Venía solo por quince días a Chile, pero lleva diez años viviendo en Santiago. El peluquero
Óscar Mansilla (39 años, papá de dos niños, catalán) supo acostumbrarse tanto a la idiosincrasia nacional, que ya entiende lo que las chilenas quieren, y por eso se le puede ver desde el año pasado con su propia sección en “Bienvenidos”.
Óscar, el estilista ‘cien por cien’ -como lo presentan en pantalla-, no tiene pelos en la lengua para contar cuantos trucos sabe de su profesión. Es por esto que, como cuenta, además de los pelambres, celos y envidia que surgen de forma natural en el rubro, se ha ganado la furia de sus colegas por revelar los secretos de los salones de belleza.
Llegó un poco atrasado a la entrevista. Dice que entre el programa, sus clases en AIEP y las charlas de capacitación que da, poco tiempo le queda en el día, y lo aprovecha para atender a las clientas que expresamente piden una hora con él.
Alto, cabello perfecto y elegantón casual, habla muy rápido sobre sus comienzos con las tijeras y el pelo, y culpa a un barbero de haber seguido el rumbo de la estética en su vida, pese a la oposición de sus papás. “Tenía un hermano psicólogo y el otro economista, y por eso no entendían que yo quisiera dedicarme a esto. Todo se lo debo al barbero que a los cuatro años me hizo un destrozo en la cabeza. Estuve dos días debajo de una cama.
No quería salir. Tengo el vago recuerdo de una sensación muy ingrata. En el espejo no era yo y no me quería mirar”, recuerda.
Después de un largo período de practicar con las muñecas de sus hermanas -“si veían la puerta entreabierta de su habitación, sabían que sus muñecas estaban rapadas”- estudió peluquería en Barcelona y a los 18 años ya era campeón en Cataluña y subcampeón de España.
Hizo clases en Inglaterra, vivió un tiempo en Ibiza, hasta que llegó a Chile a dar unas charlas y conoció a Genese, la mujer chilena que luego sería su esposa. “Ella era secretaria de la empresa que me había traído y estaba en el salón del hotel donde hacía la charla. La vi, me acerqué y le dije: ‘¿Te has cambiado de peinado o estás más gorda?’. Y ella me respondió: ‘¿Y tú eres imbécil?’”. Durante los próximos 15 días fueron inseparables.
“A los seis meses volví, porque salía más a cuenta venirse que pagar las llamadas telefónicas. Cuando llegué, le entregué mi billete de vuelta y le dije que ya no me servía, porque me quedaba, y me casé con ella. Ya llevamos cerca de diez años juntos y tenemos dos peques, uno de 9, Joaquín, y otro de 3, Manuel, que te lo encargo”.
-¡¿Por qué?!
“En lo que llevamos del año tiene tres anotaciones en el colegio. Tiene un problema con la música infantil, no le gusta. Prefiere el ‘wiwi wachu’”.
-¿El “wiwi wachu”?
“Le gusta Freddie Mercury (y la canción ‘Wi will rock you’). Así que le empiezan a cantar una canción infantil, por ejemplo (canta) ‘los pajaritos cantan...’, y él, ‘¡no, wi wi wachu!'. Y empieza a darle hostias a la profesora. Es malísimo”.
-¿Cómo es relacionarse con una chilena?
“Al principio fue complicado. Hubo dolores de cabeza por los celos. Las chilenas son más posesivas, son más de ‘esto es mío’, hasta que con los años ha ido entendiendo que las cosas con respeto y cariño sí se hacen. Ahora es al contrario, le tengo que ir llamando para que me haga caso. Ha visto que tiene la seguridad de que yo no soy de ir picando flores”.
-Hablemos de tu tema por excelencia, el cabello. Parece que hoy las tendencias en el cabello abarcan todas las épocas...
“La diversidad es un día a día. Ves décadas del 50, 60, 70, 80... Y la musa que ha destronado a Madonna es Lady Gaga. Con ella ves la mezcla de tendencias. Es un auténtico foco de ideas”.
-En el matinal has visto casos de mujeres que por diversas razones han dejado de lado su coquetería....
“Y gente que lo ha pasado muy mal, donde se automarginan físicamente. Así que para mí es muy grato poder devolver una sonrisa, que vuelvan a sentirse mujeres atractivas, valorizadas. Es la esencia que siempre he querido buscar en lo profesional. Aunque el matinal me ha provocado estragos de todo tipo, muchas críticas personales. Pero es el precio a pagar”.
-¿Críticas a propósito de qué?
“Porque me ven como una amenaza. Los colegas más cercanos son los que han generado más críticas porque creen que dando los datos que doy para la casa, les estoy quitando trabajo. Me he convertido en ‘el mago de la máscara’ de la peluquería. Pero lo hago porque creo que hay que echarle una mano a la gente que no tiene poder adquisitivo para ir a un salón, es devolverle la mano a un país que me acogió hace diez años atrás”.
-¿Qué cosas has compartido?
“Todo lo que sé. Por ejemplo, yo tengo cinco pasos para sacar la moda en el cabello. Parto por el concepto del auto de moda, después, la actriz de moda, el modista de moda y el color de moda”.
-Como el “peluquero de la máscara”, ¿podrías decirnos por qué el pelo no queda como en los comerciales de shampoo?
“Porque el brillo no existe. Lo que ves es el reflejo de luz y para eso necesitas que rebote en un cabello bien trabajado, con plancha, por ejemplo. El shampoo lo que hace es dar los hidratantes que necesitas, pero para que se vea espectacular necesitas un tratamiento, y para eso está la belleza. Si fuera solo por el shampoo, los peluqueros nos moriríamos de hambre”.
-¿Cuáles son los problemas más comunes que ves en las chilenas?
“Generalmente se ven dos problemas en las mujeres chilenas. Uno, que es muy conservadora y se preocupa por el qué dirán. Más que nada, por el hecho de que aquí, cuando sobresales un poco, te muerden. Y lo segundo, que se ve en el matinal, es que cuando vienes de un pasado que no ha sido positivo, lo primero que descuidas es tu belleza. Eso lo notas en la mirada y en el descuido del cabello”.
-El tema de la belleza y la autoestima están muy ligados, ¿dónde está el límite?
“Todo tiene sus límites. En esto está cuando llegas a un punto en que se transforma en obsesión, que no sabes darte un día de tregua, un día de no maquillarte, de no peinarte. Ahí es cuando tienes un problema; cuando tienes una dependencia del espejo. Eso te puede pasar la cuenta”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“En camisa me siento muy incómodo, así que no puedo estar sin chaqueta, porque creo que es el punto de elegancia que siempre ha tenido el hombre. Mi hobbie es mi profesión. Para mí, la peluquería es crear, no es un trabajo. Y el mejor pasatiempo son mis hijos, son todo. De colecciones, tengo la manía de tener un collage de famosas. De ahí saco toda mi información. Tengo paredes llenas de fotografías y recortes, todo relacionado a la moda, desde los zapatos hasta el cabello”.