LONDRES.- Aconsejar a las mujeres a dar exclusivamente el pecho a sus bebés durante los primeros seis meses, puede ser una medida poco realista, dadas las dificultades que ello supone para algunas madres, advierte un estudio publicado hoy en el BMJ Open, versión online del "British Medical Journal".
La revista médica invita a los profesionales de la salud a leerse el artículo para obtener pistas de cómo ayudar mejor a las familias, pero subraya que "no pretende en absoluto ir en contra del amamantamiento".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dar solo el pecho durante los seis primeros meses de vida del bebé, pero este objetivo se demuestra inalcanzable en algunos países.
El estudio del BMJ, que se basa en 220 entrevistas con 36 mujeres y un número variado de sus parejas, otros hijos y profesionales del sector médico, indica que este consejo puede ser "de poca ayuda" al plantear un objetivo "demasiado idealista". En cambio, proponen otra manera de abordar el asunto, menos taxativa y más personalizada, según las circunstancias de cada mujer.
En las entrevistas, que se hicieron en periodos de cuatro semanas desde el último mes de maternidad hasta el fin del primer semestre tras el nacimiento del bebé, algunas mujeres se quejaron de que se les planteaba el amamantamiento como una tarea fácil, lo que no siempre se corresponde con la realidad.
También se describía dar el pecho como una experiencia única para conectar emocionalmente con el bebé, de forma que, cuando esto no se produce, se crea un sentimiento de culpa en las madres.
Otros consejos que las entrevistadas consideraron poco útiles fueron el énfasis en dar prioridad al amamantamiento en cualquier circunstancia, lo que "a veces no es viable en la vida cotidiana", y el enfoque demasiado práctico sin prestar suficiente atención a las necesidades emocionales.
Los autores recomiendan abandonar la práctica actual en países como el Reino Unido de "marcar casillas" para cumplir objetivos y centrarse más en dar un trato personalizado fundamentado en conversaciones con las interesadas y sus parejas.
Conociendo cómo las madres alimentan en realidad a sus bebés y sus sensaciones hay más posibilidades de mejorar las estadísticas de amamantamiento con el consiguiente impacto positivo en la salud de los niños a largo plazo, argumentan.