CIUDAD DE MEXICO. - Mientras los hombres sigan matándose entre ellos, "cada vez habrá más mujeres en el narcotráfico", dice el periodista mexicano Arturo Santamaría Gómez, coordinador del libro "Las jefas del narco: el ascenso de las mujeres en el crimen organizado", editado por Grijalbo.
Se trata de una compilación de textos escritos por estudiantes de periodismo y jóvenes académicos, quienes en la región de Sinaloa, en el noroeste del país, fueron en busca de los testimonios de las mujeres que relevaron a sus maridos, hermanos y padres en el crimen organizado.
Son mujeres fuertes que portan armas, no ocultan la obsesión por el poder y el dinero y que están dispuestas a pagar el alto precio de sangre y muerte que trae aparejado su desempeño en el mundo del delito.
"No son las chicas de James Bond ni los ángeles de Charlie, que palidecerían ante estas jefas de carne y hueso: mujeres de arranque, decisivas, que han desenfundado el coraje, la inteligencia, la sagacidad y las armas", escribe en el prólogo el periodista Rafael Molina.
"En Sinaloa, un lugar sólo comparable con Sicilia, en Italia, con Cali o Medellín, en Colombia, hay una cultura ancestral del narcotráfico. Los testimonios recogidos en el libro son de primera mano. Todos nosotros hemos conocido a algún narcotraficante, abundan en nuestra zona, son nuestros vecinos", revela Santamaría en diálogo con DPA.
"Hay cosas que salen más caras que el avión con el que me muevo, mis casas, mis cuentas, lo que traigo puesto. Nada es gratis y aquí nada es fácil tampoco", dice una jefa del narco en una entrevista realizada por el joven periodista José Cisneros.
Se trata de una mujer con nietos y quien perdió un hijo, asesinado por sus rivales. En la visión de Santamaría, "es una gran paradoja que cuando más se ha combatido en términos militares al narcotráfico (a raíz de la guerra emprendida por el presidente mexicano Felipe Calderón), más ha crecido el crimen organizado.
En parte porque hay cárteles como el de Los Zetas que se han extendido incluso fuera de las fronteras de México y hoy dominan gran parte de Guatemala".
"Y ese fortalecimiento está dado porque el fenómeno de la violencia empujó masivamente a las mujeres a la práctica del crimen organizado. Es sabido que la mujer integra más a la familia, por lo que no es de extrañar que detrás de ellas y con ellas ingresen al delito los otros integrantes del grupo familiar", afirma el experto.
Según la Procuraduría General de la República (fiscalía), dice, en octubre pasado fueron detenidas en México 46 jefas del narco. Entre las primeras 15 personas más buscadas por la DEA, hay una mujer.
La Secretaría de Relaciones Exteriores, en tanto, informó que en los últimos 10 años, se detuvieron 19.000 mexicanos en EEUU y entre ellos, 2143 eran mujeres.
Según Santamaría, es difícil precisar si el ingreso masivo de la mujer al narcotráfico le dará un tono distinto a la práctica de este delito. "Casi todas ellas adoptan los métodos y se someten a las estructuras de los cárteles dominantes", precisa.
"Una de las conclusiones que deja el libro, aclarando que sólo se refiere a la región de Sinaloa, es que la mujer con hijos tiende a ser más cuidadosa en el uso de la violencia, es más calculadora. En cambio, las jóvenes que no tienen descendencia tienden a parecerse al hombre, se arriesgan más y son más feroces en sus métodos", concluye.