Carla Pinilla, El Mercurio.
Pablo Zamora (35) asegura que él y su colega Kurt Carrera (37), son como siameses para el trabajo. Que adonde uno se quiera ir, el otro lo seguirá. Por su parte, el actor que personifica al siempre recordado ‘cajarito’ Tutu-tutu, no duda en decir que el intérprete del Profesor Salomón es como su hermano. Cariño no les falta después de haber trabajado diez años juntos y haber vivido prácticamente de todo. Y hoy, una nueva etapa se ha abierto en la historia de esta dupla, su propio programa de humor.
Están bastante cansados pero más que contentos en TVN, estación televisiva que presenta desde hace unas semanas “Inútiles y subversivos”, el nuevo programa de Kurt y Pablo, que viene a coronar la década de trabajo de este par.
Durante este tiempo se ha podido conocer a “Los hermanos sin dolor”, el “Profesor Salomón y Tutu-tutu”, “Popín y Henry”, entre otros, que han marcado las noches de humor en antiguos programas como los extintos “Ya siento que vienen por mí”, de Martín Cárcamo, “Panoramix” de Sergio Lagos y “Morandé con Compañía”.
“Llevamos cien años siendo indirectos. Es hora de que Chile hable”, dice Kurt, sentado afuera de la cafetería del “canal de todos los chilenos”. Sus palabras van directamente a defender el humor de la dupla, de algunas críticas que han catalogado el nuevo espacio televisivo de “amateur” y “sexista”.
“Nosotros somos así, ‘Inútiles y subversivos’, no andamos con la cosa oculta. Somos directos. Este programa no tiene doble sentido. Si hay que tocar un tema sexual, se toma de manera abierta y directa, con las cosas como se dicen”, continúa Pablo.
Con los años de circo, aseguran ser más que un personaje y agradecen poder demostrarlo entre las varias secciones del programa, con “El nudista”, “El hombre boa” y “Fonoconfesión”, entre otros que han dado que hablar.
Al ver los gags, aún queda en el aire esa espontaneidad y extrañeza que generaban en sus inicios, cuando medio Chile los golpeo y ellos aseguraban: “no hay dolor” y con los clásicos “complete l’oración”.
-¿Son mejores amigos?
K: “O sea, Pablo es como mi hermano. Me cacha todo a mí y yo le cacho todo a él”.
P: “Estamos en todas. Sexo no hemos tenido”.
K: “Pero nos hemos bañado juntos, hemos dormido en la misma cama, lo he mudado para un sketch...”.
-Se ha visto que en algunas duplas de humor han habido encontrones. ¿Han pasado 10 años sin ninguna pelea?
P: “Sí, porque se hace lo que yo digo y Kurt lo tiene claro (ríe)”.
K: “Hemos tenido nuestras cosas, pero nada comparado con otros casos. Es que somos de personalidades muy parecidas y a la vez diferentes. Somos muy imbéciles, perdedores y ganadores. No nos creemos más de lo que es, y vemos todo a beneficio como empresa. No se trata de si Pablo se luce más o yo. El beneficio de Pablo o Kurt se ve reflejado y eso hace que crezca”.
-¿Cuál fue la primera impresión que tuvieron uno del otro?
K: “Pablo me censuró al tiro. Martín Cárcamo nos presentó para el proyecto de ‘Ya siento que vienen por mí’, y él dijo ‘no me gusta. Me cayó mal’”.
P: “Sí, era como seriote. No era lo suficientemente imbécil para el proyecto, pero después de quince minutos, retiré lo dicho”.
K: “Yo estaba nervioso en ese momento, pero después, trabajando, me di cuenta que él estaba loco. Si había que tirar un camión de un segundo piso, no lo simulaba, lo tiraba. Él siempre ha sido así para hacerlo mejor, no porque quiera hacer daño”.
P: “Y así nos han pasado cosas. Mira cómo estoy moreteado. Kurt, muéstrale el tajo en la espalda que tienes”.
K (se sube la polera y muestra una larga cicatriz en la espalda): Fue hace dos años, disfrazado de (Eduardo) Frei. Era el ‘Jackass presidencial’, y me tiré de un cerro y me saqué la mierda. Otra vez tuve un TEC cerrado porque Pablo me tiró el volante de un tractor que pesaba como diez kilos”.
-En estos diez años han tenido éxitos y otras etapas no muy buenas, como el Festival de Viña del 2008. ¿Cómo superan esos momentos?
K: “Con trabajo no más”.
P: “Ese día me fui de vacaciones a España, dos horas después. Terminé de actuar, salí, agarré mi maleta y salí caminando del hotel como Pablo Zamora. Nadie me vio”.
K: “Yo me acosté mas tarde, me agarró la prensa y todo. Pero es bueno que a veces pasen cosas negativas. Llevábamos ochos años sólidos y nos caímos para darnos cuenta en qué teníamos que concentrarnos más. De ahí empezamos a crear. A la semana, en ‘Morandé’ nos teníamos que reír de eso y fue una rutina maravillosa”.
P: “Yo entré en un camión de basura”.
K: “Y yo, plastificado como los pollos a luca, sin plumas. Eso nos sirvió de terapia, para reírnos de nosotros mismos”.
