El sentimiento de culpa es enemigo de la felicidad, pero es un sentimiento que muchas o casi todas las mujeres trabajadoras comparten.
Una de las razones por las cuales las mujeres se sienten agobiadas por este sentimiento está en el hecho de que, a pesar del fuerte incremento de la fuerza laboral femenina, los ambientes laborales aún no se han adaptado a ello y siguen replicando esquemas que sólo miran a hombres trabajadores que tienen a su mujer en la casa cuidando a los niños.
A la poca flexibilidad se suma el hecho de que muchas mujeres tienden a mirar sus roles bajo el prisma de la perfección, lo que las hace sobre exigirse para alcanzar una meta irreal.
Cathy Greenberg y Barrett Avigdor se hacen cargo de este problema en el libro “Fuera culpas, el secreto de las madres trabajadoras felices”, que acaba de llegar al país.
En este señalan que las mujeres que sienten ensombrecida la alegría de criar a sus hijos por las responsabilidades laborales, deben elegir entre rendirse ante esa situación o bien esforzarse por buscar un equilibrio entre sus mundos.
Para esto proponen una fórmula: H.A.P.P.Y. que comprende cinco aspectos para un nuevo comportamiento.
H implica healthy, es decir, estar saludable en física y mentalmente porque esta es la condición básica para poder accionar y tomar decisiones asertadas.
A de adaptative, es decir, adaptable y flexible, condición necesaria si se tiene presente que todas las situaciones en la vida pueden experimentar cambios. Y esto puede darse aunque se crea tener todas las situaciones bajo control. “Tener bien claro cuáles son tus motivaciones y prioridades es fundamental para superar los cambios y el estrés”, dicen.
P, proud of your family o en español: orgullosa de tu familia y P de proud of your work,orgullosa de tu trabajo apunta directamente al hecho de que tenemos que abandonar los afanes de perfección que nos mueven y que hacen que nos exijamos al máximo por tener a una familia perfecta y un trabajo perfecto. “El orgullo es una forma de gratitud, es sentirse bien por lo que aportamos al trabajo y a la casa”, aclaran.
Y, de young at heart (joven de corazón) es para las autoras fundamental, porque un corazón joven es alegre y no se entristece ni se siente arrastrado por constantes oleadas de pesimismo y negatividad. Independiente de la edad, uno siempre tiene la posibilidad de sustituir los pensamientos negativos por los positivos. “Sería ingenuo pensar que las cosas siempre marchan sobre ruedas. Por supuesto que no. Nadie puede sentirse feliz las 24 horas del día. Ser joven de corazón significa optar por el enfoque positivo de la vida siempre que sea posible”, explican Cathy Greenberg y Barrett Avigdor.
¿Qué pasa con los hijos?
La culpabilidad que sienten las mujeres trabajadoras tiene que ver directamente con esta pregunta, porque la crianza nos hace experimentar permanentes dudas sobre las cosas que hacemos y dejamos de hacer. Greenberg y Avigdor afirman que si una mujer está tranquila y contenta con sus decisiones como madre, no importa si trabaja o no, sus hijos crecerán bien.
Agregan que a estas alturas hay suficientes estudios que acreditan que los hijos de madres trabajadoras no salen perdiendo por ello y que lo importante es que aprendan de ellas, es decir, que las madres sirvan de modelos.
En este sentido entregan una serie de recomendaciones:
- enseña a tu hijo a quererse y a aceptarse a sí mismo, porque ese es un elemento fundamental para la felicidad.
- fomenta la autoestima y la independencia en ellos.
- acepta a tus hijos tal y como son.
- practica el amor incondicional, lo que les enseñará a amarse a sí mismo.
- plasma la alegría.
PD: las autoras agregan: “cuando las cosas se pongan difíciles, pide ayuda”.