontraron en sus orígenes y que tuvieron que superar para poder vivir su pasión.
El fútbol, un terreno acotado para muchos únicamente a la categoría masculina, ha sido uno de los deportes que más tardó en abrirse a ambos sexos, pero la Copa del Mundo cumple este año veinte años y es un evento que se consolida poco a poco, con el impulso de la Federación Internacional (FIFA).
Ni la superestrella brasileña Marta se libró en su día de los ataques sexistas por pasar el tiempo libre cuando era niña dando patadas a un balón, cuando sus hermanas la encerraban para que no fuera a jugar y ella llegó incluso a vender helados para comprar una equipación.
En juveniles, un equipo rival femenino, sorprendido por el talento de Marta, llegó a pedirle en el descanso que se desnudara, para comprobar que no era un hombre, porque no creían que una mujer pudiera hacerlo tan bien.
Cinco premios a la mejor jugadora del mundo por parte de la FIFA, dos platas olímpicas y un subcampeonato mundial con Brasil y el hecho de ser la primera mujer en el Salón de la Fama de Maracaná acreditan que Marta, años después, ha cumplido su sueño y ha derribado barreras hasta entonces insuperables.
"No es fácil ser mujer y querer cumplir tu sueño de jugar al fútbol, encuentras muchas resistencias y gente que no cree que lo conseguirás, pero la clave está en no rendirse", explicó la número 10 de la ’Seleçao’.
Su gran rival por ser la mejor en los últimos años, la alemana Birgit Prinz, también ha admitido que se sintió "discriminada e incomprendida" y que a menudo era increpada en los campos con gritos de "macho".
La estrella de las inglesas, Kelly Smith, que recientemente admitió en la prensa de su país haber sido alcohólica, explicó que también sufrió discriminación y obstáculos en su país, hasta que llegó al ’soccer’ de Estados Unidos, donde es una celebridad y donde ha desarrollado su carrera.
En México, las jugadoras del ’Tri’ femenil tampoco lo han tenido fácil y su emblema Maribel Domínguez, la célebre ’Marigol’ tuvo que hacerse pasar por un niño en su infancia y rebautizarse como ’Mario’ para poder jugar con sus compañeros, hasta que fue descubierta y apartada del equipo.
Su compañera en el equipo Mónica Ocampo, autora del tanto que sirvió el lunes para empatar con Inglaterra (1-1), también habló recientemente de los problemas que supone ser mujer en este deporte.
"Todavía hay personas que nos miran algo raro, y creen que este deporte no es para mujeres", admitió la joven jugadora azteca.
La FIFA quiere que esta Copa del Mundo suponga un antes y un después para la mujer en el fútbol y reafirmó antes del torneo su deseo de que pueda contribuir "a mejorar la situación de la mujer en la sociedad".