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Siglo XXI, la era de los paranoicos

El estrés, las noticias sensacionalistas de crímenes y el aislamiento social están creando cada vez más personas desconfiadas del resto, haciéndoles creer que están rodeados de gente que habla mal de ellos y de conspiraciones institucionales para perjudicarlos, según expertos.

03 de Febrero de 2012 | 13:31 | Por Ángela Tapia, Emol
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José Alvújar, El Mercurio.
Que hablan a tus espaldas, que ese grupo de jóvenes en la esquina está esperando que salgas para entrar a robar a tu casa o que tu pareja volvió más tarde del trabajo porque tiene un affair, y el gobierno y todas las instituciones están confabuladas para hacer de tu vida un proceso miserable... El día a día actual parece ser más duro que nunca, a pesar de las comodidades y altas esperanzas de vida. Pero para algunos científicos, todo se debe a que vivimos con temores gratuitos, haciendo de este siglo, el de la generación paranoica.

"La paranoia es un temor exagerado o infundado de que alguien está tratando deliberadamente de perjudicarnos", dijo ya en el año 2008 el profesor de psicología de la Universidad de Oxford, Daniel Freeman, quien para entonces acababa de lanzar su libro “Paranoia: El temor del siglo 21”.

Las razones que le permitieron llegar a tal conclusión se basaron en un estudio realizado con 1.200 personas, que mostró que uno de cada cuatro personas presentaba episodios de paranoia, haciendo de ésta más común de lo que Freeman creía, situándola casi a la par con la depresión.

De ellos, el 40% creyó que la gente hablaba mal a sus espaldas, el 20% dijo sentirse perseguido u observado y el 5%, creía que existía una conspiración para hacerle daño a la sociedad.

“Los pensamientos paranoicos vienen de un instinto natural que sirve para explicar el mundo que nos rodea”, explicó Freeman. “A menudo, será (por la creencia) de que la pareja tiene un affair, o por una baja autoestima en el trabajo, y es posible que estés convencido de que todo el mundo se ríe a tus espaldas (...) Pero los temores no son hechos reales, y cuando no eres capaz de notar esa diferencia, ahí es cuando se transforma en un problema”.

“El chileno es desconfiado”, recuerda, por su parte, la psicóloga de la Clínica Alemana, Carolina Ebel, como una forma de graficar la general falta de círculos de confianza que genera nuestra sociedad en particular. Eso, unido a la cultura actual que prioriza lo inmediato, en desmedro de relaciones profundas y un tiempo prudente para vivir duelos y superar malas experiencias, hace de todos un blanco perfecto para sufrir episodios temporales de paranoia.

“(Nuestra realidad) genera mayor ansiedad, disociación y pocos espacios para decantar y hacer parte de nuestra historia y personalidad la cantidad de acontecimientos que ocurren en el día a día”, aseguró la experta. Tal situación puede provocar que un individuo asuma un rol de víctima ante la vida, y proyecte sentimientos de rabia y desconfianza hacia los otros.

Tal actitud paranoica, asegura Ebel, exacerba la ansiedad y sentimiento de persecución a tal nivel, de desencadenar eventualmente ataques de pánico, entre otros trastornos.

La ciudad, el estrés y el sensacionalismo, grandes fábricas de paranoicos

No es de extrañar que cuando el estrés y la falta de sueño son parte de la rutina, la irritabilidad, ansiedad y pensamientos negativos afloren y se piense lo peor de todo, siendo esto una fuente de paranoia.

Freeman incluso culpa en parte a la flexibilidad laboral, que permite a los empresarios elaborar más contratos de corta duración, haciendo de los nuevos profesionales una verdadera amenaza para el resto de los trabajadores, como otra de las realidades actuales que hacen de nuestros tiempos un escenario perfecto para generar temores.

“La idea de un trabajo para toda la vida ha quedado atrás”, aseguró el profesor de Oxford, quien señaló la vida en la ciudad y el aislamiento que ésta provoca como otro motivo de desconfianza social. Asimismo, el sensacionalismo de la prensa, en temas como crimen y terrorismo, entregaría su granito de arena al pensamiento paranoico.

“Cada generación ha tenido su ‘cuco’, y el nuestro parecen ser los terroristas, pandilleros y pedófilos. Pero la cantidad de cobertura que reciben en los tabloides y periódicos supera enormemente a nuestros reales asesinos, que son los ataques al corazón, el cáncer y los accidentes de tránsito”, aseguró Freeman, consciente de que entre tanto pánico colectivo es difícil mantener la calma.

¿Cómo tranquilizar la propia paranoia? Según el experto, es imprescindible hablar de los temores que nos acechan, y hacerlo con amigos que puedan dar una visión racional de ellos. Por otra parte, es imprescindible mantenerse sanos, y esto incluye dormir bien, comer bien y buscar maneras de relajarse, para que el estrés no traiga consigo malos pensamientos.

Evita también el bombardeo de datos como el aumento del desempleo o de las tasas de divorcio y cosas por el estilo. Ya que, como indica Freeman, no es raro comenzar a creer que tú serás el próximo en ser parte de las cifras.

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