Sí, ¡guácala! No hay duda, que suena asqueroso, pero “comerse los mocos” es una conducta habitual en los seres humanos. Los niños son los campeones. Viven con los dedos de las manos hurgueteándose la nariz, jamás se suenan y los padres a su vez, no paran de gritar algo desesperados, “¡sácate las manos de las nariz, te he dicho que eso no se hace…suénate!”
Sin embargo, aunque usted no lo crea, un médico austríaco Friedrich Bischinger, afirma que es un acto sano y saludable que recomienda y alienta a los padres a no retar a sus hijos cuando lo hagan.
"Médicamente tiene mucho sentido y es una cosa perfectamente natural", dijo.
Según el neumólogo, el dedo al explorar las fosas nasales llega a lugares que un pañuelo no lo hace lo que es beneficioso pues mantendría la zona limpia.
Además, explica que la nariz es una especie de filtro que concentra bacterias y otras sustancias que intentan a través del aire entrar en los pulmones. Entonces, el moco resultante funcionaría como una especie de vacuna.
“La gente que se mete el dedo en la nariz y después se come los mocos consigue reforzar su sistema inmunológico de una forma natural y gratuita”, aseguró.
Otras hablan de trastorno
Pero, el testimonio del especialista austríaco representa solo una opinión ya que sus aseveraciones no están avaladas por datos científicos que comprueben la parte benéfica de esta acción, que es considerada socialmente como reflejo de una mala educación.
Al igual que esta creencia, circulan otras versiones que dicen, que aumenta la potencia sexual en los hombres y en un sentido alarmante, mencionan que provoca infecciones respiratorias y gastrointestinales.
Ahora, el acto persistente en adultos y niños, de acuerdo al DSM-IV el Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, la “biblia” de psicólogos y psiquiatras, la ingestión de la mucosidad nasal es definida como un trastorno conductual o comportamiento sin llegar a ser considerado una patología y queda fuera de los trastornos de alimentación y los tipos TOC, (Trastorno Obsesivo-Compulsivo).
Sea cual sea el efecto o definición, la mucofagia es una acción común que está presente de igual manera en niños y adultos. Sí, es frecuente ver a hombres y mujeres con las manos en la nariz en los lugares más inesperados. Claro, no siempre se los comen pero de que se escarban sus narices con los dedos, no hay duda.
Una visión complementaria
Para la terapeuta floral Maud Ferres (maudferres@gmail.com) la mucofagia es un comportamiento instintivo en los pequeños y concuerda que puede tener un efecto positivo en el sistema inmune.
“Nadie les enseña a los niños comerse los mocos, entonces creo que debe haber una explicación atávica que no conocemos, donde quizás la sal que contiene la mucosidad sea beneficiosa al igual que el efecto que producen los cristales de sal milenarios en el cuerpo”.
Agrega, que es probable que sea un antídoto natural y recuerda la teoría de Masuro Emoto sobre la memoria del agua. Al respecto, reflexiona que como la mucosidad es un fluido corporal es probable que contenga información relevante y que el cuerpo a veces necesita volver a procesar.
“Los niños cuando se comen los mocos lo hacen felices y no les da asco. A diferencia de la orina o excremento, que no se les pasa por la cabeza comérselo ni probar”, opina.
Teresita Espinoza, directora y creadora de esencias florales chilenas (www.elmundodelonatural.cl), invita a mirar desde otro punto de vista el tema de “comerse los mocos”.
“De alguna manera tiene que ver con los líquidos del cuerpo, donde toda secreción es importante y los mocos están en el flujo que va hacia fuera y si se traga, está diciendo que hay muchas emociones de pena, desesperación y rabia que no están siendo expresadas”, elabora.
Si los niños o los adultos no son escuchados, continúa, surgiría esta impotencia por no poder comunicarse, que desde su perspectiva son las que ocasionan, por ejemplo, enfermedades como la bronquitis. En ese caso, explica que la tos la entiende con un querer expulsar aquello que está obstruyendo sea una persona, situación u emoción.
“Al tragarse sus mucosas está absorbiendo secreciones sin eliminarlas, son como lágrimas que quedan estancadas”, comenta.
Teresita Espinoza afirma que el resfrío es síntoma de un bloqueo emocional, sobre todo cuando la persona se siente decepcionada, impotente, desilusionada.
“Se cierran los conductos respiratorios, porque la enfermedad es un correlativo de todo aquello que se vive y cuando uno no expresa, el cuerpo sí lo hace”, dice. Entonces explica, si uno se traga la mucosa, también tiene que ver con los pulmones y que la respiración es un símbolo de independencia, de la individualidad. “Si te comes lo que está en tu nariz hay algo o alguien que te está ahogando”, enfatiza.
De todas manera, sea por manía, bloqueo emocional o instinto habrá que procurar que la nariz de grandes y chicos esté limpia e hidratada. Porque independiente de lo que oculte este afán de meterse los dedos en las fosas nasales, este órgano es el encargado de velar que la respiración sea profunda y no haya nada que obstruya ese movimiento sutil del aire cuando entra y cuando sale. Eso sí es vital.