Nunca le había dado un beso a una mujer. Michael Giannulis, tenía 28 años y desde que recuerda, había sido gordo, por lo que se sentía inseguro y apenas se atrevía a entablar una conversación con una mujer.
Ya el año pasado cargaba sobre su esqueleto con 223 kilos, que hacían pensar a su hermano Mark que en cualquier momento no podría levantarse del sofá, y que su salud no tardaría mucho más en mostrar las consecuencias de sus contundentes comidas.
Además, la obesidad había hecho estragos con su autoestima. Y aunque soñaba con algún día conocer a alguien especial, su vida social se resumía a visitar a los familiares, cerca de su casa, en Florida, que lo agasajaban con alimento.
“No tengo ningún espejo de cuerpo entero en la casa. Si puedo, evito verme... Fuera de vista, fuera de la mente (...) ¿A quién le gustaría ver algo así? Creo que ninguna mujer se merece ver esto”, comentó Giannulis hace unos meses ante la televisión estadounidense.
Desesperado, había pedido la ayuda de un programa de
ABC, “Extreme Makeover: Weight Loss Edition”, donde el entrenador
Chris Powell lo motivaría por un año a seguir un régimen de alimentación sana y ejercicio físico, para eliminar de su cuerpo la mitad de su peso, 111 kilos. Paralelamente y a modo de apoyo, su familia también se puso a dieta.
De lograr bajar 50 kilos en tres meses, Powell lo pondría en contacto con un buscador de parejas profesional, que le ayudaría a Giannulis a trabajar en su confianza y en cómo sociabilizar con mujeres. Pero las ganas del hombre fueron tantas que para la fecha indicada, había bajado 60 kilos.
El domingo pasado se cumplía un año desde que Giannulis había comenzado su batalla contra el peso, y a través de la televisión se pudo ver a un nuevo hombre -de ahora 29 años-, pesando 107 kilos y presentando a nada menos que su primera novia.
“De los 29 años que he vivido, éste ha sido el mejor de mi vida", dijo un adelgazado Giannulis, que en su entusiasmo por al actividad física, había incluso competido en una triatlón.
“Sé lo duro que Michael ha trabajado para esta triatlón. Ya no se encuentra mucha gente como él por estos días. Lo quiero mucho y estoy muy orgullosa de todo lo que ha logrado”, dijo la polola, Meghan.
Por su parte, Giannulis bromeaba: “No quiero sonar arrogante, pero con mi nuevo cuerpo podría darle una oportunidad al modelaje”. Aunque al rato se puso más serio y reflexionó: "Mi peso era sólo un síntoma de mi adicción a la comida. Tenemos una tendencia tan fuerte a centrarnos en el peso, que olvidamos el problema de fondo real”.
“Tienen que darse cuenta que ningún hombre es una isla”, comentó el entrenador Powell, en el programa. “(Bajar de peso) no lo puedes hacer solo. Mientras vamos avanzando por el proceso, te enfrentas a la vida real y cotidiana, y tienes que hablar con alguien al respecto. Necesitamos compartir para poder sanar”.
Asimismo, Powell entregó algunos consejos a aquellos que se encuentran en la batalla contra el sobrepeso, como crear “metas inteligentes”, que se refiere a fijarse objetivos específicos, realistas y medibles, que servirán como motivación.