El flirteo, ese arte de acercamiento a otro ser humano al que apenas se conoce -o a veces se le está viendo por primera vez- y que puede desencadenar una buena amistad o una hermosa relación, parece ser un acto natural en los seres humanos, pero, no por eso, fácil de practicar para todo el mundo.
Consciente de que a varios puede resultar una tarea titánica de realizar, la psicóloga Regina Hamburguer lanzó el libro “El ABC de la seducción” (Editorial Gedisa), inspirada en los cursos para buscar pareja que ha entregado, y en los que ha debido partir desde la base para alcanzar el amor: el flirteo inicial.
Como concepto básico, Hamburguer asegura que el flirteo surge de manera espontánea entre dos personas, por ende, no hay pasos a seguir establecidos, pero sí conceptos básicos que se pueden trabajar. Por ejemplo, aquellos que por diversos motivos están algo tensos en la búsqueda del amor, se les recomienda calmarse y abrirse a la posibilidad de conocer “gente”.
Bien es sabido por las almas que por un período largo se han visto desprovistas de una media naranja, que mientras más se espere a que llegue la persona ideal, es peor. Por eso, la psicóloga subraya el hecho de que se debe estar en reuniones sociales, la calle, el trabajo o cualquier sitio propicio para conocer gente, con un “estado interior de despreocupación”. Con esto, se espera que las conversaciones y actitudes de el/la solter@ no indiquen a cada minuto “estoy sol@, quiéranme”.
Para ser más gráficos, Hamburguer da como ejemplo esa forma de ser infantil, en la que los niños parecen ir por la vida desinteresados, pero con los ojos bien abiertos a los estímulos que surgen alrededor. “Esa falta de intencionalidad marca el límite entre un flirteo y un torpe ‘ligue’, en el cual la intención se disfraza de diálogo liviano y se oculta tras una falsa animación”, comenta.
Aproximación
“Qué le pasó a San Pedro que se le están cayendo los angelitos”, “hola, me gustas”, o quedarse mirando como en trance a una persona que despertó el interés, no es la forma más indicada de aproximación.
Para ello se debe ser sutil; y lo mejor es buscar un tema u objeto que se encuentre presente y que a ambos les interese y que, obviamente, dé para hablar. Por ejemplo, Hamburguer pide que se omitan preguntas del tipo “¿Sabías que hoy es el cumpleaños de Colón?”, mientras se está en un lugar como la fila del cajero automático.
Asimismo, pide que no se inicie el acercamiento con muchas copas de más que, no sólo provocan mal aliento, sino que hacen que a veces, se hablen incoherencias. Se trata de sentido común.
Una vez enganchada la persona con el tema de conversación, existen algunas formas de saber si se está caminando por un sendero seguro o solo quieren arrancar lejos. Una de ellas es el lenguaje corporal. Además de fijarse si su cuerpo expresa comodidad (es esperable que no esté con los brazos cruzados), es importante estar atentos a lo que la mirada indica.
“En la antesala de un flirteo erótico solo permitimos que nuestra mirada se pose en el elegido una fracción de segundos más de lo habitual. Si nuestras miradas se buscan y se encuentran repetidas veces, estamos ante un signo casi seguro de mutuo interés”, explica la psicóloga, quien advierte no practicar una incómoda mirada sostenida, que “tiende más bien a ahuyentar”.
Sin lugar para los débiles
“Cualquiera puede flirtear”, dice la autora. Pero ¿cómo creer esa afirmación cuando se es alguien con temores e inseguridades?
“Los lobos con piel de ovejas y las ovejas con piel de lobo siempre despiertan sentimientos encontrados y reservas en los demás”, asegura Hamburguer. Es por esto que si se espera tener un éxito genuino, es importante ser sinceros con uno mismo y con los demás y eso incluye, aceptarse tal cual se es.
“Cuanto más nos conozcamos y nos aceptemos como ese ser en particular, con todas sus vueltas y aristas e imperfecciones, tanto más convincente será nuestro efecto sobre otros”, y se logrará ser alguien atractivo, explica la psicóloga.
En cuanto a los temores que provocan esa parálisis de las cuerdas vocales cuando solo se piensa en acercarse a alguien que nos interesa en algún lugar, Hamburguer enumera una serie de requisitos para cerciorarse de que se está preparado/a para el ataque:
-Autoestima sólida: “Estar de acuerdo consigo mismo, apreciar las propias fuerzas y reconocer las debilidades e imperfecciones”.
-Respeto a sí mismo/a: “Tener la certeza de ser una persona interesante, que tiene algo para ofrecer a los demás”.
-“Saber que uno dispone de ese potencial desaprovechado”.
- “Disposición al riesgo, para experimentar nuevas formas de conducta”.
-Coraje: Es importante ser sinceros y evaluar si se tiene la valentía de enfrentar el miedo al ridículo o al rechazo de un desconocido.