Álvaro Durán, LUN
¿Sientes que mojas demasiado la camisa o la polera bajo las axilas y te incomoda? ¿Cuando saludas a alguien te avergüenza estrechar su mano porque tus palmas están mojadas? Si alguna de estas dos situaciones te identifica puede ser que estés pasando por un cuadro de hiperhidrosis, es decir, que tu cuerpo transpire en exceso. Pero no te asustes, ya que se trata de una condición bastante más frecuente de lo que se cree.
Rodrigo Loubies, dermatólogo de la Sociedad Chilena de Dermatología, explica que es absolutamente normal que las personas pierdan agua a través de la piel ya que el sudor es un mecanismo que tiene el organismo para regular la temperatura. "En condiciones normales el cuerpo produce transpiración para mantener el equilibrio entre la temperatura del exterior y la interna", dice. Sin embargo, en ocasiones las personas pueden presentar desórdenes que las llevan a sudar menos, más o bien hacerlo de manera distinta, como por ejemplo cuando se transpira frío o con mal olor. De éstos, el exceso de sudor es el trastorno más común.
El médico afirma que según su origen, la hiperhidrosis se puede clasificar en generalizada o localizada. La primera se caracteriza por un exceso de transpiración en todo el cuerpo y comúnmente deriva de alguna otra condición, como diabetes, problemas de tiroides, sobrepeso, obesidad o menopausia. La segunda, en tanto, es la más frecuente y se da cuando se suda más en lugares específicos del cuerpo, como la cabeza, el rostro, las axilas, las manos, los genitales o los pies.
Pero, ¿cómo es posible saber si se está sudando más de lo normal? Rodrigo Loubies sostiene que la hiperhidrosis se presenta desde la infancia o la adolescencia, y ésa debería ser una primera señal de alerta. "Es un trastorno que se presenta en general en gente sana, sin otras enfermedades, y que normalmente lo notan porque mojan más la ropa bajo las axilas o se tienen que estar secando las manos regularmente", señala.
"La hiperhidrosis localizada es una enfermedad frecuente que afecta a alrededor de un 3% de la población. Entonces, actualmente en un colegio promedio con letras A, B y C donde hay 30 niños por curso, dos o tres niños de esa generación van a tener el problema", agrega el especialista.
Otro factor a considerar es que esta condición afecta a hombres y a mujeres más o menos en el mismo porcentaje, y puede durar en forma normal hasta los 35 o 40 años. "Generalmente tiende a ir mejorando con el paso del tiempo, porque como tiene un desencadenante muy marcado con las emociones o el estrés, en la medida que la gente va creciendo y va madurando, aprende a ir manejando las emociones y va transpirando menos", indica Rodrigo Loubies.
Tratamientos: desde medicamentos tópicos hasta la cirugía
El dermatólogo explica que cuando un paciente consulta por hiperhidrosis, lo primero es hacerle un chequeo general para descartar que presente enfermedades que puedan estar gatillando el exceso de sudor. Incluso es posible realizar exámenes para determinar cuánto realmente transpiran. Posteriormente se establecen los pasos a seguir.
"En general todos los tratamientos parten con una base de usar un antisudoral, un medicamento específico para la zona que esté sudando, que no es un desodorante, sino que es un medicamento que bloquea la secreción de exceso de sudor de las glándulas", afirma el médico.
El siguiente paso es recurrir a remedios orales que ayudan a frenar el exceso de transpiración. "Generalmente con alguna de esas dos terapias en gente sana donde se descartan enfermedades, se logra mejorar sobre el 90% de los casos", asegura Rodrigo Loubies.
Ahora bien, si se trata de una hiperhidrosis severa -que se da en menos de un 1% del total de casos-, es posible utilizar la iontoforesis, la cual es una terapia con iones en la que se aplican medicamentos directamente sobre la piel y una máquina especial favorece su penetración hacia las glándulas del sudor. Otra opción es el tratamiento con toxina botulínica.
Una alternativa más radical es la simpatectomía, una cirugía que se realiza sólo en los casos extremadamente severos y que no responden a los otros tratamientos.
"Antiguamente, al no haber desarrollo de productos locales, muchos pacientes llegaban directamente a la cirugía. Por eso es que tal vez el mayor avance es que se han mejorado tanto los tratamientos locales, que ya pocos pacientes deberían llegar a la cirugía. Hoy tal vez sobre el 95 a 98% de los pacientes que consultan por hiperhidrosis se les soluciona el problema sin que lleguen a cirugía, o sea el 1 a 2% del total podrían ser candidatos", sostiene el dermatólogo.
La simpatectomía es un procedimiento que se realiza en pabellón con anestesia general, en el cual a través de la axila se ingresa al tórax para reseccionar algunos de los ganglios de la cadena del sistema simpático. Según el especialista, esta técnica es muy efectiva para solucionar el exceso de sudor en las palmas de las manos, pero no tanto para casos como las axilas, los pies o los genitales.
Asimismo, hay que considerar que la cirugía corta el exceso de transpiración, por lo que como efecto secundario puede ocurrir que otras zonas del cuerpo comiencen a transpirar más, lo que médicamente se denomina hiperhidrosis compensatoria.
"No es una solución perfecta, es una buena alternativa para la hiperhidrosis palmar que no ha respondido a otros tratamientos. Es bastante efectiva, pero puede traer complicaciones por exceso de sudor en otras zonas del cuerpo", concluye el médico.