Reuters
PARÍS.- Aunque las inusuales altas temperaturas estén haciendo sudar a más de uno en los desfiles en París, la diseñadora Stella McCartney logró con su colección que haya ganas de que llegue el próximo verano.
Diseños deportivos, chic y encanto. Minivestidos de tirantes realizados en seda, en tonos crema y con suaves adornos en los dobladillos desfilaron junto a vaporosos tops y amplios trajes-pantalón con túnicas.
Los cortes claros y bien definidos, junto con unos materiales livianos, aportaron movimiento a los diseños, con un toque cotidiano. Sus estampados marrón rojizo o azul grisáceo recordaban a corbatas o porcelana. La única pega la pusieron unas sandalias de baño con suelas azules, en contraste con las bonitas sandalias que también se vieron. Pero, en líneas generales, la cliente ideal de McCartney sigue siendo una mujer moderna en movimiento.
En el desfile de Phoebe Philo, diseñadora de la prestigiosa marca Céline, unas siluetas ligeramente redondeadas relajaron algo las líneas rectas de la temporada pasada. Philo ha influido enormemente en la tendencia hacia el purismo. Pero en su presentación del domingo, sus cortes fueron algo más femeninos, con diseños inspirados en el final de la década de los 50.
Se vieron chaquetas y abrigos con formas elípticas, vestidos deportivos tipo blusón con cinturones anchos, túnicas combinadas con pantalones pirata y bonitas faldas plisadas. En cuanto al color, la apuesta fue por diseños monocromáticos en blanco, negro, verde abeto y rojo oscuro.
Por su parte, el diseñador de Akris Albert Kriemler se inspiró en la película de los 60 "Grand Prix", John Frankenheimer y presentó estampados aerodinámicos de carreras o posó su mirada en los paseos de Monte Carlo. Sin embargo, sus diseños perdieron el elemento juguetón.
Las modelos lucieron vestidos en amarillo y gris, trajes en verde con pantalones amplios de shantung de seda a lo Marlene o unas chaquetas chic con capucha y brillantes cremalleras, todas con cortes muy marcados.
Invitada especial del desfile fue la princesa Charlene de Mónaco, que viste habitualmente Akris.
"En total, en toda mi vida he estado en dos desfiles", contó después durante una recepción. La princesa estaba visiblemente entusiasmada. Y el deportivo atrevimiento de la colección le va como anillo al dedo a la ex nadadora olímpica, que según declara sigue nadando dos veces por semana.
En el caso de Herms, el sueño de una vida mejor en el campo parece inspirar a su diseñador, Christophe Lemaire. Al principio del desfile, sus modelos lucieron vestidos blancos muy naturales, con pañuelos para la cabeza al estilo campesino, pero en su variante de lujo: con finos apliques y drapeados. Después, faldas de lino y túnicas de piel suave dieron paso a vestidos tipo kimono japonés, o chaquetas chinas estilo Mao, todo en hermosos tonos azules u oliva. Los famosos bolsos Herms regresaron como sencillos monederos.
Con la perfección de lo simple y lo claro comenzó también Yoshiyuki Miyamae su primer desfile como nueva diseñadora jefa de Issey Miyake. Sus conjuntos en tonos beiges lucieron elegantes y precisos. Después, siguieron vaporosos diseños en tonos naturales con efecto globo; todo ello con un toque muy ligero, casi como si volara.
Más convencionales fueron en cambio sus camisetas de estampados gráficos en rosa o marrón chocolate, con leggings de hendiduras redondeadas. El cierre lo pusieron diseños en amarillo sol, con unas mangas que recordaban el vuelo de los pájaros.
