Las primeras cifras señalan que pese a lo convulsionado del año, donde cuatro colegios de la Sociedad de Instrucción Primaria (SIP) estuvieron en tomas parciales, sus estudiantes lograron un promedio de 558 puntos en la Prueba de Selección Universitaria, lo que los deja casi 70 puntos por sobre el promedio de los colegios subvencionados (489) que es con los que se tienen que medir.
Profesora hace 35 años y hoy gerenta general de esta corporación sin fines de lucro, Lily Ariztía mira con cierto escepticismo el debate que se ha generado en torno a la educación. Valora los movimientos estudiantiles del 2011, pero hace la advertencia que muchas demandas se pueden zanjar si se deja que la nueva institucionalidad dada funcione, en referencia a la Ley General de Educación (LGE) aprobada tras la revolución pingüina.
-¿Se abrieron realmente los ojos frente a lo que pasa en educación el 2011?
"Creo que abrimos los ojos, como sociedad, realmente el 2006 con la revolución pingüina. Los que trabajamos en educación hemos estado desde antes atentos a lo que pasa y una buena parte hemos tenido conciencia de la mala calidad de la educación".
-Pero los pingüinos no lograron lo que si consiguieron los estudiantes el año pasado.
"Los pingüinos sentaron la base con sus críticas, lo que además se dio en paralelo con el hecho de que en Chile se comenzaron a aplicar pruebas internacionales y esas mediciones nos mostraron lo mal que estábamos. Lo ocurrido el año pasado se debe a que los jóvenes vieron una coyuntura política ideal para poder criticar".
-¿Qué efectos reales tienen las movilizaciones del 2011?
"Empoderaron a los jóvenes de palabra, y no sé si sea bueno o malo. Creo que siempre los actores tienen que empoderarse, pero no son los jóvenes los llamados a decidir políticas educacionales porque no tienen una mirada de perspectiva. Además, no tienen el poder político real que está en el Congreso donde están los representantes elegidos de una democracia.
"Aún así ayudaron a volver a poner en contexto el tema, pero exacerbaron el tema porque lo que debe operar es la institucionalidad".
-¿Consideras que las demandas estudiantiles resumidas en calidad, fin al lucro, gratuidad, desmunicipalización son las correctas?
"Efectivamente apuntaron a estos temas, pero muchos se dejaron de lado como el de calidad. La palabra calidad suena justa y todos la queremos, pero fue abandonada al poco andar y se centraron en la gratuidad de la educación superior. No sé si consiguieron los objetivos; lo que sí consiguieron fueron más becas y plata".
-A nivel secundario, ¿lograron algo?
"No creo que hayan cambiado en nada la agenda vigente en el tema. Tras los pingüinos se trabajó en forma seria en la LGE, elaborada por una comisión plural, y se consiguió un consenso en cuestiones como calidad y nueva institucionalidad.
"Las protestas retrasaron cosas necesarias para que la LGE opere que son todos los reglamentos, éstos son necesarios para que la Superintendencia y la Agencia de Calidad, que tiene las atribuciones para cerrar los colegios de mala calidad, actúen. Falta echar andar la LGE, pero eso demora porque implica un nuevo engranaje de control para conseguir que los establecimientos cumplan con metas".
-¿La desmunicipalización es una necesidad urgente?
"No la considero urgente; creo que hay legislar aspectos que están mal, pero la solución no puede ser volver a una educación regida por un Ministerio de Educación que hoy no es capaz, por su burocracia, ni siquiera de resolver las cosas mínimas.
"Creo que si funcionan la Agencia de Calidad y la Superintendencia se pueden cerrar los malos colegios o se les entregan a corporaciones que sean capaces de sacarlos adelante".
-Esa es la propuesta del Gobierno.
"Sí, porque desmunicipalizar por desmunicipalizar es espantoso. Lo primero es que cualquier colegio, municipal, subvencionado, cualquiera que reciba aportes del Estado, se le debe cerrar, pero como no se puede dejar comunas sin establecimientos deben ser traspasados. Las municipalidades que no tienen buenos resultados o no hacen buen uso de los recursos deben ser intervenidas, pero ¿son todas? Hay muchas que tienen buenos resultados".
