Uf. Menos mal. Hablar solo no es en sí mismo una conducta patológica. Por el contrario, hacerlo nos ayuda a enfocarnos en una tarea.
Así lo determinó un grupo de científicos de las universidades de Wisconsin-Madison y Pensilvania, quienes descubrieron que hacerlo ayuda a los adultos en muchos sentidos, incluido encontrar objetos perdidos, tal como publicó el Quarterly Journal of Experimental Psychology.
El hallazgo podría ser considerado un alivio, teniendo en cuenta que más de alguna vez se puede ver a personas conversar solas en la calle. ¿O acaso, nunca las ha visto? Si pone atención, se dará cuenta que los monólogos incluyen ademanes y balbuceos que indican cuando la conversa es intensa, dramática y hasta rabiosa. El personaje en cuestión adoptará las expresiones de cada caso.
“Habitualmente nuestros pensamientos permanecen en silencio, pero hay circunstancias en que podemos necesitar reafirmarlos, grabarlos con mayor fuerza en nuestra memoria u ordenarlos personalmente antes de transmitirlos”, explica la doctora Melina Vogel, psiquiatra de la Clínica UC San Carlos.
Entonces no es raro ni anormal, el acto se asemeja al "pensar en voz alta" sobre algo que acontece, preocupa y se necesita ordenar.
Es que con este mecanismo, enseña la doctora Vogel, se agregan a la experiencia de pensar, más recursos cognitivos y experiencias sensoriales, como estructurar una frase, fonetizarla, escuchar como suena, lo que lo convierte en una experiencia que se acerca más a la comunicación que alguna demencia.
“Esto puede ser de mucha ayuda en circunstancias en que la comunicación se prevé que será desafiante. Por ejemplo, cuando tienes que dar una mala noticia, presentarte en público o prepararte para una probable discusión con otro”, acota.
En ese sentido, indica que son muchas las personas que hablan solas porque esa, fue la forma en que aprendieron a ordenar sus pensamientos y emociones. “Se sienten más seguras y reconfortadas”.
Un buen mecanismo
De acuerdo a lo que explica el doctor, Lister Rossel de la Clínica Las Condes, ésta también sería una conducta permanente.
“Lo que pasa es que uno está conversando con uno mismo todo el tiempo. A veces no lo pones en palabras, pero el diálogo a nivel mental y motoro existe, piensas sobre lo que hiciste, cómo resultó y también das instrucciones de mover tu cuerpo, una pierna, un brazo”.
El psiquiatra añade que, la función de este auto diálogo tiene que ver con la búsqueda de hacer mejor las cosas, ya que al rumiar las ideas y ensayar conversaciones, se van incorporando recuerdos, posibles conflictos, soluciones, etc. “En esos momentos también te criticas, incluso hay gente que se insulta a sí misma, pero ojo que no dejan de ser ellos mismos aunque una parte de ellos le habla a otra de él o ella misma”.
Señala que en esta línea, se encuentran las terapias auto-instruccionales para el mejor desempeño de tareas que se usa frecuentemente en niños y adultos, donde se repiten frases en ciertas ocasiones para resolver alguna dificultad.
La patología
La psiquiatra de la Clínica UC revela que la normalidad de este supuesto fenómeno está definida por el contexto y voluntariedad que se manifieste la conducta.
“Lo ideal es que el hablar solo no nos prive de una comunicación con otras personas, o que no nos exponga a situaciones de ridículo y que para ello tengamos la posibilidad de elegir cuándo y dónde”, dice la doctora Vogel.
Porque hacerlo frente en público y en un contexto de supermercado, por ejemplo, puede afectar la imagen personal, ya que posiblemente las personas alrededor no entiendan el monólogo de él o la parlante y como consecuencia, sean tratados y mirados como “bichos raros”.
“El hablar solo es extraño de observar desde afuera, porque se asocia a patologías mentales graves. Tener conciencia de esto permite reservar esta conducta para la intimidad”, complementa la psiquiatra de la Clínica UC.
Para Rossel el límite está cuando la persona deja de darse cuenta que la comunicación es uno mismo, con su pensamiento y pierde la voluntad de reaccionar, creyendo que hay una interferencia que viene fuera de él o ella.
Dicho de otra manera, la patología aparece al perder la noción del contexto social en que se mueve y deja de importar la "sanción social" o ridículo, pues se está exclusivamente enfrascado en el mundo interno y cree que esas alucinaciones auditivas de voces humanas son reales.
“En casos como éstos se está en presencia de una psicosis, que puede tener muchos distintos orígenes, desde la intoxicación por una droga hasta una enfermedad cerebral como la esquizofrenia”, comenta la doctora.
Sin embargo, hoy hablar solo en la calle, arriba del auto o donde sea, no es sinónimo de ser un enfermo mental, sino de alguien que se comunica consigo mismo o que simplemente, que habla por teléfono celular.
Pero si uno retrocediera décadas atrás e hiciera lo mismo sería muy, muy peligroso. Según recuerda Rossel, el solo hecho de musitar era un signo de valor en el diagnóstico de la esquizofrenia. Es decir, varios estarían declarados como locos, y tú, ¿hablas solo?