Reuters
CHICAGO.- Muchas mujeres que han sobrevivido a un cáncer suelen decir que fue una mamografía la que "salvó su vida", un testimonio poderoso que puede alentar a otras a realizarse los controles regulares para detectar a tiempo los tumores mamarios.
Pero, ¿cuáles son las posibilidades de que la prueba realmente salve la vida de una mujer? No tantas, según un nuevo análisis publicado en "Archives of Internal Medicine".
"Las cifras sugieren que, como mucho, un 13 por ciento de las personas diagnosticadas con cáncer de pecho han sido ayudadas. Eso significa que el otro 87 por ciento no ha sido ayudado", dijo el doctor Gilbert Welch, del Dartmouth College, quien dirigió el estudio.
Welch señaló que las mujeres que cuentan sus historias de supervivencia al cáncer de mama pueden inducir con fuerza a que otras se controlen y, dado que la tecnología mamográfica ha mejorado, las posibilidades de que los médicos encuentren algo sospechoso son mayores.
Pero la detección temprana para algunas mujeres no será un gran beneficio, especialmente si el cáncer es de crecimiento lento, dijeron Welch y colegas. Y muchas serían diagnosticadas y tratadas por un cáncer de crecimiento tan lento que nunca les hubiera generado ningún síntoma ni amenazado sus vidas.
Los resultados de este análisis suman una nueva arista al gran debate sobre los beneficios de las pesquisas de control del cáncer en las personas saludables.
Este mes, el grupo estadounidense con apoyo del Gobierno denominado U.S. Preventive Services Task Force recomendó que los hombres saludables no se efectúen un test sanguíneo de control del cáncer de próstata, lo que generó alborto entre los especialistas oncológicos, que temen que eso lleve a que más hombres mueran por la enfermedad.
Y en 2009, el mismo grupo aconsejó que las mujeres menores de 50 años no se realicen una mamografía y que las mayores de 50 lo hagan cada dos años, en lugar de anualmente, lo que disparó la protesta de las entidades de lucha contra el cáncer de pecho.
No obstante, las pruebas tienen beneficios y riesgos, señala Welch, que considera que el debate actual es positivo para los pacientes, quienes están comenzando a pensar más sobre los riesgos de las pesquisas.
Un estudio previo realizado por Welch reveló que los controles de rutina para el cáncer prostático generaban que 1 millón de hombres estadounidenses sean diagnosticados con tumores que de otra forma no hubiesen generado problemas de salud en ellos.
En la última investigación, el equipo se concentró en observar cuánto reducen las mamografías la muerte por cáncer de mama.
Los autores hallaron que en las mujeres de 50 años con cánceres mamarios diagnosticados por una mamografía, había un 13 por ciento de posibilidades de que la pesquisa salvara sus vidas.
La pregunta, entonces, es cómo preservar el beneficio de la mamografía sin exponer a tantas mujeres a los daños de los diagnósticos excesivos, que incluyen ser tratadas por tumores que no hubiesen causado problemas, dijo Welch.
El experto manifestó que la tecnología de control del cáncer ha mejorado cada vez más en la detección de pequeñas formaciones con la presunción de que cuanto antes se detecta un tumor, mejores son las posibilidades de supervivencia.
Pero Welch indicó que como los tratamientos para el cáncer de mama mejoraron, la necesidad actual de un diagnóstico muy temprano es menor.
"Por años hemos estado buscando cada vez más y más duramente el cáncer. Creo que ha llegado la hora de hacer la pregunta: '¿Qué tal si buscamos con un poco menos de dureza?'", cuestionó.
El doctor Timothy Wilt, de la Administración de Veteranos de Minneapolis y que escribió un comentario sobre los resultados del estudio en la misma revista, dijo que la investigación brinda a los médicos datos de base científica para compartir con los pacientes, quienes suelen verse influenciados por anécdotas.
"Dado que las historias de sobrevivientes suelen ser tan poderosas pero imprecisas, pueden hacer que las personas tomen decisiones de atención médica que no tienen base científica y que podrían ser equivocadas", añadió Wilt.