-¿El lucro ha sido demonizado?
"Sí, yo creo en el emprendimiento. La mayor cantidad de colegios subvencionados en Chile son de personas naturales, generalmente, un profesor que se independizó y puso un colegio, y ellos no se están haciendo ricos. Hay microempresarios que dan un buen servicio, y los que no, se les cierra, pero no por ello se debe eliminar este sistema.
"Esto es un tema de servicio; si es malo, la gente no lo tomará".
-Sí, pero en los sectores más vulnerables las opciones para elegir no son muchas.
"La Ley de Subvención Preferencial busca evitar eso. Pero volvamos al lucro; la palabra ha sido desvirtuada, no me parece mal que una persona gane plata vendiendo tiza que se paga con la plata del Estado.
"Hay que asegurarse de que existan en todas las comunas opciones de gratuidad de buena calidad, pero hay muchos subvencionados en Chile que dan un buen servicio y lo demuestran con los resultados Simce.
"No debe importar que algunos lucren, lo que debe importar es que los niños aprendan con una educación de buena calidad y Chile pueda ser un país desarrollado".
Lily Ariztía enfatiza: "A los que realmente hay que demonizar son a los malos profesores, a los malos directores".
-Apuntas con eso al Estatuto Docente, ¿ese es uno de los verdaderos zapatos chinos de la educación chilena?
"Absolutamente. Nadie quiere tocar el estatuto porque se trata de un gremio muy fuerte, muy poderoso, manejado por partidos políticos. Ése es el verdadero zapato chino; los profesores lo único que hacen es enseñar y evaluar todo el día y ellos no se dejan evaluar, son intocables. El sistema actual de evaluación hoy se compra, se encuentra en Internet y lo hagas bien o mal permaneces en tu cargo, entre otros porque un director sólo puede echar al 5% de su planta. ¿Qué otro trabajo te da esa garantía de que hagas como lo hagas seguirás apernado?
-Los funcionarios del aparato estatal.
"Ellos están sujetos a más sistemas de evaluación que los profesores. Esto es increíble, yo he visto profesores en escuelitas del norte sentados frente a sus alumnos sacando el sudoko, mientras los estudiantes juegan. Y el director se levantaba de hombros porque no podía hacer nada".
-¿Qué otro factor se suma a este zapato chino?
"La no penalización de los colegios malos, pero una vez que entre en función la LGE eso debiera solucionarse. Desgraciadamente ésta es una realidad que todavía está, todavía existe la escuela de 240 puntos".
-Parece una quimera que los colegios municipales y subvencionados lleguen a los 600 puntos.
"No, lo es, y es más creo que es una obligación. 600 puntos cuestan, pero en la medida que los niños vengan con mejor preparación y se tomen las medidas correspondientes, se va a avanzar. El problema está en la cuna; en La Pintana un niño de primero básico maneja 50 palabras como mucho y uno de Las Condes, 500, mil. Hay que hacer un trabajo sistemático y serio desde la prebásica con evaluación constante y no con la primera recién en cuarto básico. Con eso se han perdido 6 años antes de poder saber qué ha aprendido".
-Se va a hacer un Simce en segundo básico.
"Ojalá, y ojalá en kinder, aunque sabemos que eso es muy caro".
-¿Te encuentras en el grupo de los que considera que los recursos no se deben destinar todos a los universitarios sino que a la prebásica y básica?
"Esa es un aberración, deben redistribuirse. Si no se hace, estos alumnos no van a llegar a la universidad, o como ahora, lo harán mal preparados. La capacidad de aprendizaje es a menor edad, no se saca nada con apurar el paso cuando el niño tiene 12 años. Donde más se aprende es antes de los 5 o 6 y la primera medición se hace a los 10, ¿cómo recuperas esos años?"
-Algunos ironizaron con que los infantes no salen a protestar.
"Lo peor que nos puede pasar es que hoy estemos buscando soluciones a partir de la fuerza del grito, del palo y del susto. Esto es súper grave, no estamos oyendo a los expertos, sino que a los que gritan y saquean y no estamos haciendo uso de la democracia. Además, hay legisladores que no saben de educación y votan presionados por estos grupos sin tener conciencia de lo que están haciendo".