Asegura que su vida es como una montaña rusa. Ricardo Cantín -quien prefiere solo decir que tiene cuarenta y tantos- viene saliendo de una depresión que le dio a principio de año, gatillada por su salida de Radio Pudahuel, tras haber trabajado cerca de diez años ahí. Apenas se levantaba de la cama. Pero hoy parece estar más tranquilo, sin ocultar que las cosas le afectan más de la cuenta.
De momento, su ausencia en el dial la llena con dos cosas que lo tienen contento. Uno de los personajes que ha destapado más de un notición farandulero, lleva meses en el panel de “Intrusos” y además, es el jurado más ácido con los mozos competidores de “Yingo”. Este último trabajo, dada la juventud que reina en el estudio, dice que le ha devuelto la alegría a su espíritu y poco le importa que muchos de los fans de los integrantes del programa le organicen grupos de “Yo odio a Ricardo Cantín” en las redes sociales.
“Me gusta el rol de ser jurado. A veces, la gente me cataloga por lo que ve en la tele, pero la gran mayoría me encuentra la razón de que sea un poco rudo con los niños. Me encantaría el día de mañana ver a uno de mis polluelos triunfando en la televisión, cuando yo ya esté retirado”, comenta este coyhaiquino, en la entrada de La Red.
Harto tiempo ha pasado desde que trabajó junto al “ex huevo” Fuenzalida en “Lunáticos”, y mucho más desde que llegó a los medios mostrándole a Katherine Salosny los chocolates que él vendía en Villa Alemana. “Toda mi vida fui vendedor ambulante”, ha asegurado.
Luego vendría su lado actoral, como “el Mosca” en la teleserie “Sabor a ti”, que terminó por demostrar que este hombre ha hecho prácticamente de todo. “Hoy prefiero estar más piolita, no estar muy expuesto. Así estoy tranquilo, llevo mi vida relajada. Los últimos sucesos que se han dando en nuestro país (la tragedia en Juan Fernández) me deja con un mensaje de vivir el día a día, disfrutar cada uno de las cosas que uno hace en este momento”, comenta.
En cuanto a volver a la radio, quiere tomarse su tiempo y “vivir el duelo” que aún siente que debe procesar. “Haber salido de Radio Pudahuel me afectó, porque fue algo que durante muchos años me encantó hacer. Lamentablemente salí por algunas diferencias que tuve con un personaje, que creó cierta mala onda. Finalmente, yo los perdono, porque soy cristiano, pero salí dolido. Por eso decidí tener un duelo por un buen tiempo. Las cosas de la vida... No es por aprovecharme de este tema, pero hace un tiempo atrás me encontré en un evento público con Roberto Bruce y él tenía muchas ganas de que hiciéramos juntos un proyecto en radio, él con su parte más informativa y yo con la más farandulera. Si algún día vuelvo a la radio, de cierta forma pensaré en él”.
-¿Y cómo estás ahora?
“Mucho más tranquilo, saliendo ya de todo eso, gracias a Dios, por los trabajos que tengo. ‘Yingo’ me ha servido mucho para rejuvenecerme el espíritu. Me han ayudado mis jefes de allá y de ‘Intrusos’. Son gente muy humana que me ha ayudado a salir de esta angustia que me dio por salir de la radio”.
-¿Buscaste ayuda profesional?
“No, fue por mí mismo, por el cariño de mi familia, de mi entorno, de mis más cercanos, de mis amistades, mis compañeros de trabajo. Todos me han ayudado con un granito de arena para salir adelante.
“Yo soy muy cristiano y eso es una gran ayuda. Últimamente mi familia ha tenido pérdidas muy dolorosas, y se ha juntado todo, pero eso mismo me ha ayudado a tener fuerzas. La memoria de esta gente que se me ha ido, me ha ayudado a fortalecerme, a seguir luchando. Gracias a Dios no tuve que pedir ayuda a un especialista para poder salir de esto, ni remedios, ni drogas, sino solo con amor”.
-¿La técnica está en abrirse para recibir el cariño?
