En países como el nuestro muchas de las grandes marcas imperantes ostentan productos correctos, estandarizados, bien hechitos, un tanto "chatos" y previsiblemente uniformes. Pero "funcionan" comercialmente.
Por otro lado, pequeñas marcas son capaces de mover mucha más materia gris aplicando inteligencia y calidad, pero quedan cortas de distribución, llegada o presupuestos de marketing. ¿El resultado? Mucha marca masiva, poca marca exclusiva.
En países desarrollados pero no únicamente en lo económico sino que en lo intelectual y, especialmente, cultural, vemos que es posible la existencia de marcas grandes con niveles de calidad semejantes a los de esos pequeños y exclusivos mini productores/marcas que sólo pueden diferenciarse vía calidad.
¿Un ejemplo?: la nutella que hoy utilizamos para nuestra receta de postre. Esa pasta de avellanas y cacao que inventaron los italianos y que millones de personas siguen devorando año a año, diariamente...
La nutella, que en sus orígenes fue una suerte de salame de cacao y avellanas que se cortaba en rebanadas para el pan, para luego dar paso a esa pasta más elástica para cucharear, vio la luz con su nombre en 1964 y hoy es responsable de absorber un tercio de toda la producción anual de avellanas del planeta.
Hoy, el grupo Ferrero Rocher, quien la produce, está en más de 30 países, posee 17 fábricas (3 de ellas en Sudamérica) y 37 sedes operativas en todo el mundo. Cuenta con 31 sociedades comerciales y 28 unidades productivas, además de alrededor de 19.000 empleados en todo el mundo.
Y a pesar de estas cifras grandilocuentes, la pasta sigue produciéndose con la misma calidad que siempre.
Un ejemplo a seguir.
Que disfruten y nos vemos luego, Daniel Galaz, chef ejecutivo de restaurant OX.