Carla Dannemann, El Mercuriio
Perder kilos de más dependería en buena medida de nuestra honestidad, no sólo con el médico, sino también con nosotros mismos. Según varios expertos, la sinceridad en una dieta expresa el compromiso del paciente y por tanto tendrá especial importancia en el éxito o fracaso de esta.
Y para garantizar la sinceridad de sus pacientes, muchos especialistas han empezado a utilizar diarios de alimentación para supervisar a sus pacientes y asegurarse de que están siendo honestos con lo que están haciendo y comiendo.
Esta técnica aparentemente tiene un alto impacto en las dietas. Un estudio de 2008 realizado por el Centro de Investigación de la Salud “Kaiser Permantene”, en Portland, Estados Unidos, determinó que llevar un registro de todo lo que comemos puede hasta duplicar la cantidad de peso que se pierde en un régimen.
La investigación se llevó a cabo por seis meses, en los que se siguió a 1.700 participantes que siguieron una dieta rica en vegetales y baja en grasas, así como realizar media hora diaria de ejercicio.
En promedio, las personas perdieron 5,9 kilos durante el tiempo que duró la observación, sin embargo, aquellos que durante la dieta llevaron un registro de todo lo que ingerían llegaron a bajar hasta once.
Según declaró a Reuters, Jack Hollis, autor principal del estudio, “el mero acto de escribir lo que se come, alentaría a las personas a consumir menos calorías”, aunque advirtió que la bitácora por sí sola no garantiza los resultados.
María José Ríos, del Centro de Tratamiento de la Obesidad UC (CTO), suele pedirles a sus pacientes que lleven un diario alimenticio propio como parte de sus tratamientos. Para ella, el objetivo básico de los registros es generar conciencia en los pacientes sobre sus pacientes y ayudar a los doctores a entender mejor los hábitos de quienes atienden.
“Te dan un esquema más global sobre lo que se come y ayuda a poder hacer sugerencias para corregir, reforzar y reestructurar las indicaciones entregada”, dice.
De todas maneras, la nutricionista admite que para algunos resulta complicado tener que dar esa cantidad de información sobre su vida diaria a sus nutricionistas. “Hay gente a la que no le gusta, pero en mi experiencia personal tengo bastante adherencia al tema del registro. A los pacientes les hace mucho más sentido, ya que pueden encontrar ahí por qué no han bajado de peso”, afirma.
Esta técnica no sólo permite detectar mentirosos, sino también deja ver en qué partes se saltan información, por que “si la persona te muestra un registro muy ideal, y no se refleja en el peso, uno se da cuenta que hubo cosas que se omitieron. Todas las personas tienen un patrón de baja de peso individual, el que se puede calcular y, junto con el registro, se puede saber en qué partes se está siendo honesto”, dice Ríos.
El modelo de registro que Ríos usa con sus pacientes consta de cinco columnas. La primera contiene la fecha, la segunda la hora a la que se come, la tercera para la comida a la que corresponde (Desayuno colación almuerzo, once o cena), la cuarta es para los alimentos que venían en dicha comida, y la cuarta a la cantidad de cada ingrediente.
Por ejemplo, un almuerzo sería lo siguiente. Fecha: 7 de marzo; hora: 13:00, comida: almuerzo, alimentos: carne, lechuga, tomate, arroz y una fruta de postre, cantidades: 100 gramos de carne, dos tazas de lechuga, un tomate, media taza de arroz y una manzana.