“Exactamente. Hay que abrirse. No hacer lo que hice en un momento, que fue meterme en una burbuja, vivir mi mundo, encerrarme, salir a trabajar y volver a encerrarme. Eso no se lo doy a nadie, porque finalmente uno se hunde más y empiezas a maquinar más cosas en la mente. Y la mente es tan poderosa que maneja tu cuerpo. Yo finalmente me abrí y empecé a recibir amor, aprecio, comprensión, palabras de gente que me quiere, y empecé a ver la vida de otra forma”.
-¿Vives solo?
“Absolutamente solo”.
-¿Con la puerta abierta?
“Siempre con la puerta abierta. Sé que algún día me tocará. Por ahora tengo a mi hijo, que es mi perro. Se llama Rigo, es un Basset (Hound). Es mi amor, mi vida, mi cómplice. Lo tengo hace tres años y medio y me lo regaló una auditora de la radio.
“En general, los animales ayudan mucho a salir de momentos en los que uno está con depresión o con pena. Ellos te entienden, te escuchan, no te piden nada a cambio y te dan mucho cariño”.
-¿Por qué dices que tu vida es como una montaña rusa?
“Por los altos y bajos, porque soy lunático, porque a veces estoy bien arriba, soy muy de piel. Si algo que cae mal, me deprimo, me caigo fácilmente. Soy muy de sentir las cosas. Pero ahora he aprendido a ponerme una coraza, a tener más cuero de chancho, a caminar más paradito en la vida”.
-¿Hay algún secreto para eso?
“Escucho música new age. En mi casa armo el ambiente, prendo velas, practico aromaterapia... Me voy a mi campo, miro las estrellas, agradezco a la vida, al universo, a Dios, y eso te hace encontrarte a ti mismo y a tener mucha más tranquilidad”.
-Parte de superar los malos períodos es valorar los éxitos. Como buen opinólogo, ¿cuáles son los golpes noticiosos que más te enorgullecen?
“Hay varias cosas. No me gusta pavonearme, pero tengo recuerdos gratos de hacer dado pauta a otros colegas, sobre todo cuando estaba en la radio; como la famosa entrevista al papá de Marlen Olivari. Por primera vez habló públicamente sobre la separación de su hija y habló pésimo de Roberto Dueñas. Dijo una cantidad de garabatos, que no sabía si editarlo o no. También recuerdo cuando entrevisté a la coreana, dueña de las joyas que había comprado Manuel Neira, y que había lucido en ‘De pé a pá’ Pamela Díaz. Ella hablaba muy poco español, así que el diálogo no era muy fluido, pero sí reconoció sus joyas. También está cuando dije en la radio que en ese momento se estaba casando María Eugenia Larraín con el Chino Ríos, y nadie me creía”.
-¿Cuál ha sido el personaje farandulero más noble y el más detestable que has debido enfrentar?
“Hay uno que como deportista le ha dado todo a nuestro país -y se le agradece-, que es un número uno en lo que hizo: Marcelo Ríos. Pero como entrevistado, es detestable, cero respeto por la gente, por el periodismo, cero educación. El más noble... Siempre he dicho que Felipe Camiroaga era muy educado, muy caballero. También está Rafael Araneda, que siempre tiene un espacio para dar, nunca se esconde. Fernando Solabarrieta también es un personaje muy respetable. Son personajes que nunca se salen de sus casillas por más que estén involucrados en un escándalo, o que se haya inventado algo de ellos. Siempre tienen una palabra y reciben la llamada, y explican si no quieren hablar. Yo agradezco a Radio Pudahuel, que me dio un plus distinto, porque ir con una cámara y un micrófono es más invasivo”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Yo colecciono lentes ópticos. Tengo problemas a la vista y me gusta ponerme lentes de distintos colores, ad hoc a la ropa que estoy usando. También soy un poco maniático del orden en mi casa, de la ropa. Me gusta ubicarla por color. Además, me encantan las cosas dulces. Trato de hacerles el quite pero soy tonto por los dulces y los pasteles”.
-¿Y qué te hace feliz?
“La naturaleza. Ver las estrellas, ver la luna, ver los árboles, las flores, relajarme. Me hace feliz ver a la gente que amo feliz”.