¿Pueden las emociones, los deseos, los miedos y las ansiedades de una madre influir en la personalidad del bebé que está en su útero?. Al parecer sí.
“Existen hallazgos científicos que nos permiten reconocer en la etapa de gestación, un proceso vital a través del cual, la conciencia personal es programada”, afirma el psicólogo Christian Vera Prado y autor del libro “Vivir un embarazo conciente” (Colección SEXO XXI, MVP Editores).
Añade que las experiencias más intensas y recurrentes de las mujeres embarazadas son capaces de propiciar una organización y una sensibilidad neurológica particular en el ser en gestación. “Es decir, a partir de las vivencias maternas irá quedando establecido el Plan Maestro Neuronal, que guía el modo en que las neuronas del bebé aprenderán a relacionarse entre sí, siendo más sensible a ciertos estímulos en lugar de otros, creando una suerte de predisposición o tendencia”.
Por ejemplo, habla de una acentuada relación entre el estrés y la ansiedad materna en la segunda mitad del embarazo, incrementarían considerablemente el riesgo de que el niño o niña padezca de trastornos de conducta, emocionales o de hiperactividad y, que esa misma causa, afectaría al desarrollo del sistema límbico y el córtex prefrontal.
En otras palabras, estas relaciones apoyan la hipótesis de codificación fetal, según la cual, “algunas estructuras cerebrales como el hipotálamo o la hipófisis, quedarían programadas para la vida adulta en algunas semanas críticas del tercer trimestre del embarazo, con consecuencias difíciles de borrar”.
Sin la intención de provocar alarma, el psicólogo, busca dar a conocer lo relevante que resulta prevenir y disminuir esos estados que afectarán la formación biológica y psicológica del bebé.
Para ello, Christian Vera, invita a tomar conciencia de ciertas sensaciones sentidas pero ignoradas, dormidas o postergadas que yacen en el interior de la madre y poder observarlas, sin juicios para trascenderlas y pedir la ayuda cuando sea necesario. Es que estar embarazada “es una poderosa experiencia de apertura interna y desarrollo personal”.
El desafío, entonces, será personal y mental para poder integrar a su cotidiano un sinnúmero de emociones y pensamientos, y superar estados emocionales negativos (confusión, dolor, culpa, miedo, agobio, abandono, etc.), aspectos de la personalidad y adecuar roles dados o asumidos sin querer queriendo.
“La mujer tiene que reconectarse con ese pulso vital, que está escondido tras las emociones que vive en silencio y que la invitará a asumir un nuevo ritmo y acompasado con las necesidades profundas de sí misma y las de su bebé”.
Madre y padre concientes
“Vivir un embarazo conciente”, busca redefinir y ampliar el rol de ser padres, entregando conocimientos, herramientas de reflexión, análisis y ejercitación cuya práctica constante colabore a hacer más integral y eficaz la acción paterna, siendo conciente que el ser que viene, es sensible a la información de su entorno.
La clave estará en sintonizar el ritmo interior y reordenar los valores y prioridades para sentirse en paz y contenta. “Al hacerlo, producirá las mejores condiciones para que el bebé incorpore un sentido de sí mismo, como un ser que es amado y esperado”.
En síntesis, el libro entregará las herramientas para estimular un desarrollo intrauterino sano, basadas en ejercicios prácticos para que la madre pueda liberar su ansiedad, relajarse y tener un conocimiento profundo de sus necesidades ocultas y las de su bebé durante el proceso de gestación.
Por otra parte, el psicólogo que entrega sus consejos en www.portaldelembarazo.com , indica que el padre no puede considerarse más un sujeto aislado en el proceso de formación intrauterina de su bebé.
“Más allá de la influencia que ejerce el padre como pareja, es decir, sobre el mundo emocional de la madre, se ha descubierto que reflejan una influencia directa de lo que el padre vive durante la gestación de su hijo o hija y lo que el hijo manifiesta luego en su vida. Como ejemplo de ello, una investigación reciente revela el impacto de la depresión paterna y el padecer cólicos infantiles”.