Tiene tres hijos –el último fallecido a los pocos días de nacer por una infección intrahospitalaria- y cuando quiso tener al cuarto se enteró que en el último parto había sido esterilizada sin su autorización.
De esa negligencia médica aún no se repone y por eso despliega todas sus fuerzas en conseguir que muchas otras parejas, como ella, puedan recibir apoyo real del Estado para poder convertirse en padres.
Patricia Ramírez tiene profundos ojos azules, pero en el fondo trasunta el dolor de no poder volver a ser madre. En el 2010 inició tratamientos de fertilización asistida que no dieron los resultados esperados y en el camino descubrió que debía volcar sus energías en ayudar a otros.
Así nació, hace un año, la Agrupación Queremos ser Padres que hoy será recibida por el Presidente Piñera, oportunidad en la que demandarán que el Ministerio de Salud y la Superintendencia del área aceleren los procesos para que, entre otros, los tratamientos de fertilización sean codificados (necesario para ser reembolsados por las Isapres) y que se otorgue el presupuesto necesario para ayudar a las parejas que no los pueden costear.
Las cifras señalan que en Chile, a lo menos, unas 350 mil parejas no pueden ver su sueño hecho realidad. Es más, las estadísticas indican que un 15% de las parejas en edad fértil sufren de algún tipo de dificultad que les impide ser padres de manera natural.
“Cuando inicié los tratamientos para tener otra guagua descubrí la realidad de lo que significa ser infértil en este país, pero por sobre todo de la discriminación que sufren las parejas”, asegura.
-¿A qué te refieres?
“Descubrí que si tienes mucho dinero puedes optar a varios intentos, pero aún resulta extremadamente caro, no es infinito. Yo logré con mucho esfuerzo mío, de mi pareja, de mis padres, poder pagar el primer tratamiento en el IDIMI, pero hay otros que ni siquiera pueden intentarlo.
“Hablo de discriminación porque estoy hablando del derecho a ser familia, de tener un hijo y por eso, doy esta lucha”.
Patricia relata que la infertilidad es una enfermedad que se vive en solitario. “Si el infértil es el hombre no se le cuenta a nadie porque tenemos un machismo exacerbado en este país y vinculan infertilidad con virilidad, lo que no tiene nada que ver. Y si es la mujer, la apuntan inmediatamente”, dice.
-¿La infertilidad es un tema tabú?
“Sí, totalmente. De hecho nosotros hemos logrado que muchas parejas salgan del closet y cuenten lo que están viviendo. En nuestras reuniones nosotros hablamos de infertilidad con naturalidad y hay parejas que hacen catarsis, logran liberarse.
“Hay parejas que son constantemente molestadas por no tener hijos y ellos viven su infertilidad con dolor y en secreto. No entiendo por qué las parejas que no tienen hijos son mirados como bichos raros y cuando no, das lástima”.
-El 15% de las parejas sufre infertilidad, cifra que debería ir en aumento si se retarda aún más la maternidad.
“Exactamente, uno de los hechos más perjudiciales es la maternidad postergada y por eso, hemos planteado a las autoridades hacer una campaña que apunte a la ‘maternidad postergada, pero informada’. Que todas las mujeres sepan qué implicancias tiene tomar la decisión de retrasar el tiempo para tener un hijo”.
-¿Qué dificultades enfrentan en el sistema de salud?
“Muchos. Partiendo por el hecho de que la Isapre no puede enterarse que vas a ver un especialista en infertilidad porque pasa a ser preexistencia y te persiguen. Los tratamientos no están codificados, o sea, estamos igualados a las cirugías estéticas que tampoco se reembolsan.
“La OMS, en el 2009, estableció que la infertilidad es una enfermedad y Chile no ha se hecho eco de eso; somos pioneros en sumarnos a todo tipo de convenio internacional, pero no hemos hecho nada en esto”.
-¿Qué apoyo reciben de Fonasa?
“Fonasa tiene un plan piloto desde 1996 que permite hacer tratamientos de baja complejidad a sólo 256 parejas; esto a costo cero y cumpliendo una serie de requisitos o criterios de inclusión, que de alguna manera es discriminación.
“Es cierto que el cupo es la nada misma, pero nosotros agradecemos al director de Fonasa porque él ha cumplido todos los compromisos que ha asumido con nosotros”.
Patricia explica que el 80% de las parejas infértiles podrían solucionar sus problemas con procedimientos de baja complejidad (inseminaciones intrauterinas) que tienen un costo de entre 350 a 500 mil pesos por intento. El tema es que los tratamientos in vitro pueden salir entre 3 a 6 millones por intento.
-¿Puede que parte del problema sea que la maternidad es considerada un asunto privado?
“Puede serlo, pero me parece un error, porque algo hay que hacer si la tasa de natalidad en Chile ha llegado a 1,8 lo que es muy por debajo de la tasa de recambio de la población.
“Hacer familia es un derecho que está amparado en la Constitución y las autoridades tienen que velar porque esté resguardado”.
-¿Ves una contradicción en el Estado por el hecho de que sí tiene programas para controlar la natalidad?
“Claro que sí. En Chile se invierten 8 mil 500 millones de pesos en controlarla tanto en anticonceptivos, DIU, preservativos -8 diarios para las parejas en edad fértil- y la pastilla del día después.
“Obviamente está mal pelado el chancho porque para los tratamientos de fertilidad se necesitan sólo 456 millones de pesos y por eso decimos que sufrimos claramente una discriminación.
“En su primer discurso el Presidente dijo que sería un gobierno pro familia, pero no nos sentimos considerados. La infertilidad es transversal, no distingue situación socioeconómica, hay parejas infértiles en campamentos y en los sectores acomodados”.
-¿El costo de los tratamientos no será un impedimento para avanzar, considerando que esto no pone en riesgo la vida?
“Nosotros creemos que si el sistema acoge esta enfermedad van a bajar los costos y además, creemos que van a salir del sistema un montón de médicos inescrupulosos que hoy ofrecen tratamientos chantas que engañan a parejas por meses.
“Creo que se tiene que hacer conciencia de los efectos de enfermedad, asumir el número de parejas que terminan separándose por este problema, la cantidad de depresiones que se arrastran por años”.
Patricia dice que no va a descansar hasta que en Chile las parejas que no son padres, no lo sean porque realmente no quieren y no porque no tienen dinero para costear un tratamiento. “Tengo claro que muchas parejas puede que nunca consigan embarazarse, pero ellas van a quedarse tranquilas tras haber hecho todos los intentos posibles”, concluye.