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Daniel ‘Ex Huevo’ Fuenzalida: “El copete es como una ex polola que ya murió, no existe”

El hombre que fue conocido no solo por su trabajo en televisión, sino que por su desenfrenada vida de excesos, parece que tiene una nueva vida. A dos años de su último y aparentemente definitivo tratamiento, el conductor de TV nos habla de cómo se mantiene alejado de sus adicciones y de cómo se divierte hoy.

03 de Agosto de 2011 | 08:35 | Por Ángela Tapia F., Emol
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María Ignacia Concha, El Mercurio.
“¿Ese señor es un actor?”, pregunta un hombre en la calle. “No, es Daniel Fuenzalida... El Huevo Fuenzalida”. “¡Qué flaco está!”, contesta asombrado. Mientras que el ahora delgado conductor se toma las fotografías para esta entrevista, no deja de llamar la atención su aspecto, por más que todos los días aparezca en el panel de “En Portada”. Definitivamente, algo ha cambiado en él.

Hace dos años ingresó a un tratamiento, esperando dejar atrás una larga etapa de carretes desenfrenados, que incluyeron varias entrevistas sin filtro, hablando de consumo de alcohol y drogas, además de una que otra noticia vinculada a accidentes de tránsito con “notorio estado de ebriedad”. De hecho, cuando en el año 2003, chocó en el auto en el que iban Nicolás Massú y el Chino Ríos, Daniel ni siquiera se acordaba si él era el que iba manejando.

De esos años poco queda. De hecho, ya ni siquiera le gusta que le digan Huevo -apodo que recuerda que “si no estaba ‘duro’, estaba ‘cocido’”- pero como la gente no deja de relacionarlo a ese sobrenombre, decidió auto-bautizarse “ex Huevo”. Y desde entonces, quien fuera conocido por animar “Extra Jóvenes” y pioneros programas de trasnoche en tiempos en que el Kike Morandé aún no se adueñaba del horario nocturno de la televisión, asegura que se ha mantenido alejado de los vicios de antaño.

Hoy, además de trabajar en el programa de farándula de UCVTV y tener su programa en Radioactiva, tiene desde hace dos años su programa vía streaming, Twitcar.tv, un espacio que, asegura, le abrió nuevamente las puertas a los medios de comunicación, después de haber tocado varias puertas que se cerraron en los canales de TV.

“Lo que pasa es que los intentos anteriores (de salir de las adicciones) eran medio tránsfugas, falsos, porque yo no me daba cuenta de la enfermedad que había tenido, así que no había hecho un tratamiento de verdad. Después de haber estado internado, estar nuevamente de vuelta fue difícil, porque quizás la gente me había dado la oportunidad y le había fallado. Por eso, esta vez, tuve que reinventarme. Hacer mis propios proyectos”, comenta el ex Huevo.

Es así como comenzó a grabarse en videos de YouTube, que derivaron en un programa en vivo por internet, hecho en su auto, mientras de copiloto lleva a su entrevistado. El éxito entre los más animados usuarios de la web no demoró en llegar, y hoy incluso lanzó su propio “canal” por internet (Canalstream.tv), donde reúne varios programas, entre ellos, el regreso de Rodrigo ‘Pera’ Cuadra y Salfate, juntos de nuevo, en Msfreak.

-Daniel, ¿tu delgadez se debe a la vida sana o al estrés?
“Básicamente, de estar contento con la vida. Ya al dejar el alcohol bajé 8 kilos al tiro, y me empecé a entusiasmar. Así que fui con una nutricionista que me ordenó con las comidas. Además corro. Trato de no comer después de las 8 de la noche, no tomo bebida. Se asoció todo al tratamiento que me mejoró de la cabeza. Había que estar bien por dentro y por fuera”.

-De eso ya han pasado dos años. ¿Comenzaste realmente una nueva vida?
“Sí. Lo que pasa es que cuando me planteé hacer el tratamiento, tuve una recaída al día que me interné, pero a los dos días volví y dije ‘ya, tiene que ser de verdad’”.

-¿Qué influyó para que esta vez fuera la definitiva?
“Mi señora. Uno siempre ve estos casos en la farandulilla y piensa ‘oh, el inmaduro, déjenlo que ya va a crecer’, hasta que te das cuenta que es una enfermedad, porque hay tipos que pueden tomar y paran, se controlan, y al otro día van a trabajar. Pero el que no tiene frenos está enfermo. Yo logré entenderlo porque mi señora viene del área de la salud y me explicó que era una enfermedad. Además, me dio la opción de elegir: ‘O sigues con tu cuento, o yo’. Fue así de drástica. Y como yo no la quería perder... Después que estuve interno y que empecé con las terapias educativas, logré conocerme. Antes no sabía por qué actuaba o pensaba como lo hacía. Uno entra como en un personaje… No sé si el Huevo se comió a Daniel o Daniel al Huevo, y al final es una confusión”.

