Susanne Eman se casará a fines de este año y ya está preparando todo para la boda, como una novia cualquiera, salvo un gran detalle: ella se quiere convertir en la mujer más gorda del mundo, y su matrimonio no impedirá que lo intente.
Tiene 33 años y ya pesa 236 kilos, una cifra bastante alejada de su meta de 726 kg para ingresar a los Record Guinness. Parece bastante ambicioso, ya que otra postulante al libro de registros mundiales,
Donna Simpson, apenas tiene como objetivo 455 kg.
Es por eso que la dieta diaria de Susanne consta de 30 mil calorías diarias, con un desayuno diario de panqueques, wafles, tortilla de papa, salchichas, carne y un omelet gigante de doce huevos.
Durante una entrevista que dio al programa estadounidense “Inside Edition”, su modista, Judee Goff, comentó que ha gastado 14 metros de tela para el traje de novia, y que éste debe ser cargado por tres personas.
Antes de llegar a la casa de Geoff, Susanne pasó a comprarse un tentempié a un restaurante de comida rápida y llegó a probarse el vestido con nada menos que tres hamburguesas con queso, tocino y palta, dos porciones de papas fritas con queso caliente y ají, nueve tacos, un batido de chocolate y una bebida. Pero no convidó nada.
Tras perder su batalla contra los kilos, Susanne asegura haberse dado cuenta que le gustaba cómo se sentía a medida que iba engordando. “En el fondo siempre supe que quería ser gorda, pero creí que era la única que pensaba así. Empecé a investigar cuán gordas podían llegar a ser las personas, cómo lo hicieron, los efectos secundarios, y de qué manera se podía hacer de una forma segura y saludable”, ha comentado la mujer en su
página web.
En estos días, convencida de que podrá lograr su meta sin poner en riesgo su vida, ha declarado que quiere enseñarle al mundo que el ser gordo no es malo. "Me ha ayudado a encontrar el amor. Así que, ¿qué hay de malo en eso?”.
El apoyo de los suyos
Susanne conoció a Parker Clack (35) el año pasado por internet. Tras intercambiar mails y varios chats, se conocieron y empezaron su relación. La mujer ha declarado a la prensa de su país estar más que contenta con él, porque la acepta como es y sobre todo, porque es chef.
Hace unos meses Clack se mudó a la casa de ella, donde la motiva a llegar a su meta y le da un soporte financiero, ya que ella no puede trabajar por su condición física.
“La apoyo porque le hace feliz y amo a las mujeres grandes (...) Me preocupo por su salud, pero trato de asegurarme de que coma alimentos saludables, como ensaladas y que haga ejercicios (...) Quiero que pase mucho tiempo conmigo después que nos casemos”, comentó el futuro novio en la entrevista, donde se podía ver a Susanne ejercitándose en una piscina.
Otra que la apoya es su hermana, Cassie, quien será su dama de honor y está encargada de cuidar a los dos hijos de Susanne, Gabriel (16) y Brendin (12), en caso de que ella se enferme. “Todos hemos discutido con ella nuestros sentimientos al respecto. Pero al final de cuentas es mi familia, es mi hermana y la amo. Si le hace feliz, yo estoy feliz. Mientras lo haga de manera segura, estoy feliz”, comentó la mujer en el programa de tv del Dr. Phil, ante el atónito médico que no podía comprender cómo esperaba que subir así de peso no acarrearía complicaciones a la salud.
Ya el año pasado, el médico de cabecera de Susanne, Patrick Flite, declaró en la prensa que jamás alentaría a alguien a seguir el ejemplo de la mujer, y que en este caso, ella está jugando a la ruleta rusa con su vida. Con todo, ella ha insistido en su meta.
“El ser de este tamaño ha hecho que me tenga que tomar la vida de forma más lenta, lo que me permite disfrutar de un montón de pequeños detalles que la mayoría no nota, porque están muy ocupados (...) Ser así de gorda me ha dado la sensación de total libertad y no solo el aceptarme como soy, sino que también confianza”, ha señalado, por su parte, Susanne.