“Ningún hombre te va a querer”, le dijo su abuela, cuando tenía apenas nueve años. Desde los 4, Rebecca Jane Weinstein había comenzado a engordar, aparentemente, motivada por el divorcio de sus papás, y nunca más logró ser delgada, a pesar de los esfuerzos de los pediatras y de su familia, que no le veían un buen futuro amoroso con sus kilos de más.
Rebecca aún recuerda cómo en primero básico la profesora anunció a su clase que ella no estaba autorizada para comer torta de cumpleaños. Luego le siguieron varios años de desórdenes alimenticios, con los típicos campamentos para niños gordos de Estados Unidos, sin buenos resultados. Para cuando entró a estudiar Leyes a la universidad, un profesor le llegó a decir que nunca encontraría trabajo por ser gorda.
“Esos comentarios se quedan contigo para toda la vida”, dijo la mujer al programa de tv de EE.UU., “
Today”. Allí habló acerca de cómo un gran porcentaje de personas reconocen la belleza con los patrones impuestos en los medios, por lo que el sexo no se relaciona con la obesidad o la vida amorosa.
Esto motivó su segundo libro “
Fat sex: the naked truth”, un texto que reúne cerca de 20 historias de personas de talla grande, que lograron aceptarse físicamente y enfrentarse a las relaciones amorosas.
Se trata, como explicó, del proceso por el que pasaron individuos gordos, para eliminar de sus mentes los prejuicios de que su sobrepeso no les permite ser deseados y mucho menos, amados.
Enfrentarse al mundo de las citas, el flirteo y el romance con un notorio sobrepeso no es fácil. “No hay gordita pesada”, dicen por ahí. Pero lo cierto es que la importancia que hoy se le suele dar a la apariencia genera en los individuos de talla grande, muchas veces, una inseguridad que en nada les ayuda en sus relaciones personales, y menos al sexo.
Según las estadísticas, la discriminación por peso se hace más presente que la de género o raza. Y es por eso que Weinstein decidió crear un
sitio web que reuniera a personas como ella, compartieran sus experiencias y se dieran fuerza parta lograr aceptarse tal cual son.
“No se trata del tamaño del cuerpo, se trata de la vergüenza. La gente gorda no puede esconder sus cuerpos en un closet, pero la vergüenza sí se esconde cuidadosamente, muy lejos. Las personas gordas son simples mortales, y necesitan una voz. Yo soy solo una persona tratando de darles esa voz a aquellos cuya vergüenza no les deja hablar”, señaló Weinstein en
adiosbarbie.com.
“(Hoy existe) una basura en el día a día de la gente ‘grande’, en que deben enfrentar inseguridades que sufren, simplemente, por el tamaño de sus cuerpos, el rechazo y la soledad, y la noción equivocada de que nadie va a querer a alguien gordo. (Pero) la gente gorda puede ser y es amada. Ellos pueden y tienen grandiosos romances y sexo. Estamos con el cerebro tan lavado, creyendo que somos indeseables que se convierte en una profecía autocumplida”.