-¿Cómo fue tu tratamiento?
“Duró un año y medio, entre que fue el interno y luego el ambulatorio. Y es todo un proceso en que te vas conociendo con unos ejercicios de líneas de vida, que tienes que traspasar todo lo que sentiste entre los 0 y 10 años; las alegrías, las penas... Todo, porque dicen que ahí te marcan para toda la vida”.

-Y por ahí debe haber algo que no quieras recordar.
“Y ahí es donde se ocultan las drogas y el alcohol, que te hacen evadir ese tipo de cosas. Pero cuando uno logra abrir eso y te conoces, es más fácil hacer un tratamiento”.

-¿Te has mantenido limpio desde entonces?
“Sí, no he tenido ninguna recaída, gracias a Dios. Y he seguido conociéndome, porque esta enfermedad, la adicción, es tan mañosa que se mete en los dos polos, cuando eres muy exitoso y estás muy contento y eufórico, o cuando estás en los bajones máximos. Al adicto le cuesta vivir en el equilibrio. Entonces, ahora que estoy lleno de movimiento, proyectos y pegas, cuando me veo medio atrapado llamo a mi terapeuta, converso con mi señora. También me alejé de los entornos de antes. No animo en discotecas a menos que sea muy necesario, por la radio; no me junto con la gente de antes, y si salgo de noche, voy con mi señora. Si voy a un lugar donde hay copete, trato de mirar, de sociabilizar, pero no tentarme mucho”.

-¿Te quedaste con pocos amigos?
“Es que nunca tuve amigos, casi. Hay gente con la que uno sale a carretear, pero a los amigos de verdad los empecé a recuperar ahora, porque se habían alejado cuando yo empecé con las recaídas. Me decían que parara y yo pensaba que eran malos amigos. Ahora me refugio mucho en la familia. Uno les hace mucho daño a los papás. Imagínate, interactuar con un gallo que es adicto no es fácil”.

-¿Cuál es tu idea de pasarlo bien ahora?
“Yo lo paso muy bien en el trabajo. Ahora estoy en todas las plataformas que me interesan, televisión, radio e internet, y estoy generando mis contenidos, mis cosas... La vida que estoy teniendo me gusta, porque estoy estable, manejo los tiempos para estar con mi hija, con mi señora. Me gusta salir a comer con ella y alguna pareja de amigos. Me río, hablo de lo que pasó en la semana, algo piola”.

-¿No se hace difícil cuando muchas de las actividades sociales en las que se celebra algo incluyen alcohol?
“Yo puedo celebrar igual que todos. Ya corté el vínculo con el copete, ya no me provoca nada, no hay una relación. Ya no sufro si están tomando y yo no puedo. Es como una ex polola que ya murió, no existe. La puedo ver pero ya no pasa nada”.

-¿Y de la que guardas buenos y malos recuerdos?
“Claro. Hay recuerdos buenos y malos pero está cortado, no me da el cosquilleo con el copete o las drogas. De drogas estoy absolutamente alejado, ya ni las veo, pero el copete obviamente es algo social, pero yo me tomo jugo y no me pasa nada.
“Yo me río de las tallas del resto que toma. Como yo ya pasé por ese estado, por esas tallas, sé que el gallo va a repetir cuatro veces la misma historia, o se va a dar vuelta en lo mismo. Lo que sí debo reconocer que me ha pasado es que he tenido que luchar harto con algo”.

-¿Qué cosa?
“Que cuando me invitaban a un programa nocturo, yo antes me tomaba dos pisco sour para salir a un set, y así hablaba mucho. Pero ahora que no está eso, que tiene que ser en seco, me cuesta un poco vencer la timidez. Igual me encuentro más fome, más cortado en términos televisivos. Pero lo he ido trabajando”.

-¿Qué fue lo bueno de tu vida en tiempos de fiesta?
“El beneficio es que lo pasas bien, nadie lo niega. Es buena vida cuando la sabes controlar. Lo negativo, cuando te quedas enganchado, es que vives la misma vida siempre, no maduras”.

-¿Qué costos tuvo para ti?
“Costos laborales, costos de no haber sabido capitalizar, económicamente hablando. Tampoco los sentimientos, haberle hecho daño a harta gente, directa o indirectamente. Eso tiene un costo que es inevitable”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tengo algo que no sé si es parte de una enfermedad, pero desde hace un año me dio por guardar todo en cajas, todo. Tengo como veinte de esas metálicas, cuadraditas. Pongo el notebook en caja, los enchufes en caja... Me he puesto medio maniático con eso”.

-¿Como una manera de tener todo bajo orden?
“Puede ser. También me he puesto maniático con el closet, con la ropa, que esté lo blanco con lo blanco, las camisas colgadas, impecables. Pero todavía no llego a ordenar la ropa en degradé, como he visto en otra gente”.
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