Siempre se dice que "una alimentación sana y equilibrada hace bien para la salud". Una frase que se repite y que nadie pone en duda. Sin embargo, para quienes adhieren a la línea de la nutrición energética, la comida es mucho más que eso.
Paula Droguett es terapeuta del dolor y aprendió sobre alimentación energética en España, de donde precisamente es originaria Montse Bradford, la pionera en este campo. Según explica, este tipo de nutrición no es una dieta que está de moda, sino que más bien es un estilo de vida que todas las personas deberían seguir. Sin embargo, afirma que el problema es que, a diferencia de Europa, en Chile de seguro los nutricionistas pondrán reparos y lo considerarán como una medicina alternativa o como algo esotérico, a raíz de los postulados que tiene.
La terapeuta sostiene que la alimentación energética se basa en el principio de que cada alimento produce un efecto diferente en el cuerpo, de manera que al utilizar su energía las personas pueden alcanzar y mantener un equilibrio entre mente y cuerpo. Eso sí, no se trata de comer cualquier cosa, ya que los mayores beneficios se obtienen de los alimentos naturales, es decir, aquellos que en algún momento fueron organismos vivos y cuya vida va disminuyendo a medida que se desintegran en el organismo de los seres humanos producto de la digestión.
"Por lo tanto, los alimentos energéticos no son los alimentos inventados por los hombres, como las papas fritas o los embutidos. Se refiere sobre todo a los de origen vegetal, a las frutas y verduras", agrega Paula Droguett. Sin embargo, aclara que no es lo mismo que hablar de vegetarianismo o veganismo, ya que la alimentación energética también acepta algunos productos de origen animal, como el huevo o el pescado.
Continuando con su explicación, la terapeuta señala que al ingerir los alimentos, las personas también incorporan a su cuerpo la energía que éstos poseían. Así, la comida deja de ser sólo una fuente de calorías que los seres humanos ocupan como energía para poder realizar sus funciones y pasa a ser un instrumento terapéutico tan eficaz como un remedio o fármaco.
"La medicina y alimentación energética postulan que todos los alimentos son una herramienta terapéutica, cuyo efecto químico depende de los tipos de alimentos que se elijan, el orden en que se ingieran, la mezcla de sabores, la temperatura que tengan y el método de cocción. Si la persona hace una buena elección y cuida la mezcla de sabores, la temperatura, eso va a provocar un efecto mental y cerebral, que va a desencadenar una reacción fisiológica, es decir, una reacción en el funcionamiento del cuerpo", afirma Paula Droguett.
La terapeuta sostiene que los efectos que los alimentos energéticos tienen en el cuerpo pueden ser de tres tipos: drenantes, tonificantes y reequilibrantes de la salud. Los primeros apuntan a drenar el organismo de todos los líquidos sucios, "es como limpiar todas las células", dice. Los segundos se refieren a dar energía, tonificar, no sólo los músculos, sino que todo el cuerpo. Los últimos tienen relación con reequilibrar todas las funciones del organismo que, por una mala alimentación más una carga emocional negativa, hacen que la persona tenga dificultades de salud.
En otras palabras, a través de una alimentación energética, las personas pueden mejorar enfermedades o trastornos de salud. Así, por ejemplo, cuando las mujeres pasan por sus períodos de menstruación y se sienten emotivas, la terapeuta recomienda que en lugar de recurrir a los chocolates y dulces, consuman una compota de berries, la cual les subirá el ánimo mucho más naturalmente que otros alimentos "falsos".
A quienes pasan por un cuadro de depresión o desánimo, Paula Droguett les sugiere comer verduras de hojas verdes, las cuales tienen clorofila, sustancia con que la planta capta la energía del sol y la transforma en su propia energía. "Entonces, al consumir la clorofila la persona va a tener un subidón de ánimo", sostiene.
Para los casos de nerviosismo, lo más indicado según la alimentación energética es comer pepino dulce, ya que contiene sustancias revitalizadoras. Y si se sufre de cansancio, hay que hacer un jugo de distintas frutas y agregarle unas hojas de menta natural.
Los hombres, en tanto, pueden prevenir el cáncer de próstata tomando jugo de tomate natural, que tiene "altas concentraciones de licopeno, una sustancia anticancerígena", asegura la terapeuta.
Y si el problema es deshidratación, en mejor reemplazar las bebidas isotónicas por agua de apio. "Se pelan algunas ramas y se meten a la juguera con un poco de agua. Eso hidrata el cuerpo naturalmente", dice Paula Droguett.