Tiene el recuerdo fresco. Estaba dictando una charla y una de las asistentes del grupo se mostraba reservada y muy menoscabada. Cuando le preguntó a qué se dedicaba, ésta le contestó -bajando la cabeza con vergüenza- "yo limpio casas".
Bueno, a los tres meses de asistir al curso esa mujer que se sentía denigrada pasó de limpiar cinco casas a dar servicios a 50 viviendas con una microempresa que ya contaba cinco empleados. En el momento de su graduación su presentación fue: "Yo soy empresaria".
La mexicana Susana Gama, entrenadora de negocios, se encuentra en Chile capacitando a un grupo de mujeres que quieren emprender pero que muchas veces o no se atreven, o encuentran muchas dificultades. El programa Alas es una acción conjunta de la ONG Women's Initiative, ComunidadMujer y el Sernam.
Para poder entrenar a otras tuvo que pasar por la experiencia de ser emprendedora y ella lo hizo con éxito en su país natal. Ahí instaló un spa, el cual traspasó a sus trabajadoras cuando debió emigrar a Estados Unidos por cuestiones familiares.
Lleva seis años abriendo la mente de las mujeres -entre otros porque sus dos hijos ya pasan los 30 años- y cree fervientemente en la misión de ayudar a otras a alcanzar la autosuficiencia.
"El éxito de este programa está en el empoderamiento que logramos de las mujeres. No es un curso de formación de microempresarias; hacemos la diferencia porque al empoderarlas conseguimos que ellas logren creer en sí mismas y con eso, enfrentar cualquier desafío, haciendo todo lo que se proponen", dice.
-¿La falta de confianza en ellas es la gran traba de las emprendedoras?
"Es una de las trabas de las mujeres; ellas creen que están para servir a sus hijos, esposo, madre y toda la familia, menos a ella sí mismas. Cuando logran creer en ellas el cambio es brutal".
-¿Qué gatilla el emprendimiento femenino? ¿Sigue siendo la necesidad económica?
"No siempre es lo económico, lo detiene lo otro, la falta de empoderamiento. Ahora, es verdad que una de las principales razones, pero no la única, es llevar un ingreso a su hogar. Muchas veces son el segundo sustento, a menos que sean madres solteras o jefas de hogar, pero en Estados Unidos el fenómeno se revirtió con la depresión económica; ellas pasaron a ser el sustento único de la casa y los esposos se pusieron a trabajar para ellas".
-¿Hay mujeres que emprenden sólo por la necesidad de crear algo?
"Muchas; una buena parte viene de familia, o sea, sus madres fueron empresarias y ellas quieren seguir el ejemplo. Otra es porque no tienen un título profesional y no les queda más que hacer un negocio. En los cursos que dictamos encuentras mujeres que no saben leer y otras que son ingenieras y quieren cambiar de rumbo. La que no tiene estudios sabe que ése es su único camino, en cambio la profesional, en el fondo, puede retornar a su carrera si falla".
-¿Cuán determinante es en esto el hecho de que las mujeres tengan que cumplir múltiples roles (multitasking)?
"Es fundamental que al emprender la mujer tenga claro la necesidad de cuidar su balance de vida; ellas quieren seguir siendo madre, esposa, hija y además tener un negocio, entonces quiere hacer todo. Es importante que valoren sus personas para no perder el enfoque de lo que quieren lograr, ya que las que trabajan ocho horas, después sienten que están abandonando la familia y se victimizan. Tienen que tener un balance".
-El emprendimiento lo facilita con una jornada flexible.
"Definitivamente y en Chile se pueden hacer muchas actividades desde el hogar. Las empresas familiares tienen una opción grande acá".
-¿Quienes tienen más inclinación por el emprendimiento, las mujeres o los hombres?
"Es difícil; el hombre es enfocado, se olvida de los hijos, de la comida y de la ropa, por lo que cuando emprenden tienen más éxito. Las mujeres tienen que ser multitask sin olvidarse de nada y asumir el negocio".
-¿Y los hombres lo hacen en grande y las mujeres en chico?
"Las mujeres, es verdad, emprenden en pequeño porque no tienen el enfoque total de dedicarse sólo a los negocios. Pero eso no quiere decir que no puedan llegar al mismo nivel que los hombres o más, porque tenemos muchas facultades".
-¿Qué tienen ellas que ellos no tengan?
"Creo que todos los sabemos; las mujeres tenemos un sexto sentido, una perspicacia que no tienen los varones y por eso, esa intuición femenina les sirva para emprender".
-¿Pero son menos arriesgadas?
"Puede ser por lo anterior. Ellas no quieren arriesgar la estabilidad de su familia, en cambio, el hombre no piensa más que en él; la mujer analiza mil cosas antes de tomar una decisión.
"Esto le juega en contra del emprendimiento, ella necesita estar muy segura para seguir adelante y de ahí que sea fundamental empoderarla. Ellas necesitan una fuerza interior para arriesgarse porque es más integral".
-¿Qué tan determinante es la pareja en el emprendimiento femenino?
"Puede ser un apoyo, pero no lo es todo. También puede ser un lastre a menos que ella lo permita. Si el marido es emprendedor puede ser un complemento por estar los dos en el mismo camino.
"Los latinoamericanos han ido evolucionando, hace algunos años eran muy machistas y veían el emprendimiento casi como entretención y hoy lo ven como un paso fundamental para que la pareja se supere".
-¿En qué áreas les es más fácil emprender? ¿Servicios?
"En todas; en producción la mujer es muy creativa, no es nada más servicio. En Estados Unidos, por lo menos, las mujeres no tienen barrera de sexo para entrar a un campo y creo que eso se está ampliando a Latinoamérica".
-Con tus años en este campo, ¿has podido detectar qué es lo que frena a la mujer en el emprendimiento?
"Definitivamente ellas mismas, necesitan conocerse y valorarse. Y además lograr el balance de familia-trabajo.
"Los obstáculos en el sistema financiero sí son determinantes, por lo menos en esta región".
-En Chile las mujeres son mejores pagadoras...
"Claro, pero no se les da el mismo capital y el tema es que ellas no tienen la misma credibilidad. El problema es que los funcionarios de la banca son hombres; debieran haber más mujeres ejecutivas manejando el crédito".