-¿Han llorado juntos?
K: “Yo creo que sí. No sé si juntos, pero hemos llorado cada uno por su problema y el otro ha estado apoyando. Es que este huevón se fue a España después del Festival. Tal vez, si no se hubiera ido, habríamos llorado juntos”.
P: “Ya no lloramos”.
K: “A mí me dio pena. Yo soy de Arica, y estaba toda mi familia y la ciudad pendiente. Pero hoy en día nadie lo recuerda. Cuando antiguamente, si te iba mal en Viña, se acababa tu carrera”.
P: “Tenemos armas. Somos más que un personaje”.
-¿Qué envidian de cada uno?
K: “Siempre se lo he dicho. Para mí, Pablo es el mejor comediante que existe hoy en día. Él dice que no, pero es un orgullo trabajar con él. En estos diez años me ha ayudado a crecer y a seguir avanzando, porque uno tiene temores, trancas. Pero él sabe las cosas que me cuestan”.
P: “Envidio lo bien dotado físicamente que él está (ríe). Me gusta su simpleza. A veces yo tengo una idea y la rebuscamos y la damos la vuelta, pero cuando la comentamos, dice algo como ‘no poh, ¿y si mejor me resbalo con un choclo y listo?’... Y eso era, increíble. Me gusta cómo él vive la vida tranquilo, sin enrollarse por nada. Kurt puede irse de aquí a su casa en pelota por dos lucas. Eso habla muy bien de él, que no tiene ninguna tranca (ríe)”.
-Kurt, en el programa tienen la sección del “Nudista”, donde sales sin ropa por la calle. ¿Qué te dice la gente?
K: “Algunos me aplauden. Una vez fuimos a grabar a Vitacura y había muchos edificios. Algunas viejas aplaudían y otros gritaban ‘¡grande!’”.
P: “Ese personaje lo iba a hacer yo antes, pero no quise quitarle pantalla a Kurt”.
-Mucha alabanza, pero, ¿qué les molesta del otro?
K: “No es que me moleste, pero a veces Pablo está en la luna. Uno le habla y no sabes si te está escuchando. Ayer casi lo atropellan por lo mismo, porque estaba pensando en otras cosas, pero su cuerpo seguía avanzando. Por eso, por ejemplo, no puede manejar un auto ni andar en bicicleta, sino, va a chocar. Cuando graba escenas donde maneja, hay que ir empujando el auto”.
P: “A mí me molesta la extrema confianza de Kurt hacia mí. Siento que de repente descansa en algunas cosas. Le pregunto si le parece algo y me dice ‘¡fantástico!’. Me compra todos los números, pero me gustaría que me cuestionara un poco”.
-¿Cuál es el mejor momento que han vivido juntos?
P: “Un momento delicioso fue un 4 de diciembre, para un cierre de la Teletón en el Estadio Nacional, lleno, con cien mil personas que me cantaron ‘cumpleaños feliz’”.
K: “Y más encima, dijimos: ‘don Francisco tiene cabeza de chan.... ¡Chooo!’. Pero después la arreglamos: ‘Cara de chantástica persona’.
P: “Más encima le tiramos un palo al señor (Jorge) Lavanderos, que decía que la Teletón era un negocio. Le dijimos que se tragara sus palabras. Nadie había querido tocar el tema, ni don Francisco. Fue maravilloso. Después, todo el mundo nos vino a felicitar por haber tenido las patas de decir esas cosas. A nosotros nos gusta arriesgarnos y el riesgo nos va a golpear a veces o nos va a premiar. Nosotros buscamos el premio”.
-¿Se han arrepentido de los golpes?
K: “Generalmente, no. Una vez mojamos al Kike y él se enfureció. El reto fue complicado, nos quería echar, pero lo habríamos mojado de nuevo. Fue notable”.
-¿Cómo se proyectan ustedes?
K: “Cumpliendo diez años más”.
P: “Siendo pareja, ya no”.
K: “No, no nos resultó. A mí me gustan las mujeres”.
P: “A mí también”.
-¿Cuáles son sus vicios privados?
P: “Yo coleccionaba películas, pero hoy las bajo gratis. También coleccionaba figuras de películas, de dibujos animados, pero hoy me di cuenta que todo eso es una mierda, y que para lo único que sirven es para taparte. Te atrapan, te consumen, te generan angustia cuando no tienes algo. Y cuando te lo compras, está ahí, pero ni lo usas. Estoy en una etapa distinta, quiero sentirme libre, sin cosas que me atrapen”.
K: “¿Y los cómics? Tienes una colección infernal”.
P: “También, chao. No me voy a comprar más”.
K: “A mí me gusta el sauna. Desde niño que voy con mi papá, y ahora lo hago una vez a la semana, sí o sí. Me voy a las diez de la mañana y salgo a las diez de la noche”.
-¿Y qué haces todo ese rato?
K: “Estoy tres horas adentro, salgo, duermo, almuerzo, descanso, tomo una siesta... Me encanta. Meditas, conversas, hablas con Dios. A veces arreglas el mundo con las personas, porque están todos en pelota, y hablamos de política, de fútbol, de si hay vida después de la muerte... Se aprende mucho”.