UPPER DOLPA. - A los 17 años, Tashi Sangmo se casó con un adolescente de 14 años que vivía cerca de su casa, en una remota aldea del Himalaya, en Nepal, pero al convertirse en su esposa también se casó con su hermano menor, perpetuando una tradición ancestral que está desapareciendo.
La poliandria fraternal, una mujer para dos o más hermanos, rompe muchos tabús sexuales occidentales y fascina a menudo a los extranjeros, pero los pobladores la consideran una práctica natural y llena de ventajas.
"Así son más fáciles las cosas, porque los bienes se quedan en una sola familia. No se dividen entre varias esposas, y yo tengo la responsabilidad", declaró Tashi, cuyas palabras en tibetano las tradujo un intérprete.
"Estar casada con dos hermanos permite tener dinero y soy yo quien decide lo que se hace", insistió la joven mujer.
Al casarse con Mingmar Lama, 14 años antes, estaba sobreentendido se su cuñado Pasang, por entonces de 11 años, se uniría a la pareja más tarde, de acuerdo con siglos de tradición que aún respetan algunas aldeas himalayas.
Entre los tres son padres de tres hijos varones, de 8, 6 y 4 años. "Quise compartir el vínculo matrimonial con mi hermano para que la vida sea más fácil para todos nosotros", declaró, por su lado, Pasang, de 25 años, en la casa de la familia, situada en la aldea de Simen, a 4.000 m de altitud, y a cinco días de caminata de la ciudad más cercana.
Los habitantes de Upper Dolpa, que en el pasado formaban parte de las caravanas que iban entre Nepal y Tíbet, siguen con sus yaks perpetuando el comercio, transportando la sal del Tíbet y el arroz de las llanuras de Terai. A la altura en que viven, las tierra de labrantío producen poco.
La vida es simple pero difícil, a 500 km de la capital nepalesa, Katmandú. La poliandria funciona bien cuando se logra una división del trabajo entre los hermanos, con uno cuidando el ganado, mientras otro ayuda en el campo a la esposa, y un tercero eventualmente se dedica al comercio.
Los matrimonios son negociados, las familias eligen una esposa para el hijo mayor y dejan a los menores la posibilidad de casarse con ella más tarde. En algunos casos, las esposas participan incluso en la educación de sus futuros maridos al mantener relaciones sexuales con ellos cuando llegan a una edad suficientemente madura.
A diferencia de la mayoría de hombres en Nepal, un país conservador con una mayoría hindú, los esposos que optan por la poliandria se hacen cargo de las tareas domésticas, ayudando en la cocina y cuidando a los niños.
Las mujeres, por su lado, administran el monedero. La poliandria también funciona como una forma de control de la natalidad, ya que una mujer con dos hombres procrea menos que dos mujeres.
En general, la familia ignora cuál marido es el padre biológico cuando la esposa queda embarazada, pero no hay problemas: los niños llaman "papá" tanto al padre eventual como al tío. Hace diez años, Shitar Dorje, de 30 años, se casó con Karma, de 37.
El hermano menor del marido, Pema, entró en el matrimonio unos años más tarde, después de terminar sus estudios de filosofía budista. "Si alguna vez estamos todos en la casa al mismo tiempo, mi hermano mayor es el que duerme con mi esposa", explicó tranquilamente Pema, de 30 años.
"No soy celoso. No me siento mal cuando mi hermano está en la casa y nuestra esposa está con él. Si fuera celoso, me iría y me casaría con otra", dijo. Muchos ven la poliandria como una suerte de seguro de vida para las mujeres, en caso de fallecimiento de uno de los esposos.
La organización caritativa holandesa SNV, bien establecida en la región, la esperanza de vida es de 48 años para los hombres y 46 años para las mujeres.
Según SNV, 80% de los hogares practicaban la poliandria en la generación precedente, en tanto que en la actualidad la cifra ha caído a entre 1% y 5%, por lo que está tradición podría desaparecer en dos generaciones.