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Tener dos amores a la vez, ¿frescura o libertad?

Andar o salir con dos personas al mismo tiempo puede esconder un serio temor al compromiso.

13 de Abril de 2012 | 15:22 | Por Francisca Vargas V.
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“Estoy soltera y no sé por qué siempre tengo dos amores. No es que los busque, pero los hombres parecieran percibir que uno está con otro, porque te vuelvan a buscar. Y no me decido aún. Ni tampoco estoy apurada, lo paso demasiado bien. Creo que nunca había hecho esto de dejarme querer, ¿por qué no?”, cuenta en secreto una joven que con 32 años, con la vida laboral resuelta ha decido “gozar” su soltería.


Pero su caso no es nuevo ni único. Se dice habitualmente que este tipo de comportamiento, de andar con dos, es típicamente masculino. Pero en la sociedad actual, moderna, del siglo XXI el ser liberal no es una tendencia exclusiva de un género en particular. Solo se da.


El problema está en lo que se esconde detrás y lo que se deduce de una persona así. Porque sin ánimo de juicios morales el análisis va a dilucidar el tema de fondo.


¿Cuál es?


Para la psicóloga Paola Aravena (www.centronuevaesperanza.cl) lo más evidente es la falta de compromiso.


“No querer establecer compromiso se explica por múltiples factores, donde destaca que sienten que su intimidad se ve amenazada al estar en pareja y porque se sienten vulnerables antes un posible abandono, entonces si sucede, tengo otra de repuesta que va a amortiguar ese dolor. También tiene que ver con carencias afectivas más que andar buscando a alguien que sea compatible”, afirma.


En ese sentido, la especialista lo asocia a personas que tienen maneras inmaduras de relacionarse y que no sólo lo hacen en términos amorosos, sino que pueden abarcar todas sus otras relaciones: laborales, familiares, con amigos.


“Esa forma ambivalente de interactuar también hace que responsabilicen al mundo, al azar de estar en esas situaciones siendo incapaces de verse a sí mismos como responsables de lo que les sucede”.


Y agrega, que no es casualidad que una persona esté con dos. “Hay miedo al compromiso, temor al abandono y también un querer validarse como hombre o mujer, frecuentemente, por una desilusión previa”, advierte.


Otras explicaciones que se ofrecen en estos casos “frescos” es porque no quieren descuidar el trabajo, deporte o los amigos. También se justifican con que está viviendo un luto de pérdida de juventud, belleza u otra pareja. En otras palabras, barreras emocionales para no comprometerse.


Para la psicóloga Marcia Aure Rigart (marciaaure@hotmail.com) este tipo de relaciones son superficiales y esconden la falta de compromiso consigo mismo, donde no hay claridad en lo que se quiere, donde se va, qué clase de pareja se quiere o simplemente no se admite que se quiere pasarlo bien y nada más.


“El asunto es problemático cuando uno no se hace cargo de lo que quiere e inventa excusas para no hacerse responsable de la vida que se está siguiendo ni tampoco se admite que no se quiere crecer”, asevera.

¿Y qué pasa con el otro?

Una cosa es andar probando y saber que es así. Pero, qué pasa con él o la andante que no sabe de la superficialidad de la “relación”.


“Siempre se intuye y hay señales claves para darte cuenta de quién tienes a tu lado, y por eso mismo, hay que preguntarse, qué me lleva a mi a andar con alguien que no quiere proyectarse”, problematiza Paola Aravena.


Entonces, no es que uno sea víctima y el otro victimario sino que es una relación que se arma por intereses parecidos sean conscientes o inconscientes.


“Quiere decir que hay una cierta parte mía que no se quiere comprometer en un proyecto de pareja ni deseo tener una relación madura, independiente a lo que verbalmente diga”, dice.

No pisar el palito

Pero, ¿cómo no involucrarse en una relación cuando recién está comenzando? ¿Es sano hacer eso?


La psicóloga Aravena aconseja que para no defraudarse hay que tener claro, cuáles son los límites que se van a poner en práctica en cualquier relación.


“Si, teóricamente yo soy consciente que quiero tener una relación madura, hay ciertas cosas que no voy a permitir y eso lo haces al principio, cuando no te has enamorado platónicamente, o no te has enamorado”, recomienda.


Agrega que si se quiere una relación comprometida lo básico es que la fusión de ambos genere tranquilidad y no perturbación. Lamentablemente, señala, la mayoría de la gente no tiene claro que quiere ni se plantea lo que va a permitir o no de otra persona.


Aún así el consejo es no evitar las experiencias ni salir arrancando. Probar aunque se equivoque, ya que en ese acto se aprende.


En ese sentido, Marcia Aure, propone lo que asimiló cuando vivió en China. “Es importante ponerse objetivos en la pareja de todo tipo, incluyendo los materiales. Porque el enamoramiento se pierde, entonces es bueno saber por qué quiero estar con esa pareja”.


Dice, que es menos frustrante de esa manera porque hace la relación más concreta.


“Saber que se espera de uno y decir que espero del otro, tiene un efecto muy positivo, de adultos y cuando se presentan problemas son menos complicados de abordar”, comparte la psicóloga.


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