No es nueva en Chile. De hecho, su creador, Rolando Toro, es chileno, pero debido a su expansión, hoy la biodanza está siendo completada con otras técnicas de crecimiento que ayudan al conocimiento personal.
Esa es la idea que puso en marcha la Escuela de Biodanza Sistema Rolando Toro del Valle Central, que además de practicar esta técnica, ha decidido complementarla con Talleres de Memoria destinados a potenciar la formación de lazos y conexión profunda con la afectividad.
Mariela Rivera, directora de esta escuela (escuelabiodanzadelvallecentral@gmail.com) , que nace como un tributo al legado del desaparecido profesor, antropólogo y psicólogo chileno, asegura su énfasis está en integrar disciplinas relacionadas con la educación, la salud y el respeto a los derechos humanos, así como promover la creatividad y rescatar la memoria social y la biográfica para enaltecer las experiencias de vida basadas en el respeto hacia el otro.
“Me interesa realizar una reeducación afectiva y conectar con la alegría de vivir, el humor endógeno, la memoria social, la afectividad, la solidaridad en comunidad y la empatía”, señala.
Es que la biodanza es un sistema de integración y desarrollo humano basado en “vivencias integrativas” inducidas por la música, la danza, situaciones de encuentro y la emoción que se integran y ayudan en la solución de conflictos interiores y desarrollo de la personalidad.
“Nuestra misión es la de formar profesionales que puedan realizar una contribución ética y afectiva en las pautas de relación, entre las personas de nuestra comunidad”, afirma su directora, quien se formó directamente con Rolando Toro, alcanzando el grado de profesora docente.
No se trata que solo danzar, añade y evoca las enseñanzas de Toro, es “una poética del encuentro humano, que afecta diferentes niveles de vínculo: el individual, el ecológico y el cósmico”.
Por eso mismo, promueve que la biodanza sea una herramienta de sanación que permita llegar a diversos grupos humanos y sociales. El énfasis estará en lo relacional -social grupos dañados que requieren reparación.
“Quiero formar profesores para la vida, complementar la formación de profesionales de otras áreas que quieran incorporar nuevas herramientas y miradas a su quehacer”, agrega. Por ejemplo, le interesa, especialmente, trabajar el bullying con intervenciones en los colegios para profesores, apoderados, alumnos y lograr que los profesionales ligados a la salud, la educación, violencia de género, derechos humanos, maltrato infantil, de género, potencien su trabajo con la biodanza.
Integrar otros quehaceres
La escuela también está ligada a la International Biocentric Foundation y entre sus docentes, está la actriz Malucha Pinto, quien lleva años incorporando la biodanza a los Talleres de la Memoria, que ha realizado junto a Mariela Rivera en diferentes comunidades de Santiago y Arica.
Es justamente ese enfoque el que potenciará. “Es una herramienta que te permite generar lazos de confianza, vínculos, conectar con la afectividad profunda y atreverte a ella”, afirma.
Añade, que la utiliza porque despierta la creatividad afectiva e inclusiva y que sirve para conformar y constituir grupos, equipos o tribus. “Yo la ocupo en forma personal pero también para los montajes de obras”.
En el caso de la antropóloga Marisol Matus, que trabajará la violencia de género, dice que la biodanza ha permitido que las mujeres que la han vivido, tengan una recuperación que va desde lo biológico hasta las relaciones humanas.
“Salen de la conversación del dolor y haces terapia no de la cabeza o la palabra sino en la corporalidad, desde donde puedes sacar tu ira y abrazarla, sentir la humanidad de las personas e integrarte nuevamente a la vida estableciendo vínculos sanos y erradicando la violencia de las relaciones humanas y eso es fuerte, casi inimaginable”.
La kinesióloga Gloria Marín Toledo abordará los “Dolores Emoción y Diagnóstico”, donde enseñará como los síntomas físicos, los dolores son producto de problemas emocionales no resueltos y que no necesariamente son actuales.
“Es importante que los futuros profesores tengan el conocimiento de las dolencias que tendrán sus futuros alumnos y puedan trabajar en clase esas emociones no sanadas que salen a la luz, porque si te tuerces un tobillo, te quiebras un mano o el dolor que sea, tendrá su origen en el mundo de las emociones”, señala.
Cada clase estará potenciada con el sistema de educación “Biocéntrica” creada por Rolando Toro, que reestablece la noción de sacralidad de la vida y que surge de la vivencia de sentirse vivo y parte de la creación. “La biodanza ofrece un camino para generar cambios en el estilo de vivir y eso es lo que vamos hacer en esta nueva escuela”, asegura Mariela Rivera.