CHICAGO .— El personaje de dibujos animados Bob Esponja Pantalones Cuadrados está en entredicho después de la difusión de un estudio que señala deficiencias de atención de corto tiempo y problemas de aprendizaje en niños de cuatro años que vieron brevemente su programa.
Se percibieron los problemas en un estudio realizado entre 60 niños seleccionados al azar, a quienes se les asignaron que miraran “Bob Esponja” o los dibujos animados de ritmo más lento “Caillou” que trasmite PBS (servicio de televisión pública), o bien que se dedicaran a dibujar. Inmediatamente después de estas asignaciones de nueve minutos, los niños fueron sometidos a pruebas de funciones mentales.
Aquellos que vieron “Bob Esponja” realizaron las tareas con un rendimiento mucho más bajo que los otros.
En investigaciones previas se vinculó a la televisión con problemas de atención de largo plazo en los niños, pero el nuevo estudio señala que pueden ocurrir problemas más inmediatos después de un breve período de exposición, resultados que deberían poner en alerta a los padres de niños pequeños, dijeron los autores del estudio.
Los dibujos animados para niños muestran típicamente unos 22 minutos de acción, por lo cual, mirar un programa completo “podría ser de mayor detrimento”, conjeturaron los investigadores. Pero agregaron que se requiere de mayor evidencia para confirmar esa conclusión.
Los resultados deberían ser interpretados con cautela debido al tamaño reducido del estudio, pero el resultado parece ser sólido y refuerza la idea de que la exposición a los medios constituye un asunto de salud pública, destacó el doctor Dimitri Christakis, especialista en desarrollo infantil del Hospital del Niño de Seattle.
El experto escribió un editorial que acompaña al estudio publicado el lunes en el sitio cibernético de la revista Pediatrics. Christakis recomendó que los padres necesitan darse cuenta de que los programas muy rápidos no parecen ser los adecuados para los niños muy pequeños.
“Lo que los niños miran tiene gran importancia, no se trata de cuánto tiempo miran”, destacó. Angeline Lillard, catedrática de Psicología de la Universidad de Virginia y directora del estudio, afirmó que “Bob Esponja”, trasmitido por Nickelodeon, no debería ser señalado individualmente.
La experta dijo se hallaron problemas similares en niños que miran programas de dibujos animados muy rápidos. Lillard agregó que los padres deberían tomar conciencia de que a los niños de muy tierna edad se les afecta la capacidad de aprendizaje y el dominio de sí mismos inmediatamente después de ver programas de ese tipo.
“No recomendaría que vieran esos programas antes de asistir a la escuela o en cualquier etapa en que se espere que presten atención y aprendan”, agregó. David Bittler, portavoz de Nickelodeon, refutó los resultados y destacó que “Bob Esponja” está dirigido a niños de 6 a 11 años de edad, y no a los niños de 4 años.
“Al reunir a 60 niños de grupos no diversos, que no pertenecen a la audiencia a la que está dirigida el programa, y que miran nueve minutos del programa es una metodología dudosa y posiblemente no sentaría las bases para resultado válido alguno en que los padres puedan confiar”, agregó.
Lillard señaló que se eligió a niños de 4 años porque esa edad “es el período clave durante el cual se ve el mayor desarrollo” de cierto autocontrol de su capacidad.
Este estudio no podría determinar si acaso los niños de otras edades podrían ser afectados de la misma manera. La mayoría de niños eran blancos y procedían de familias de clase media o adinerada. Estos recibieron pruebas de función mental comunes después de mirar dibujos animados o de dibujar.
Los niños que vieron Bob Esponja tuvieron un promedio de 12 puntos menos que los otros dos grupos, cuyo rendimiento fue casi idéntico. En otra prueba, que medía el dominio de sus facultades y la impulsividad, los niños fueron catalogados por el tiempo que esperaban para comerse unos bocadillos que se les ofrecieron cuando el investigador salió del salón.
El grupo de “Bob Esponja” esperó un promedio de dos minutos y medio, mientras que los otros dos grupos esperaron un promedio de por lo menos cuatro minutos.
El estudio contiene varias limitaciones. Por un lado, los niños no habían sido sometidos a pruebas antes de mirar televisión. Pero Lillard señaló que ninguno de los niños estudiados había sido diagnosticado con problemas de atención y todos tuvieron puntajes similares en evaluaciones de sus padres sobre su comportamiento.