PARIS.- La mujer que se convertirá en la Primera Dama de Francia luego de que Francois Hollande fuese elegido Presidente el domingo, dice estar feliz de jugar un papel secundario, pero sobre todo quiere seguir siendo periodista y madre trabajadora.
Valerie Trierweiler, de 47 años y dos veces divorciada, se anima a pensar que podrá conciliar su rol ceremonial con una larga carrera en los medios y continuar siendo la proveedora de los tres hijos adolescentes que tuvo antes de formar pareja con Hollande hace unos años.
Hace cinco años Hollande estaba emparejado con la ex candidata socialista a la presidencia, Ségoléne Royal, con quien tiene cuatro hijos. Estuvieron juntos desde 1978 hasta el 2007.
La periodista de Paris Match, que ha suspendido su trabajo por ahora, insiste en que ser una celebridad es más un tarea que una ambición y que podría afectar los placeres simples de la vida, como salidas al mercado de su barrio sin ser vista.
"Ser la primera dama es interpretar un papel secundario", dijo Trierweiler a Reuters en una entrevista. "No estoy buscando notoriedad y no estoy buscando estar en primer plano", agregó.
Trierweiler, quien tiene un parecido a la difunta actriz estadounidense Katharine Hepburn, dice que la gente recién ahora empezó a pedirle fotos y autógrafos.
Está feliz de hacerlo, pero se pregunta por qué se las piden. Sus icónicos anteojos negros son para proteger sus ojos sensibles, dijo.
En una entrevista con una revista femenina, también contó que el único vestido de un diseñador de una marca importante que usó en su vida se lo prestaron para una cena en el Palacio del Elíseo en la época del fallecido presidente Francois Mitterrand.
Trierweiler sucederá como Primera Dama a Carla Bruni, una cantante y ex modelo que se casó con el mandatario en el 2008, poco después de que llegara al poder.
Como no existe una descripción formal del puesto, se irá haciendo sobre la marcha, dice la periodista.
Trierweiler dice que ella y Hollande se conocieron hace 23 años cuando trabajaba como periodista política y su romance -no están casados- también comenzó mucho antes de que él considerara competir por la presidencia.
Trierweiler se describe como una persona "simple, desinteresada". Algunos dicen que es distante al punto de parecer fría. Afirma que depende de ella ganar el dinero necesario para criar una familia y que el trabajo también le da una sensación de realización.
"Quiero trabajar y tengo que trabajar", dijo a Reuters. Mientras espera el resultado de la segunda vuelta del 6 de mayo, Trierweiler admite que nada volverá a ser como antes.
"Lo que sea que ocurra el domingo hace que se me doblen las rodillas", dijo. Cualquiera sea su incursión en sus tareas como primera dama, Trierweiler dice, citando una famosa canción de Edit Piaf: "Je ne regrette rien" (No me arrepiento de nada).