CHICAGO.- Algunas adolescentes que reciben la vacuna contra el VPH para prevenir el cáncer de cuello de útero piensan erróneamente que ya no tienen que practicar sexo seguro, según revela un estudio de investigadores estadounidenses.
El trabajo, publicado en la revista Archives of Pediatric & Adolescent Medicine, muestra la necesidad de una mejor educación sobre las vacunas y sus limitaciones.
Las inmunizaciones Gardasil de Merck y Cervarix de GlaxoSmithKline protegen contra cepas del virus del papiloma humano, o VPH, que causan cáncer cervical o de cuello de útero.
Gardasil también protege contra algunas variedades del virus que producen verrugas genitales. Pero ninguna de las vacunas puede prevenir otras enfermedades de transmisión sexual como sífilis, gonorrea o el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH, causante del sida.
Las inmunizaciones contra el VPH solo pueden prevenir infecciones con ese virus, y no tratan las ya existentes.
La mayoría de las chicas que reciben la vacuna conocen sus limitaciones, dijeron los investigadores, pero las vacunas están recomendadas para todas las jóvenes de 11 a 12 años, y la sobrevaloración de su efecto podría incrementar el riesgo de una mujer de contraer otras enfermedades de transmisión sexual.
Para el estudio, la doctora Tanya Kowalczyk Mullins, del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati, y sus compañeros estudiaron a 339 niñas de entre 13 y 21 años a las que les preguntaron sobre su percepción del riesgo tras su primera dosis contra el VPH.
Varias madres también participaron. En general, la mayoría de las adolescentes dijeron que creían que era importante practicar sexo seguro tras recibir la inyección.
Pero un pequeño grupo de chicas -el 23,6 por ciento- creían que tenía menos riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual tras ser vacunadas. El estudio sugiere que los médicos deben hacer más esfuerzos por educar a las niñas y a sus madres sobre la vacuna.
El VPH es la infección de transmisión sexual más común en Estados Unidos. Más de la mitad de los estadounidenses adultos estará expuesto al virus en algún momento de su vida.
La investigación fue financiada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, aunque algunos autores recibieron becas de estudio de Merck.