El cambio que ha experimentado la pareja ha sido en 180° en la última década. Hasta las princesas reales como Kate y Letizia, se casan cerca de los 30 después de haber convivido o tener un matrimonio anterior y la racionalidad se hace presente en cada una de las decisiones que toman.
“Definitivamente los jóvenes son más realistas, pero también es cierto que es un realismo descarnado” afirma la psicóloga Clemencia Sarquis al revisar qué pasa hoy con los jóvenes al momento de hacer pareja y construir una familia.
Destacada profesional, autora de libros como “Me enamoré de un hombre casado y otras infidelidades” y “Secretos y complicidades en el matrimonio”, desde hace algunos años sólo realiza terapia ad honorem en temas de dolor, área en el que también tiene dos textos, “Felicidad o espejismo” y “Dolor y sufrimiento” (en versión web).
Clemencia Sarquis afirma que así como los jóvenes de hoy son más realistas también pesa sobre ellos el ‘des-compromiso’ frente a un vínculo permanente y por ellos, las parejas se construyen sobre la incertidumbre de por cuánto tiempo se sobrevivirá juntos.
También sostiene que ha nacido una nueva conceptualización de la infidelidad, en la cual, los involucrados no consideran que ésta “sea el acabe de mundo”.
-¿Qué ha pasado con la pareja en los últimos años?
“La pareja de hoy no tiene nada que ver con la de los 80 e incluso 90. Hace años sostuve que lo más importante para una pareja era la elección de ésta, la elección de la pareja. Hoy eso no existe, hoy se trata de una decisión de formar pareja. Antes la elección de pareja implicaba dar el paso de irse de la casa, hoy se van a vivir juntos, se emparejan pero no se casan.
“Es una tremenda revolución en cuanto a la conceptualización de lo que es hacer pareja”.
-¿Ya no se elige una pareja para toda la vida?
“Nadie llega al matrimonio con el concepto de para toda la vida, es una idea que escucharon alguna vez y esperan que, ojalá, se cumpla. Hace 50 años uno hacía un voto de matrimonio de por vida, hoy eso no prima”.
-¿La modernidad introdujo el concepto de desechable en el matrimonio?
“En los 80 ya existía lo desechable y el consumismo, pero eso no imperaba a nivel de relaciones. Hoy está presente ‘el vamos a ver’ lo que hace que una pareja se construya sobre la incertidumbre de qué va a pasar con el otro y se viva, muchas veces, en temor. También es cierto que muchos quieren vivir en pareja, pero no en matrimonio.
“Lo que caracteriza los tiempos de hoy es el des-compromiso”.
-¿Des-compromiso que se vive en todo?
“Exactamente; antes era bien visto que una persona tuviera en su currículum haber estado 20 años en una empresa; hoy lo que da prestigio es un CV donde hay un trabajo tras otro cada dos o tres años.
“En la pareja el des-compromiso implica el ‘no voy a construir una especie de hermandad, compañerismo y reciprocidad con el otro’. La pasión es corta y se puede y debe incentivar –especialmente en esta vida de desgaste- pero no sirve para sostener una pareja”.
-¿Qué consecuencias traerá todo esto para la sociedad?
“Existen dos posibilidades. Una es que los que se casen sean vistos como conservadores, no progresistas y por lo tanto, sean considerados malos o, en el polo opuesto, una especie de fanatismo pro matrimonial donde poco menos se ingrese a una especie de noviciado”.
-El sexo no es algo que se considere un elemento que forma parte del matrimonio, ¿cuánto ha influido ello en la concepción del mismo?
“Tiene mucho que ver en la forma como se destruyen las parejas. La mayoría de los jóvenes no vinculan el sexo con el matrimonio y muchos, ni siquiera tienen la concepción de la monogamia sucesiva, es decir, algunos tienen una conducta bastante promiscua.
“Por esto, en esta nueva conceptualización, la infidelidad no es un acabe de mundo para los jóvenes. Antes la infidelidad rompía un matrimonio, hoy puede que no. La infidelidad es una opción; el ser humano no es monógamo, serlo es una opción personal y está claro que a nadie le pasan las cosas, uno es dueño de sus conductas y las cosas no suceden, en este ámbito, por una cuestión fortuita”.
-¿Cuál es el tema que moviliza a la pareja de hoy?
“El ser padres; muchos simplemente se casan cuando deciden tener hijos o si lo han hecho, postergan la maternidad y en un momento tienen que resolver dar el paso. Esto tiene su explicación en el hecho de que la mujer ha alcanzado su justa valoración y no está reducida a un mero rol reproductor.
“Ahora, está por verse si esta postergación es buena, porque es un hecho que cuando deciden convertirse en padres muchos tienen dificultades y terminan sometidos a largos procesos de fertilización. Y todo esto trae una serie de dolores y frustraciones”.
-¿La búsqueda de la felicidad, casi perfecta, está complotando contra la pareja? ¿Si no se logra la felicidad deseada en pareja, se le desecha?
“Si alguno se casa con ese objetivo claramente fracasará porque la felicidad también es una opción. Uno es tan feliz como desee serlo y eso no se relaciona con el otro o lo que el otro me pueda dar. La felicidad en la pareja tiene que ver con la reciprocidad.
“La felicidad perfecta está sobrevalorada, es como un nirvana, pero eso no existe. La felicidad está en la acción, en crear, en hacer y en estar bien con uno mismo”.
-¿Los jóvenes abandonan la pareja por mayores niveles de frustración?
“Creo que sí, y en eso tiene que ver mucho la educación que han dado los padres las últimas décadas donde se ha tratado de que los hijos crezcan sin ningún tipo de privación. Algunos arman pareja y a la primera frustración se vienen abajo. Por lo mismo, uno debe frustrar a los hijos en el grado necesario para que logren desarrollar el recurso de la tolerancia”.
-¿Qué hay de positivo en los jóvenes de hoy cuando hacen pareja?
“Hay elementos. Están muy conscientes de lo difícil que es hacer un matrimonio. Ahora su reacción es variada; unos toman las providencias y otros, simplemente, deciden no casarse”.
-¿Les juega en contra?
“Sí, pero aplaudo a aquellos que deciden no casarse, porque de verdad hay personas que no son aptas para el matrimonio.
“Claramente la pareja de hoy es más práctica, han bajado los niveles de ensoñación, pero también lo han extremado siendo demasiado crudos. Son más realistas, pero también es cierto que es un realismo descarnado”.
-¿Aún así fracasan?
“Claro, uno no puede planificar la vida hasta el infinito. No hay que equivocarse en esto, porque nadie tiene el éxito seguro. Los matrimonios tienen que reformularse permanentemente en el tiempo”.