No es que se pongan de mal humor pero se obsesionan. Un hombre a dieta puede ser un peligro, porque en su afán por bajar kilos quiere involucrar a todos en su emprendimiento.
Y vaya el que coma una hamburguesa con papas fritas frente a él. No es una acción conveniente. La comida chatarra es su principal debilidad.
Por lo general, los hombres que viven solos, comen mal y al igual que los con pareja, a la hora de almuerzo van a restaurantes donde los carbohidratos con proteínas pasan al estómago sin ningún cuestionamiento. Y la cosa se pondrá peor, si una cervecita después del trabajo es la parte entretenida del día. Eso también engorda.
Sea como sea un hombre a dieta es distinto a las mujeres, porque “son más rigurosos y respetan todo lo que uno les dice y no como las mujeres que con más experiencia, van acomodando las calorías a su antojo, lo de ellos es ocasional”, comenta Paula González, nutricionista del sistema de alimentación Kalibrate .
Aunque lo común estará en los pensamientos nostálgicos. “Lo que más echo de menos es el pan”, comenta Juan Carlos Gómez, de 32 años.
“No ha sido terrible pero me cuesta tener que levantarme más temprano para prepararme la comida, pero lo hago todos los días, porque los pantalones me estaban quedando apretados”.
En ese sentido, Marcela Cosentino, nutricionista de Clínica Santa María , afirma que a la hora de planificar una dieta para un hombre el trabajo es distinto, porque justamente, ellos no se cocinan. “Sin ser machista, en la mayoría de las casas cocinan las mujeres, entonces hay que darles regímenes que puedan obtener en restaurantes e incentivarlos para que lleven frutas o barras de cereales para las meriendas”.
De todas maneras, asegura, que su proceso es desigual en comparación con las mujeres, ya que su contextura muscular los hace tener un metabolismo más activo y por tanto, bajan más rápido.
“Eso los motiva y entusiasma muchísimo, porque al primer control ya han perdido hasta 4 kilos en el primer mes, a diferencia de las mujeres, que bajan en promedio entre 2 a 2 kilos y medio de peso”.
Más ejercicios
Como todos saben, la clave para regular el peso está en combinar una alimentación adecuada con ejercicios. En el caso de ellos, comenta la experta Marcela Cosentino, la dieta será igual hipocalórica entre las 1400 y 1800 calorías aunque también es factible que puedan requerir en un día hasta 2000 si es que se practica una actividad muy intensa.
“Lo que cuesta es que incorporen el desayuno como comida principal del día, vegetales, frutas y los lácteos. Últimamente se ha estudiado que el metabolismo disminuye mucho cuando hay una deficiencia de calcio y los hombres frecuentemente, tienen baja ingesta de lácteos y hasta puede haber que muchos no los consuman”, afirma.
Además se les invita a cenar más temprano, en menor cantidad, beber durante todo el día hasta 3 litros de agua e incorporar, desde los 30 años, tomates en su menú diario, ya que los ayudaría a inhibir el cáncer de próstata.
En tanto que el ejercicio se les aconseja que sea diario, cuestión que no le cuesta para nada. “Que un hombre llegue a su casa a las 9 de la noche, después de ir a jugar fútbol o del gimnasio, no es lo mismo que una mamá lo haga a esa hora, diría que son más despreocupados de la casa”, comenta tímidamente la nutricionista.
Una visión compartida es la que tiene Paula González. “Ellos tienen más facilidades de comer a las horas señaladas, ya que no hay muchas más preocupaciones que las laborales”.
Más que una crítica, un realidad que las nutricionistas aseguran ver en la práctica. Sea como sea, para evitar el efecto yoyo, del cual no están inmunes a pesar de que se liberan de las labores domésticas, deberán cambiar efectivamente sus hábitos alimenticios, sino volverán a subir como cualquier mortal.