La pareja, después de muchos años de relación, se casó en febrero pasado, y eso apenas significó una breve pausa en la rutina laboral del actor que va por el cuarto año sin vacaciones.
Aún hoy es recordado por sus personajes en el “Jappening con Já”, como “Peñita”, “Pepe Antártico” y la diva “Eglantina Morrison”, pero él prefiere dejarlos en el pasado y destacar hoy en día por su trabajo en “Teatro en Chilevisión” -programa que lleva 9 años ganando la sintonía de los sábados por la noche-, y su exitoso programa radial “El Festival de la Corazón”, además de las giras que hace por todo el país junto a su compañía, donde, además de su esposa, están Fernando Kliche, Remigio Remedy, Paty Irribarra, Carla Jara y Carola Oliva.
¿De dónde saca tiempo para todo eso y además, para disfrutar de sus pequeños hijos? Según el comediante, simplemente, no lo tiene. Por eso es que esta entrevista que accedió darnos debió ser realizada en su auto, camino de la radio hasta el lugar de ensayo de su próxima obra. Y en los breves minutos que nos concedió, nos contó de cómo se las arregla para rendir en todo, y cómo se vive la paternidad camino a los 60 años.
-Parece que el ritmo de vida ya te está pasando la cuenta. El año pasado tenías una hernia y lumbago.
“Tengo una hernia que estoy tratando gracias al gimnasio, que me ha funcionado espectacular. Si dejo de hacer gimnasia, a la semana empiezo con el problema y me duele la espalda, es bien complicado. Pero con el puro gimnasio he logrado mantenerme y se me quita inmediatamente el dolor”.
-Vas a cumplir 59 años y, por energía, ni se nota.
“No, y ojalá que no se note en mucho tiempo. Obviamente no me voy a poner cuello y corbata. Hasta el momento sigo manteniendo aquellas características de ser una persona un poquito ‘casual’. Además, hay una serie de cosas que se conjugan. Hay que tener una actitud de vida, estar siempre provocando cosas, laboralmente hablando. Yo estoy siempre en constante movimiento. Aparte que tengo dos hijos chicos, y eso influye en que tengo que estar en las mejores condiciones posibles”.
-¿Has pasado por alguna especie de crisis de edad?
“Hay momentos de crisis en que digo ‘¡pucha, diablos, qué estoy haciendo!’. Me siento más cansado, a veces, y quisiera funcionar mejor todavía. Eso se proyecta en rabietas o en malos momentos, suele ocurrir. Por otro lado, hay que echarle para delante no más, si siento que la cuestión va funcionando. Tengo que pensar y sentir que no tengo la edad que tengo, que tengo treinta y tantos y que estoy volviendo a empezar, tanto en lo familiar, como en lo laboral.
-¿Cómo se vive la paternidad a los 59 años? Algunos hombres, mucho antes, deciden que ya no tendrán más hijos, que ya fue suficiente.
“Parto diciendo que me encantan los niños, me fascinan. Me enternece la actitud de los cabros chicos, esa pureza... Si pudiera tener más hijos, los tendría. Pero siento que por el mismo proceso de edad, las cosas se empiezan a apurar para mí. Los tiempos pasan mucho más rápidos para mí y para los niños, mucho más lento. En estos momentos, lo único que yo quisiera es lograr ver a mis hijos grandes y ojalá, entrando en la universidad. Ese es casi uno de mis objetivos más cercanos.
“Me fascinan los niños pero creo que la fábrica está más que cerrada. El tiempo es suficiente. Si tengo otra guagua, difícilmente voy a tener la oportunidad de verla entrar al colegio”.
-¿O sea que, hasta ahora, eres un padre activo que no le hace el quite a cambiar pañales?
“A las 4 de la mañana me despierto todos los días, porque a esa hora se despierta la María Fernanda, y la paseo y la vuelvo a hacer dormir en la cuna. Estoy así siempre”.
-Tienes la suerte de tener una esposa muy guapa y trabajar con mujeres que muchos hombres admiran. ¿Qué pasa con los celos entre tú y la Titi?
“No son tema. Si no, desde el primer día que nos conocimos ella se habría puesto celosa y no habríamos seguido, está claro. Está más que superado. Yo confío plenamente en ella y supongo que ella lo hace exactamente igual conmigo”.
-Una cosa son los celos de pareja y otros los celos de papá. ¿Mejor no pensar en María Fernanda con pololo algún día?
“Ella exquisita. Es la mujer que hoy en día me vuelve loco, y es la única persona con la cual mi esposa se podría poner celosa. Es el amor de mi vida. Con ella he vuelto a descubrir el amor. Pero es tan chiquitita que ni siquiera pienso que vaya a tener un pololo todavía. La adoro, la quiero, la abrazo y la besuqueo. Es tremendamente importante, como también lo es el Matías, que es mi hijo, mi referente masculino en este minuto. Con él me transporto a muchos años atrás y me veo reflejado en él, porque es el hijo mayor -yo soy el mayor de 7 hermanos- es tremendamente mamón, y yo también lo fui, es teatrero...”.
-¿Qué consejo le podrías dar a los padres que por cosas de trabajo, no pueden compartir todo lo que quieren con su familia?
“Lamentablemente, yo estoy en esas condiciones. No es fácil para un tipo como yo, que trabaja tanto, o para muchos en este país que trabajan muchísimo. Yo trato de dejar el día domingo, como único día que tengo libre, para estar con la familia, pero estoy tan cansado, que me cuesta entregarme a la vida familiar de lleno, con energía. Ahora, estamos viendo la posibilidad de irnos fuera del país en algún momento, para estar juntos”.
-¿Irse del país?
“Salir de vacaciones, que nadie me pueda interrumpir ni llamar por teléfono y tener dedicación completa para ellos.
“Sé que hay gente que no tiene más remedio que seguir con el tren, pero como consejo, diría que me gustaría parar algún día y bajarme”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tengo varios. Hago buceo, que es un deporte que aprendí hace poco pero no tengo el tiempo para realizarlo. También me gusta cocinar, pero tampoco tengo tiempo. Soy un tremendo cocinero; hago desde porotos con rienda hasta pollo al coñac, o desde un rico asado a una corvina al horno”.
-Si no tienes tiempo para ninguno, ¿existe algo que te permitas?
“En este momento, prácticamente, no me permito ninguno. Pero si tengo una noche desocupada y mi mujer está descansada, hacemos el amor (ríe, mientras estaciona su auto afuera de la sala de ensayo)”.