PARÍS.- Una mujer “dandy,” decadente y seductora con Jean-Paul Gaultier, evanescente con Elie Saab y soñadora e inmaterial con Yiqing Yin, adelantaron algunos de los grandes contrastes del otoño-invierno 2012-2013 en la tercera y última jornada de desfiles de Alta Costura de París.
Inspirado en la película “Confession d’un enfant du siècle,” que la directora Sylvie Verheyde estrenó este año en Cannes, el desfile de Gaultier comenzó con una hora de retraso, que el público perdonó ampliamente a juzgar por las muestras de entusiasmo brindado.
El éxito se corroboró al final, en la aplaudida aparición sobre el podium del modisto, vestido con elegante traje y uno de sus históricos jerséis bretones a rayas azules y blancas, hoy a juego con un turbante en los mismos tonos.
La bailarina y coreógrafa española Blanca Li, el delegado general del Festival de Cannes, Thierry Frémaux, y la ex maniquí estrella Inés de la Fressange fueron algunas de las celebridades invitadas.
El modisto, que este año fue uno de los miembros del jurado de la Palma de Oro en Cannes, contó tras el desfile su fascinación por la película de Verheyde, que vio en la sección “Un Certain Regard.”
En ella encontró la idea de sus abundantes transparencias y juegos gráficos, sus pantalones bombachos para hombre, sus vestidos de metal, o sus sombreros de copa alta, que revisitó para dejar solo la estructura, como una jaula portada sobre la cabeza.
Accesorio masculino elegido para realzar aún más el traje de novia de enorme falda con cola de organdí blanco y seda marfil, a juego con un frac que se lleva al revés, con la espalda en el pecho.
Del filme protagonizado por Peter Doherty y Charlotte Gainsbourg, de la “especie de dandismo decadente” lleno de “encanto y seducción" que quiso captar, dijo haber ido a verlo “por curiosidad,” intrigado por el trabajo de los actores y por la novela homónima de Alfred de Musset (1810-1857) sobre su relación con la escritora George Sand.
De ahí surgió su idea de una colección dandy, conquistadora y seductora a la vez, que inicialmente iba a inspirar “un poco en ’Metropolis’,” filme rodado en 1927 por Fritz Lang, comentó.
El modisto completó su visión con una colección “couture” para hombres, por supuesto seductores e incluso -resaltó- con “curvas más bien femeninas.” Se refería a sus opulentos relieves posteriores ("faux cul") o a sus americanas de caderas redondeadas, al estilo Bar de los años cincuenta del siglo XX de Christian Dior.
"Era un poco mi idea de masculino-femenino,” añadió Gaultier, quien citó como ejemplo un conjunto partido en dos, de tul transparente en un lado y de clásico redingote en el otro, portado por el maniquí serbio Andrej Pejic. Hubo luego “rigor, mucho negro,” y algunas explosiones de color, y de metal, resumió.
La modista china Yiqing Yin, en busca de inmaterialidad para una mujer “impalpable, soñadora y compleja,” según las notas de su desfile, creó una ovacionada colección, futurista y asimétrica, de formas y plisados, efectivamente, complejos.
Rojo y gris pizarra; azul y plata sobre vestidos de tul, organza irisada y lino descubrían algunas partes del cuerpo femenino, en particular las piernas, en conjuntos minis drapeados y asimétricos.
Desde otro extremo del universo del lujo, el libanés Elie Saab siguió la estela de Constantinopla para realzar aún mas con bordados, incrustaciones y guipures sus modelos mil y una noches, que tanto aman las estrellas de cine de todos los festivales del mundo.
Negro, azul cielo, beige y sobre todo oro serán algunos de los colores de la bella paleta utilizada, sobre transparencias y vestidos siempre bordados y profundamente escotados, a menudo en la espalda, en general de caída recta, tanto para el cóctel como para la gran noche.
Por su parte, Frank Sorbier tomó el Teatro Antoine para presentar sus ideas bajo el título “La drôle de collection,” espectáculo audiovisual que terminó con el autor y sus modelos -vistos muy brevemente- bailando sobre el escenario.