"A todos se nos caen más o menos 100 pelos al día", asegura Andrés Figueroa, dermatólogo de Clínica Dávila, quien afirma que eso no tiene nada de raro. Esto se debe a que el cabello tiene un ciclo de vida compuesto por tres fases denominadas anágena, catágena y telógena, y que en el fondo son períodos en los que el pelo nace, crece y muere, respectivamente. Lo que sucede es que estas etapas no ocurren al mismo tiempo en una hebra y otra, entonces mientras una está en fase de crecimiento, quizás otra ya completó su ciclo de vida y está muriendo o, en otras palabras, cayéndose.
Sin embargo, en algunos casos la caída normal de cabello se vuelve mucho más exagerada y es allí cuando empiezan los problemas. "Cuando el número de pelos que se cae es mayor a 100, cuando comienzan a ocurrir trastornos como que se tape la ducha o que el cepillo quede lleno de pelos, o cuando se empiezan a notar zonas del cuero cabelludo que no tienen la cantidad de pelo normal, son signos de alerta", sostiene el doctor Figueroa.
En lenguaje médico la caída normal de pelo se conoce como alopecia, de la cual hay muchos tipos. La más común es la alopecia androgenética, la que está determinada genéticamente y se va presentando con la edad. "A veces se inicia muy prematuramente y por eso se ven personas jóvenes con estos patrones de caída bastante iniciales. A esos pacientes generalmente podemos darle algún tratamiento para tratar de retrasar esa genética", explica el dermatólogo.
También existe el denominado efluvio telógeno, el cual se caracteriza por una caída brusca de todos los pelos. Este fenómeno usualmente ocurre cuando una persona ha sido afectada por una infección grave o fue sometida a una cirugía de complejidad. Incluso puede presentarse en las mujeres después del parto o en quienes realizan dietas muy rigurosas que implican algunos déficit nutricionales.
El tercer tipo de alopecia es la llamada areata. Lo característico de ella es la aparición brusca de algo así como "medallones" sin pelo en el cuero cabelludo y se relaciona con el acontecimiento de un evento estresante en la vida: la separación de los padres en el caso de los niños, la pérdida de un ser querido si se trata de adultos, etc. "No se sabe cómo el estrés llega a causar que se pierda el pelo de esa forma. Se cree que es por un mecanismo inmunológico que no está muy aclarado todavía", sostiene Andrés Figueroa.
Un tratamiento para cada una
El médico agrega que cada tipo de alopecia tiene su propio tratamiento. En el caso de la androgenética, hay dos fármacos que ayudan. El primero se llama Minoxidil y es un vasodilatador que se aplica dos veces al día en forma tópica en la zona del cuero cabelludo. Sus resultados aparecen en el transcurso de tres o cuatro meses.
El otro medicamento es el Finasteride, un comprimido que los pacientes deben tomar hasta que asuman que se están quedando "peladitos". Sin embargo -explica el dermatólogo- este fármaco es dejado como una segunda opción de tratamiento, ya que en entre un 2 y un 3% de los pacientes que lo toman provoca impotencia y ginecomastia (aumento del tamaño de las glándulas mamarias). "La ventaja es que se deja de tomar el medicamento e inmediatamente desaparecen los efectos adversos. La desventaja es que cuando se deja de tomar el medicamento se cae todo el pelo que se pudo haber ganado durante el tiempo en que se tomó", advierte el especialista.
En el caso de la alopecia denominada efluvio telógeno generalmente lo que se hace es tratar la causa de la caída del pelo, es decir, si ésta es un déficit carencial debido a una dieta muy rigurosa, los médicos le dicen a la paciente que deje de hacerla. Si la pérdida de cabello es consecuencia de una cirugía grave, el doctor Figueroa afirma que la recuperación del pelo demorará entre tres y cuatro meses.
Por último, la alopecia areata se trata con inyecciones de corticoides en los "medallones" donde no hay cabello. "Pero también hay que preocuparse de la parte psicológica y muchas veces se envía a estos pacientes a una evaluación para determinar si hay algún elemento estresante que provoque la alopecia", señala el dermatólogo.
En relación a los populares shampoo anticaída, Andrés Figueroa sostiene que son coayudantes al tratamiento, es decir, por sí solos no van a frenar la pérdida de pelo. Lo mismo ocurre con los suplementos vitamínicos o las terapias con láser. En cuanto a los masajes, de los cuales se dice que ayudan al crecimiento del cabello gracias al aumento de la irrigación sanguínea, el especialista afirma que esto no está científicamente comprobado.
También es común escuchar que existen alimentos, como el tomate, que provocan la caída del pelo. Sin embargo, el médico sostiene que no existe comprobación científica de ello, aunque agrega que sí hay alimentos que ayudan a la salida de cabello. "Alimentos que son ricos en biotinas pueden ayudar a que el pelo salga con más fuerza, más grueso y resista más a la caída", dice el dermatólogo. Ejemplos de estos alimentos son las carnes, la yema de huevo, los cereales integrales (avena, trigo, etc.) y los vegetales.
Otros consejos que ayudan a prevenir la caída del pelo es tratarlo con cuidado, lavarlo con agua tibia y no hirviendo, peinarlo con suavidad y no utilizar productos que sean muy fuertes para él. "Por ejemplo, las mujeres que se hacen mucho alisado con plancha van desnaturalizando las proteínas del pelo y eso va haciendo que éste sea cada vez menos resistente a la caída", señala Andrés Figueroa.
¿Y los moños? El especialista sostiene que también existe la alopecia por tracción que se da especialmente en las mujeres jóvenes que usan moños muy apretados. "Van perdiendo el pelo sobre todo de las partes más proximales de la frente y de la zona de adelante de las orejas solamente por el hecho de traccionar demasiado el pelo", explica. Por esto la recomendación es tomarse el pelo, pero no con exageración, ya que "con un moño que no tiene tanta tracción no va a pasar nada".