Siempre se ha dicho que la muerte es parte de la vida. Una frase simple pero cuando sucede cae en el olvido y el desconsuelo innunda la existencia.
Entonces no se comprende su significado y las culpas, por lo no dicho o hecho aparecen junto con las preguntas de los por qué. La mente no para, el dolor se hace intenso, insoportable, como si el alma se desgarrara.
Solo alguien que haya estado en esta situación conoce este sufrimiento que enegrece los días, donde nada ni nadie tiene sentido.
Sin embargo, cuando el tiempo ha pasado y el duelo se ha elaborado se comprende que es necesario seguir viviendo y que es conveniente no cerrarse a nuevas experiencias. Sobre todo cuando la viudez llega a una edad que es posible volver a construir otra vida en pareja.
Pero, para llegar a este pensamiento positivo es imprescindible que el recuerdo del fallecido se haya liberado del dolor aunque no de la sensación de tristeza que puede permanecer por más tiempo.
“Si puedes pensar en él, ver sus fotos y hablar acerca de sus gustos o intereses sin manifestaciones físicas como llanto intenso o sensación de opresión en el pecho y has recuperado el interés por la vida son manifestaciones que el duelo está sanado”, explica la psicóloga Mónica Covarrubias del Centro de Terapia Breve (www.menteysalud.cl)
Agrega que en ese momento la persona se siente más esperanzada, vuelve a sentir gratificación y se adapta a nuevos roles. Es decir, las grandes barreras y el ostracismo empiezan a sucumbir.
Es en este tiempo donde se comienza a descubrir que se tiene la libertad para decidir lo que se quiere hacer sin abandonarse a lo que los demás deciden o esperan de ella.
“Quizás este es un tiempo para pensar que espero yo de la vida, como quiero continuar, sola o acompañada”, dice.
El responder este tipo de preguntas, añade, permite ordenar las prioridades personales y darse cuenta que “uno misma” es la autora de su vida y es quién debería tomar decisiones para sentirse mejor.
Cuestionarse
La psicóloga aconseja que antes de decidir si se quiere estar nuevamente en pareja o no, es imprescindible resolver algunas preguntas o reflexiones que surgen a partir del duelo:
“¿Quién soy yo en este momento de crisis? ¿Cómo crear una nueva identidad con esta nueva realidad? Darse cuenta de ¿qué es lo que estoy perdiendo amor, amistad? Y ¿cómo quiero continuar, sola o acompañada?”, cuestiona.
Una vez que la persona logra la adaptación a todos estos pensamientos, afirma que se logrará llegar a vivir en libertad, lo que permitirá iniciar una nueva relación amorosa, más productiva y significativa que la anterior.
Aunque también está la posibilidad de decidir ser feliz sola pero con la libertad de ser ella misma.
“Las principales motivaciones que manifiestan las viudas son similares a las de las mujeres solteras, es decir, buscan pareja para no estar sola, para formar una familia, para tener un compañero, para tener compañía, entre otras”.
Por otra parte, una cosa será decidir qué hacer y otra la culpa que dará cuando se conoce a alguien especial. “Es como si uno sintiera que está siendo infiel con su cónyuge fallecido, pero esta sensación se irá debilitando en la medida que yo me permita tener nuevas experiencias gratificantes y que me hagan feliz”, detalla.
Las claves
La especialista del Centro de Terapia Breve aconseja que la disponibilidad para comenzar nuevas relaciones no significa renunciar al cónyuge o pareja muerta sino de encontrar un lugar adecuado para él en su vida emocional. Es decir, un lugar que le permita continuar viviendo de manera eficaz en el mundo.
En ese sentido, enseña las claves para salir de la viudez y comenzar una nueva vida en el amor:
1. TIEMPO, cada persona decide cuando siente que es el momento correcto para iniciar una nueva relación.
2. NO RESISTIRSE AL CAMBIO, tanto el duelo como el rehacer nuevamente nuestra vida es parte de un proceso de cambios.
3. ACEPTAR LA VIUDEZ, como un estado irreversible e inevitable, por ello es mejor no resistirse y adaptarse a los cambios o aceptar que se quedará detenida en el pasado y en los recuerdos.
4. VIVIR EL PRESENTE, disfrutar cada momento, para construir un futuro más gratificante.
5. NO COMPARAR, con la antigua pareja, ya que son dos personas diferentes con sus propias virtudes y defectos. Si la persona siente un deseo de cambiarlo o transformarlo en lo que era su ex-pareja, quizás significa que aún no es el momento para comenzar una nueva relación.
6. DISFRUTAR, Cuando yo decido rehacer mi vida y volver a tener una pareja, significa que busco un compañero con quién continuar mi vida y es una experiencia para disfrutarla.
7. BUSCAR AYUDA, si siento que necesito conversar con alguien sobre lo difícil que ha sido para uno el proceso de la pérdida, o cree que aún hay cosas que no ha podido resolver, es mejor abordarlas con un especialista.
8. DOSIFICAR LOS RECUERDOS, se puede hablar de nuestro cónyuge fallecido, pero en su justa medida. Es necesario recordar que tu nueva pareja es quién está ahora contigo. Ahora si siente que necesita casi todo el tiempo de su marido fallecido, puede significar que aún no es el momento para una nueva relación.
9. HACERSE CASO, el ritmo con que vaya la nueva relación lo determina uno mismo. Solo uno sabe para lo que cree estar preparada o aún falta tiempo.
10. CONVERSAR SIEMPRE, lo que se sienta hay que sacarlo hacia fuera y comunicar lo que sucede a nuestra nueva pareja, para que comprenda que es parte del proceso de rehacer nuevamente nuestra vida.