“Siempre fui flaca pero mis senos eran muy grandes y me veía gorda. Frecuentemente sufría de dolores de espalda y hacer ejercicios como correr o algún aeróbico era imposible, era como andar con dos melones encima, aunque suene chistoso, era así de gráfico. Además, me costaba encontrar ropa adecuada para mi contextura y ni hablar de usar blusas, porque las que me quedaban bien no me cerraban a la altura del pecho. Ni hablar del dinero que me gastaba en sostenes, los que yo necesitaba eran carísimos”, cuenta Marcela Hernández, 41 años, quien decidió hace un año, disminuir el tamaño de sus senos.
La cirugía plástica de reducción mamaria está indicada para las mujeres que presentan hipertrofia mamaria o mamas muy grandes que producen trastornos, que van desde aspectos psicológicos hasta físicos. Está prescrita para menores de 18 años y hasta mayores de 50 años. Nunca es tarde.
“Se produce un menoscabo en la autoestima del paciente, les cuesta encontrar ropa adecuada, andan tapadas para que no se les note y algunas, hasta no usan trajes de baño”, comenta el doctor Rodrigo Cabello, cirujano plástico de Clínica Santa María.
Agrega, que por el peso de los senos puede llegar a provocar problemas en la columna, dorsalgias y puede haber casos, en que se ocasionen heridas a nivel de los hombros, por el peso que deben soportar los tirantes del sostén. Además, indica que puede haber irritación de la piel o problemas cutáneos en el surco submamario, que es la parte de la piel que une la mama con el tórax.
La cirugía, por tanto, reducirá el tamaño y peso de la mama, y ascenderá el complejo aréola mamilar o pezón, que habitualmente se cae por la hipertrofia. Contempla una noche de hospitalización y entre 7 a 10 días la recuperación inicial del paciente.
En tanto que las cicatrices varían, de acuerdo al tamaño de la mama. “Pueden ser solo alrededor del pezón y si es más grande quedará una cicatriz vertical, que va desde el borde inferior de la aréola hasta el surco, va hacia abajo. Ahora si el tamaño es superior se agrega una cicatriz horizontal posicionada en el surco mamario”, explica Cabello.
¿Cuánto sacar? El Cirujano Plástico asevera que “el tamaño dependerá de cada paciente, es una decisión muy personal. Sin embargo, se recomienda que se considere el tipo de cuerpo y contextura para que la persona se vea armónica”.
Operación cara
Para Carmen Gloria Leyton su experiencia fue distinta. “Estuve años queriéndome hacer la operación porque mis dolores de espalda se fueron haciendo cada vez más intensos, pero no tenía el coraje. Nunca me habían puesto anestesia general, pero me atreví. Visité a cuatro médicos y opté por operarme con el último, que me dio más confianza y tranquilidad. Me sacaron aproximadamente 200 gr. de un lado y 300 de otro. Según el médico, mi cirugía estuvo más enfocada en los pechos caídos que la cantidad a sacar, porque eso provocaba que caminara más encorvada. Soy muy alta. El postoperatorio fue bastante doloroso y me demoré un mes en recuperarme. Tienes que cuidarte mucho, no hacer fuerzas ni manejar, pero creo que solo a los seis meses después vi los resultados finales”.
Agrega que la cirugía cambió su vida. “Quedé muy bien, te da más confianza con tu cuerpo, pero de todo corazón, no sé si volvería a pasar por eso. Es una operación muy cara y luego de un tiempo los dolores en la columna y hombros reaparecen porque el cuerpo se reacomoda a este nuevo peso”, sostiene Carmen Gloria Leyton.
Sin embargo, las Isapres entregan un porcentaje de cobertura cuando la operación está indicada por varios especialistas, partiendo por un traumatólogo que analiza el caso y las consecuencias de salud que acarrea la hipertrofia mamaria y la paciente se haya realizado una mamografía y ecografía mamaria, que llevará al cirujano y luego a la institución de salud.
“La Isapre se fija en la distancia que separa la clavícula del pezón y cuanto se saca de la mama. No hay una norma ni un número exacto, pero normalmente, la cobertura va cuando se saca entre 450 a 300 gr. por cada lado”, señala Rodrigo Cabello.
De todas maneras, indica, que es una de las operaciones más agradecidas que existe, porque mejora la calidad de vida. “Quedan contentas a pesar de las pequeñas cicatrices, se pueden vestir y poner trajes de baño sin problemas y se les pasa el dolor de espalda”.